EL DEDAZO EN FAVOR DE SHEINBAUM
Está más que
cantada la postulación de la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum
Pardo, como la candidata presidencial de Morena para las elecciones del 2024,
por más que el presidente López Obrador (AMLO) insista en que será la “gente”
la encargada de elegir a él o a la candidata presidencial, mediante una o
varias encuestas.
Al principio
de la administración de AMLO el canciller Marcelo Ebrard se perfilaba como el
más viable sucesor, ya que el presidente lo fortaleció con innumerables
funciones y tareas, más allá de las propias de secretario de Relaciones
Exteriores, como las de definir la política migratoria, dejando fuera a la “cabeza
de sector”, la Secretaría de Gobernación; la de establecer el cómo y el cuánto
de la adquisición de vacunas contra el Covid-19; y finalmente, pero quizás lo
más relevante de todo, permitió que un incondicional de Ebrard, el
impresentable “veleta” y “yesman” Mario Delgado, quedara al frente de Morena,
con manga ancha para “negociar” con grupos priistas, panistas, perredistas,
verdes, etc. para incorporarlos a la coalición gobernante, sin importar su
pasado corrupto o incluso ligado al crimen organizado, con tal de ganar, “haiga
sido como haiga sido “ (Calderón dixit) elecciones estatales,
municipales y para el Congreso.
Pero, todo
fue una “cortina de humo” para tratar de que su verdadera candidata, la jefa de
gobierno de la CDMX, pudiera evitar, en alguna medida, la dura lucha que representa
la sucesión presidencial.
Sin embargo,
la poca experiencia de Sheinbaum, la incompetencia de su equipo en la CDMX y la
realidad de una ciudad con cada vez más problemas y deficiencias en todos los
ámbitos, estaban devastando su posible candidatura.
Así, el
aumento de la inseguridad alcanzó su clímax, cuando el mismo secretario de
Seguridad de la ciudad, uno de los funcionarios más cercanos a Sheinbaum, Omar
García Harfuch (proveniente de una familia política priista), sufrió un
atentado contra su vida (26/06/2020), en una de las colonias en donde viven los
ricos y poderosos de la ciudad (las Lomas de Chapultepec), perpetrado por el
cártel de narcotráfico más violento del país, el Jalisco Nueva Generación,
echando por tierra con ello las reiteradas afirmaciones gubernamentales de que
en la capital del país no tenía presencia.
Después, el
incendio en instalaciones del Metro y posteriormente el accidente mortal en la
Línea 12 (3/05/2021), demostró la falta de mantenimiento y de responsabilidad
de las actuales autoridades en este servicio de transporte público; lo que
además se agravó con la torpe defensa que la propia jefa de gobierno hizo de la
entonces directora del Metro, Florencia Serranía, quien en sus declaraciones
confirmó su incompetencia y falta de conocimiento para dirigir tan importante
sistema de transporte para la capital del país.
Así, en
menos de un año, la posible candidatura de Sheinbaum se derrumbaba, lo que
obligó a López Obrador a entrar a su rescate y ante los ataques a Sheinbaum
desde fuera del gobierno, pero también desde el interior, decidió abrir
definitivamente el juego sucesorio, poniendo a la jefa de gobierno claramente
como su preferida (por más que lo niegue).
Ahora
también ya señaló inequívocamente que la forma de elegir a su candidata será
por encuestas, lo que ha generado enorme insatisfacción al interior de Morena,
dada la opacidad de dicho método, pues la dirigencia en turno es la que decide
quiénes hacen las mentadas encuestas, cómo y en dónde se hacen y, peor aún, la
forma en que se dan a conocer los resultados, sin aclarar la metodología,
presentar los cuestionarios realizados, los criterios para elaborar los mismos,
etc.
Es decir, la
encuesta ya realizada (no negociada primero con los posibles precandidatos
sobre la metodología, las preguntas, el tamaño de la muestra, la encuestadora,
etc.) es presentada como “fait accompli”, que debe ser aceptado por los
perdedores sin inconformidad alguna.
Ya el
lacayuno Delgado señaló que todos los aspirantes deben aceptar lo que diga el
presidente López Obrador, así como los resultados que en su momento se obtengan
de las encuestas que se realicen para elegir candidato presidencial, porque
debe prevalecer la unidad y claro, todos están en Morena no por puestos
públicos o protagonismos, sino para transformar al país.
El único
precandidato que formalmente no lo es, porque AMLO no lo considera así, el
líder del Senado, Ricardo Monreal, ya se manifestó a favor de que la elección
del candidato presidencial sea mediante primarias y ha propuesto que sea un
Congreso partidario el que defina el método; implícitamente negándole a AMLO su
“autoridad” para definirlo unilateralmente, dando a entender que si no se “democratiza”
al partido, se corre el riesgo de afectar su unidad. Una nada
velada amenaza de que si se le excluye de la lucha sucesoria, como pretende
AMLO, Monreal puede iniciar un proceso de división al interior de Morena.
Pero todo
indica que AMLO está dispuesto a correr el riesgo de enfrentarse con Monreal,
pues supone que una vez que él lo expulse del paraíso lopezobradorista, nadie
seguirá al senador zacatecano, lo que sólo le dejará abierto el “expediente”
Ebrard, de quien por cierto ya afirmó lo siguiente : “Recordó que él mismo se midió
en 2011 frente a Marcelo Ebrard para la elección presidencial, y aunque él ganó
la encuesta con poco margen, el entonces jefe de gobierno aceptó el resultado
(añadiendo)….Cosa que no es fácil, sobre todo en ambiciosos vulgares (¿Se
habrá referido a Monreal?) que ‘soy yo o hay conflicto’, ‘o me voy de
candidato’ expresó respecto del actual canciller”.[1]
Con ello le
envía un inequívoco mensaje a Ebrard de que va a tener que aguantarse de nuevo,
como en el 2011, su derrota, porque si no, él lo considerara un “ambicioso
vulgar”, y quién sabe, por ahí surge algún expediente sucio, muy sucio del canciller,
como en su momento le tocó al entonces ex gobernador del Estado de México,
Arturo Montiel, que intentó ser candidato presidencial del PRI contra Roberto
Madrazo en 2005, y su pasado corrupto se hizo público, desbaratando así sus
ambiciones presidenciales.
Pero lo que
no tiene en cuenta, o cree que lo puede manejar a su antojo AMLO, es que el
presidente del partido en el poder es todavía (falta ver si de aquí al 2024
sigue siendo así) un incondicional de Ebrard; Mario Delgado, bien podría
manipular la encuesta para que favorezca al canciller.
En todo
caso, Ebrard ya comenzó a lanzar “misiles” no tan secretos, contra AMLO, pues
al terminar una reunión con Monreal en el Senado, supuestamente para darles a
conocer a los senadores el nuevo marco de cooperación en seguridad con Estados
Unidos, manifestó que la reforma constitucional en materia eléctrica, propuesta
por AMLO, no choca con el T-MEC, ya que las empresas que se sientan afectadas
pueden acceder a los paneles de controversias que contempla el mencionado
tratado.
Como ya lo
hemos advertido docenas de veces en este blog, esos paneles de controversias
son un mecanismo para rendir al Estado Mexicano ante las demandas, apetencias y
exigencias de las empresas trasnacionales; tan injusto mecanismo, que incluso
Canadá, en la renegociación de su tratado comercial con Estados Unidos, puso
como condición para aprobarlo, que esos paneles desaparecieran; lo que Estados
Unidos aceptó, por lo que serán los tribunales canadienses los que decidan en controversias
entre el gobierno y empresas que se sientan afectadas por leyes de ese país.
No es el
caso de México, que ya está siendo demandado por miles de millones de dólares,
por varias empresas estadounidenses y canadienses que afirman que las leyes
mexicanas, o la justicia mexicana están afectando sus intereses; y los famosos
paneles, indefectiblemente les están dando la razón a dichas empresas.
Así, Ebrard,
aprovechando la ignorancia de López Obrador en tan crucial tema (pues
cándidamente el presidente afirmó que la reforma eléctrica en nada afecta lo
establecido en el T-MEC, lo que por supuesto es falso), ya dio el aviso a las
trasnacionales de que él sí está en favor de que demanden al Estado Mexicano
por miles de millones de dólares, si se aprueba la reforma eléctrica de AMLO.
Lo que se
percibe con esta oportunista y anti nacional postura del canciller es que si no
le favorece el “dedazo” presidencial para la candidatura, él estará más que
dispuesto a ayudar, asesorar y guiar a las empresas trasnacionales para
devastar las finanzas públicas del país con frívolas y exageradas demandas
contra el Estado Mexicano, ya sea por la reforma eléctrica o por cualquier otra
ley o decisión del gobierno de AMLO; y así, Ebrard se cobraría en dólares su
venganza contra AMLO y su sucesora, por haberlo dejado fuera de la candidatura
presidencial.
El otro
punto “ciego” de AMLO en la sucesión es que, como la mayoría de sus antecesores
en el cargo, ilusamente cree que el colaborador más lacayuno, servil, “leal”,
obediente, etc. es el indicado para sucederlo.
Así lo pensó
Díaz Ordaz de Echeverría, y así le fue. Así lo pensó Salinas de Colosio, y éste
apenas pudo, durante la campaña presidencial se comenzó a alejar de él y de
José Córdoba (alter ego de Salinas), lo que derivó en su asesinato; y
después, Salinas pensó que el muy dócil Zedillo sería el indicado para sucederlo,
y así le fue (encarceló a Raúl Salinas y prácticamente exilió al propio Carlos).
Todo ello
sin mencionar que el último presidente que pudo dejar a su sucesor designado,
como primer mandatario, fue Miguel de la Madrid en 1988 (Carlos Salinas); pues Salinas
no pudo dejar a su primera opción, Colosio (asesinado); Zedillo pretendió que
su sucesor fuera Francisco Labastida, y perdió en las elecciones con Fox; éste
pretendió que su sucesor fuera Santiago Creel, y perdió en la primarias
internas del PAN con Calderón; por su parte Calderón creyó que podía dejar como
su sucesor a Juan Camilo Mouriño (fallecido en accidente aéreo), y después a
Ernesto Cordero, pero perdió en las internas del PAN con Josefina Vázquez Mota;
y Peña Nieto, pretendió que su sucesor fuera Luis Videgaray, pero no pudo imponerlo,
entonces se decantó por José Antonio Meade, que perdió en la elección
presidencial con López Obrador.
Así que el
presidente López Obrador no la tiene nada fácil para dejar a su preferida
Sheinbaum, no sólo como candidata de su partido (eso quizá sea lo que le
resulte más difícil, dada la competencia que se está presentando internamente),
sino incluso como sucesora en la presidencia. Veremos.
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