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Zapata

lunes, 7 de enero de 2019

TERRORISTAS INTENTAN INGRESAR POR LA FRONTERA SUR, DICE EL DEPARTAMENTO DE SEGURIDAD INTERIOR DE ESTADOS UNIDOS

La secretaria de Seguridad Interior de Estados Unidos, Kirstjen Nielsen, siguiendo el guion establecido por el presidente Trump, ha manifestado que el número de hasta “4000 terroristas” detenidos por las autoridades estadounidenses desde su llegada al poder, ha sido en todas las entradas al territorio estadounidense y no sólo en la frontera sur; en ese sentido, señaló que sí se ha detenido un número importante de ellos en esa zona, sin especificar cuántos; y más importante aún, debido a la falta de protección en esa frontera, la posibilidad de que se infiltren por ahí, es elevada (noticia de Fox News en el programa de Bret Baier).
Como sabemos, está en su punto álgido la disputa entre los demócratas, ahora mayoritarios en la Cámara de Representantes, y el presidente Donald Trump, por la negativa a aprobarle más de 5 mil millones de dólares para la construcción del muro fronterizo.
Trump ha insistido numerosas veces que la frontera sur de su país es un desastre, por la que entran ilegales, drogas y hasta terroristas.
Esto último, hasta hace poco, no era avalado por el Departamento de Seguridad Interior[1], primero, porque saben que no es verdad; y segundo, porque hacer una afirmación así implicaría un despliegue de seguridad muy distinto al actual, en el que predomina la patrulla fronteriza; es decir una instancia policial. Si se habla de terroristas, el despliegue de agentes en la frontera cambiaría por completo, dominando sobre todo las instancias de inteligencia y las militares.
Pero a Trump esas sutilezas le importan poco, y lo que necesita es asustar lo suficiente al manipulable pueblo estadounidense para que se inicie una presión desde abajo, hacia los legisladores demócratas y varios republicanos, que no ven con buenos ojos el darle un triunfo político a Trump con el inicio formal de la construcción del muro fronterizo; tema que lo catapultó en las primarias republicanas, en las que finalmente consiguió la candidatura presidencial.
Como ya está desatada la carrera por las elecciones del 2020 (se habla de más de 50 precandidatos del partido Demócrata para la presidencia), todo se analiza y sopesa bajo este prisma, por lo que la batalla por los fondos para el muro tiene que ver mucho más con derrotar a Trump en un tema fundamental, que le ganó un gran apoyo entre su base nacionalista y blanca del Medio Oeste y Sur de Estados Unidos; que con el tema de la seguridad en la frontera sur.
El problema con esto es que si la paranoia sobre el terrorismo comienza a invadir las relaciones México-Estados Unidos, nuestro país se va a convertir en un escenario de disputas geopolíticas mayúsculas, pues los muchos enemigos de Trump y de los Estados Unidos aprovecharán esta preocupación inventada y agrandada por las luchas políticas en Washington, para generar una atención mayor del establecimiento político-militar estadounidense en su frontera sur; alejándolo así, aún más, de otros escenarios de conflicto en el mundo, en donde la presencia estadounidense estorba a diferentes actores (Asia, Medio Oriente y Africa).
El gobierno mexicano ha decidido ignorar las repercusiones de esta batalla política interna, con objeto de no meterse en un tema doméstico de la política estadounidense. Pero resulta que ese tema interno, pega de lleno a México, porque las afirmaciones que se hacen, por más que tengan una intencionalidad política para consumo local, implican que México es un refugio y permite el libre paso de “terroristas” que intentan ingresar a Estados Unidos para atacarlo.
Si el gobierno mexicano sigue dejando pasar afirmaciones tan temerarias, lo que va a pasar en el corto plazo es que esa narrativa se va a afianzar en el discurso político estadounidense y en el de los grandes medios de comunicación de ese país. Y cuando el gobierno mexicano quiera revertirlo, va a ser demasiado tarde.
Y eso le va a pegar de lleno a la muy liberal política migratoria del presidente López Obrador, porque si no puede convencer a las élites y a los medios estadounidenses de que por aquí no entran, ni se esconden terroristas, entonces las presiones para que cambien la política migratoria; y peor aún, para que la política interior de seguridad se parezca todavía más a la paranoica política de Estados Unidos, serán intolerables.
Es hora de que en la cancillería y en Palacio Nacional comiencen a poner un poco de más atención en el giro muy negativo que está tomando el discurso sobre la frontera entre ambos países; porque ignorarlo y hacer como que no nos afecta, va a traer enormes perjuicios para el país.



[1] Por lo que la secretaria Nielsen ha estado a punto de ser despedida de su puesto. Pero como ya no cuenta con su protector, el general John Kelly que renunció como jefe de personal de la Casa Blanca, ahora sí ha asumido plenamente la postura catastrofista de Trump.

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