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Zapata

lunes, 14 de enero de 2019

LOS NEOCONSERVADORES Y NETANYAHU A PUNTO DE CONVENCER A TRUMP DE ATACAR A IRÁN

La contundente derrota que Bashar el Assad, Putin, Irán, Irak y Hezbollah propinaron a las petromonarquías del Golfo (Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos, Bahréin y Qatar)[1], Israel, los neoconservadores, el complejo militar-industrial-de seguridad, Gran Bretaña, Francia, Egipto, Jordania y hasta Turquía, han dejado histéricos, fuera de sí, a la mayoría de estos actores; que ya se frotaban las manos con la balcanización de Siria, el reparto de su territorio y de sus recursos naturales; y por supuesto, la muerte del presidente sirio.
La dispersión y/o destrucción de la mayoría de los grupos terroristas y mercenarios apoyados por estos países, que fueron desmantelados o debilitados por la coalición siria-rusa-iraní-iraquí-palestina, apoyada en algunas regiones del Este y Norte de Turquía por los kurdos, generó una nueva realidad geopolítica en el Medio Oriente[2].
El slogan “Assad debe irse”, ya quedó superado. Por ello, especialmente los neoconservadores que manejan como títere a Trump (Pompeo y Bolton principalmente; apoyados por los senadores Graham, Rubio, Schumer, Cardin, entre otros), junto con el titiritero mayor, Benjamín Netanyahu, decidieron que no iban a retirarse derrotados e impulsaron una estrategia de involucramiento directo de las fuerzas armadas estadounidenses, francesas y británicas, para seguir hostilizando al régimen de Bashar el Assad, a las milicias iraníes y a Hezbollah. Por su parte, Israel ha mantenido sus bombardeos a instalaciones militares sirias y a posiciones iraníes dentro de territorio sirio[3].
Así, el objetivo es no permitir una victoria completa de Siria y sus aliados; mantener en el caos y la guerra permanente al régimen de Assad; y empantanados en esta región a Rusia e Irán.
Pero Trump ya se está hartando de esta “estrategia” que no tiene fin, y por ello, sin consultar con sus “amos”, decidió informar el retiro del simbólico contingente de 2000 soldados que Estados Unidos mantiene en Siria, y que cumple la función de “disuasor” contra los contingentes iraquíes y las milicias iraníes, evitando que establezcan un puente permanente entre Irak y Siria para conectarse con el ejército de Assad. Esto es, lo que buscan es bloquear lo que los estrategas israelíes han definido como “la creciente chií”[4].
No es que tan pequeño contingente militar constituya un factor determinante, sino que está siendo utilizado como “paraguas” de protección para evitar que la coalición ganadora ocupe la mayor parte del territorio sirio, pues cada vez que sirios o rusos han querido rodear la base el Al Tannf[5], en donde se encuentra la mayor parte de las tropas estadounidenses, estas atacan o amagan con atacar a quien lo intente.
Asimismo, neoconservadores e israelíes no quieren que los kurdos queden a merced de un ataque turco, ya avisado por el presidente Erdogan, en vista de que han sido los aliados preferidos de Israel y de Estados Unidos en su lucha contra el gobierno de Assad; y, de hecho, es el único ejército que les queda en el terreno para mantener presión sobre el gobierno sirio.
Pero resulta que tanto Putin como Assad[6], están ofreciendo una alianza a los kurdos para que, a cambio de que no exijan la independencia respecto a Siria, se les ofrezca una región autónoma, que estaría protegida por sirios y rusos, contra cualquier ataque turco; obviamente ello alejaría a los kurdos de sus tradicionales aliados estadounidenses e israelíes; y con ello, uno de los objetivos para mantener a las tropas americanas ahí, es decir la supuesta “protección” a sus aliados kurdos, se desvanecería.
Todo este escenario tan complejo para los neoconservadores y para Netanyahu los ha llevado a conformar un escenario en el que obliguen a Trump a actuar, una vez más, en favor de su estrategia de caos y balcanización del Medio Oriente.
Ahora, desde el Deep State estadounidense (el FBI) y los medios controlados por estos actores (Washington Post, New York Times y Wall Street Journal), se ha lanzado una campaña para acusar a Trump, nuevamente, de aliarse con Putin, a raíz de que no dio a conocer “plenamente” el contenido de su conversación privada con el líder ruso en Helsinki; y que hay en curso una investigación de “contrainteligencia” sobre Trump, en el FBI, por sus supuestos vínculos con Rusia.
Poco antes de ello, Pompeo y Bolton fueron a Israel a afinar la estrategia y recibir instrucciones de Netanyahu para acorralar a Trump con dos objetivos; primero, tratar de revertir la decisión de retirar las tropas de Siria, lo que en principio ya consiguieron, pues lo “convencieron” de que la retirada se alargue por 4 meses; y segundo, iniciar toda una campaña contra Irán (con la próxima reunión anti-iraní a realizarse en Varsovia, Polonia)[7], con objeto de obligar a Trump a iniciar ataques contra este país, sin que exista ninguna razón válida. La que ha esgrimido Pompeo es para obligar a Teherán a “comportarse”, es decir a inclinarse ante el imperio estadounidense y su amo Netanyahu.
La presión para Trump con la investigación del FBI y las acusaciones sobre su reunión con Putin llevan la intención de “ablandarlo”, con objeto de que acepte mantener las tropas en Siria indefinidamente; y sobre todo, de que ordene ataques contra Irán.
A cambio, los neoconservadores y Netanyahu “le bajarán” el volumen a las acusaciones de colusión con Rusia, y dependiendo del nivel de compromiso de Trump con la destrucción de Irán, bien podrían desaparecer por completo la investigación de Robert Mueller y del FBI.
En resumidas cuentas, Trump está, como siempre lo ha estado, atrapado en la red de los neoconservadores, que reciben sus directrices de Netanyahu quien sigue dictando a placer la política estadounidense en el Medio Oriente.
Se avecina una etapa de gran riesgo ante la posibilidad de que estos psicópatas inicien una guerra contra Irán, con todas las graves consecuencias que ello tendrá en el mundo.

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