El presidente
López Obrador (AMLO) ha señalado que en relación a la escandalosa corrupción
que han encontrado en Pemex, “no habrá impunidad”. Y es que, en medio de la
tragedia de Tlahualilpan, Hidalgo, que ha cobrado la vida (hasta ahora) de 88
personas; se ha dado a conocer que en 2013, Pemex entonces dirigida por Emilio
Lozoya Austin (involucrado en los sobornos de Odebrecht por 10 millones de
dólares, que fueron entregados durante la campaña presidencial de Peña Nieto,
con objeto de recibir contratos por parte de quien luego sería presidente de
México), pactó la compra de 700 carrotanques de ferrocarril, que no fueron entregados, por 1400 millones
de pesos, a pesar de que se pagó a la empresa contratada,
Ethan Gas Oil, 400 millones de pesos de adelanto, que tampoco fueron regresados.
Según el
presidente, se indagará sobre este asunto hasta dar con los responsables y lograr
su castigo, así como la restitución de lo robado a Pemex.
Ojalá así
sea, porque durante la campaña presidencial AMLO insistió hasta el cansancio,
que él no era partidario de “venganzas” y que por lo tanto no perseguiría a los
corruptos de gobiernos pasados. Asimismo, ha señalado que él está a favor de
una ley de “punto final”[1] con respecto a los
ilícitos en materia de corrupción de sus antecesores en el cargo; y se supone,
que de ahí para abajo en la jerarquía.
Pero por lo
visto, la perra realidad lo está haciendo rectificar sobre su “perdón” a los
corruptos[2], y ahora sí se va a
perseguir la corrupción cometida en los gobiernos anteriores; o por lo menos
eso hace pensar las últimas declaraciones de AMLO.
Ahora bien,
el reciente voto del PRI junto con Morena en la Cámara de Diputados
para aprobar los cambios constitucionales para la creación de la Guardia
Nacional, desató numerosas versiones extra oficiales de que el partido
anteriormente en el poder, apoyó a la nueva mayoría en este tema, a cambio de
que en el asunto de la investigación al anterior director de Pemex, Emilio
Lozoya -por los varios temas de corrupción y malos manejos durante su gestión
(además del caso Odebrecht), se le absuelva de todo delito.
Si en los
próximos días o semanas no se sabe sobre la investigación del caso Odebrecht,
que fue enterrada por el gobierno de Peña Nieto; o,
no se inician en serio averiguaciones sobre los muchos casos de corrupción y
robo de combustible en Pemex, entonces esos rumores y versiones de que hubo un
pacto Morena-PRI para que pasara por el Congreso la reforma sobre la Guardia
Nacional, a cambio de impunidad para Peña y Lozoya en el caso de Odebrecht, el
robo de combustible y los carros tanque, tomará visos de ser cierto.
Hay que exigir
al gobierno actual que no haga más pactos de impunidad con los corruptos. Que
se investigue, se pruebe y se castigue, al nivel que sea y a quien sea, la
corrupción del gobierno anterior y de los que lo antecedieron, hasta donde la ley
lo permita.
Si AMLO no
termina con la impunidad, de nada habrá servido el enorme esfuerzo y sacrificio
de la sociedad para cambiar a los gobiernos neoliberales depredadores, que
saquearon al país por décadas y cuyos grupos de poder siguen carcomiendo las
entrañas del Estado y la sociedad mexicanas.
[1]
Evidentemente confundiendo esta medida legislativa, con la ley de punto final, que fue una ley
argentina que estableció la caducidad de la acción penal (prescripción) contra
los imputados como autores penalmente responsables de haber cometido el delito
de desaparición forzada de personas, durante la dictadura militar de 1976 a
1983.
[2]
En el caso de la amnistía, lo está haciendo para aquellos presos considerados
como injustamente encarcelados por cuestiones políticas.
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