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Zapata

miércoles, 7 de diciembre de 2016

ENTREVISTA A LÓPEZ OBRADOR

Hoy Televisa le abrió un espacio al dirigente de MORENA[1], Andrés Manuel López Obrador, en el noticiero matutino de Carlos Loret de Mola.
Habiendo sido Televisa durante más de 10 años uno de los principales vehículos de las élites depredadoras y de la subclase política corrupta para atacar y demonizar a López Obrador, llama la atención que ahora le haya dedicado casi una hora al principal dirigente opositor y crítico del actual y los anteriores gobiernos neoliberales.
Esto indica que dichas élites están seriamente preocupadas por lo que está aconteciendo en el mundo, y especialmente en los Estados Unidos, con el ascenso de movimientos y partidos principalmente de derecha y ultraderecha, que cuestionan la globalización y buena parte de la política económica neoliberal que durante más de 35 años ha devastado a la mayor parte de los países del mundo.
Si bien López Obrador viene a ser una vertiente crítica de ese modelo desde la izquierda del espectro político-ideológico (vertiente que ha venido retrocediendo en los últimos tres años en América Latina, ante el embate de las élites depredadoras de la región y de los Estados Unidos), que irónicamente viene en ascenso en México, que ha sido el bastión principal del neoliberalismo en el subcontinente, en las últimas tres décadas.
El triunfo de Trump en Estados Unidos y el peligro que implica para el modelo de sumisión de México a las élites globalizantes de Washington y Nueva York, ha puesto a las élites depredadoras en México ante la posibilidad de que su principal apoyo en el mantenimiento de ese modelo en nuestro país, esto es el gobierno y los capitalistas estadounidenses, se convierta ahora en la principal amenaza.
En este sentido, con toda la debilidad del gobierno peñista y su probada ineficacia, es posible que la supuesta “renegociación” del Tratado de Libre Comercio resulte en elevados costos para las élites depredadoras mexicanas; y al mismo tiempo, se presente una situación caótica con la deportación de millones de mexicanos (y de personas de otras nacionalidades) a nuestro país, agudizando el desempleo, la inseguridad, la pobreza y las protestas sociales.
Así, prefieren comenzar a tender puentes (o en su caso “trampas”) con quien consideran el principal contendiente (y en muchas encuestas, el puntero), para las próximas elecciones presidenciales del 2018.
Quisieran “amarrar” en diferentes compromisos a López Obrador, como por ejemplo: se le preguntó si estaría de acuerdo en defender el Tratado de Libre Comercio ante Trump, y señaló que sí; si apoyaría a Peña Nieto para defender a México y a los mexicanos ante Trump, y también señaló que sí; y también indicó que si bien habrá castigos para los corruptos de gobiernos anteriores, su objetivo principal es evitar la corrupción, acabarla por completo, más que ponerse a perseguir a los corruptos de los gobiernos neoliberales.
Si bien López Obrador manifestó reiteradamente que existe la mafia del poder, dirigida por Carlos Salinas, que ha evitado su llegada a la presidencia mediante fraudes electorales; y que el principal objetivo de esta mafia es enriquecerse mediante la corrupción, ya no subrayó las injusticias propias del modelo económico neoliberal, ni tampoco atacó directamente a los oligarcas depredadores. Se concentró más en reiterar que la corrupción (que calcula en alrededor de 500 mil millones de pesos al año), es el principal problema del país; y erradicándola (no disminuyéndola, sino eliminándola de plano), logrará impulsar el crecimiento económico y la justicia social en México.
Asimismo, si bien no defendió abiertamente a Peña Nieto, sí señaló que la mafia del poder, después de haberlo “inflado” e impulsado a la presidencia, una vez que ya les dejó de ser útil, lo ha convertido en el “chivo expiatorio” de todos los males del país.
Lo que se puede advertir es que las élites depredadoras están explorando la posibilidad de establecer algún tipo de acuerdo con López Obrador, en el sentido de que, en caso de que llegue a la presidencia (algo que de todas formas van a tratar de evitar a como dé lugar), mantenga en su esencia el modelo económico neoliberal; no castigue a la mayoría de los corruptos de la subclase política; y no cambie la esencia del sistema político (por ejemplo, convertirlo en un sistema parlamentario; o establecer la reelección presidencial); a cambio de lo cual esas élites ya no obstaculizarían su llegada a la presidencia y no se opondrían a un programa de combate a la corrupción, siempre y cuando no los toque a ellos.
La realidad es que López Obrador está muy consciente de que tiene que aparentar que ha moderado su oposición al neoliberalismo, y que incluso se podría convertir en su vocero ante Trump, con tal de que por tercera vez, no le roben las elecciones presidenciales.
Es un juego de espejos entre las élites depredadoras (y sus “minions” de la subclase política corrupta), con López Obrador. Cada uno está tratando de convencer-engañar al otro, sin que en esencia ninguno abandone su posición real respecto al país (las élites seguir depredándolo; López Obrador intentar salvarlo).
En lo que López Obrador se vio realmente ingenuo fue en su comentario sobre Trump, afirmando que negociaría con él para “convencerlo” de que lo mejor para ambos países es la cooperación para el desarrollo, y que a Estados Unidos le conviene que México se desarrolle, pues así habrá trabajo para los mexicanos y ya no tendrán que emigrar. Con Trump los “convencimientos” no valen, y si no lo creen, al tiempo.
Más relevante fue su afirmación de que México debe desligarse en materia militar y de seguridad de los Estados Unidos, pues eso sólo desvía recursos del desarrollo y no aporta nada al país.
Así también, su reiteración de que fue un grave error inmiscuirse en las elecciones de Estados Unidos, reafirmando el valor de los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos, implicaría que su eventual gobierno recuperará los principios tradicionales de la política exterior mexicana.
Por supuesto, Loret de Mola intentó entramparlo con el asunto de la muerte de Fidel Castro y de Cuba, haciéndolo pasar como un admirador de la “dictadura cubana”, mientras que López Obrador destacó la dignidad y el carácter de Castro para mantener la soberanía de la isla, ante los embates de los Estados Unidos.
López Obrador tendrá que desarrollar una muy fina estrategia de ahora hasta las elecciones del 2018, pues la élite depredadora está cambiando de estrategia, y en vez de intentar acorralarlo y demonizarlo (que ya vieron que les puede resultar contraproducente, como les pasó a las élites en Estados Unidos con Trump), van a intentar comprometer a López Obrador con sus prioridades; y si no pueden hacerlo, entonces tenderle trampas y sobre exponerlo en los medios de comunicación, para saturar al público con su imagen y su no muy articulada forma de hablar, para de esa forma desgastarlo.
Ojalá López Obrador tenga los asesores y el equipo adecuados para contrarrestar estas estrategias, de unas élites depredadoras cada vez más apanicadas y temerosas de que su poder omnímodo pueda resultar resquebrajado en las elecciones del 2018.




[1] Movimiento de Regeneración Nacional. http://morena.si/

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