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Zapata

sábado, 17 de diciembre de 2016

DESPLOME DE LA NEOLIBERAL ECONOMÍA MEXICANA

El haber amarrado y subordinado a la ya de por sí dependiente economía mexicana al proyecto hegemónico de Estados Unidos, desde hace 30 años, le está pasando los costos ahora también a las élites depredadoras y a la subclase política corrupta, pues su modelo neoliberal depende de las decisiones políticas y el rumbo económico que la superpotencia determine. Es decir México es una variable dependiente.
Y resulta que la coalición de poder triunfadora en las últimas elecciones presidenciales y legislativas del vecino del Norte ya no ve a México (como ilusamente pensaron que sería siempre las élites depredadoras) como “amigo, socio y aliado”, sino como una de las principales amenazas al bienestar económico, a la seguridad interna e incluso a la estabilidad política de ese país (ahí está la no sustentada  acusación de Trump de que el Partido Demócrata usa a los inmigrantes ilegales para que voten en las elecciones, sin tener derecho a ello).
Pues bien, debido a que la entrante administración en Washington piensa deportar al menos (de inicio) a 3 millones de indocumentados (la mayoría de ellos mexicanos), lo que repercutirá en menores envíos de remesas al país y un aumento de personas que buscarán empleo y requerirán vivienda y servicios, poniendo presión adicional a la frágil economía mexicana; en vista de que Trump pretende “renegociar” el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés), para favorecer a Estados Unidos, o de no ser así, darlo por terminado; y de que pretende cerrar prácticamente la frontera común con un muro a lo largo de ella (ya existen muro y cercas a lo largo de 1200 kms), con lo que la emigración de México y Centroamérica a Estados Unidos podría detenerse; las calificadoras de riesgo, los organismos financieros internacionales y ahora, hasta el Banco de México, han desplomado sus predicciones de crecimiento de la economía.
El Banco de México asegura que la economía no crecerá más allá de 1.6% durante 2017 (su anterior previsión era de 1.72%)[1], a pesar de lo cual la Secretaría de Hacienda, como siempre tramposamente, mantiene su previsión de un crecimiento de entre 2 y 3%; totalmente irreal.
En diciembre de 2015 la encuesta de previsión para el crecimiento económico del país que elabora el banco central, señalaba que para el 2017 el crecimiento de la economía sería de 3.29%. Esto quiere decir que en sólo un año (el del Brexit y Trump), las expectativas cayeron en un 48%. Significa que la dependencia de la economía mexicana es tan abrumadora respecto a la de Estados Unidos, que un cambio en la situación político-económica de ese país, derrumba en prácticamente un 50% la confianza en la economía mexicana. Y eso que todavía no se ponen en vigor las políticas que están generando estas perspectivas sombrías.
Además se espera un aumento de la inflación al 3.41% durante 2016, un aumento de 1.28 puntos respecto al 2015; y crecerá todavía más en 2017 en vista de la apreciación del dólar respecto al peso, lo que encarece las importaciones; la previsión de que caigan las exportaciones, si el gobierno de Estados Unidos cumple su amenaza de establecer aranceles a las empresas estadounidenses que salgan del país, y quieran exportar sus productos a territorio estadounidense de nuevo; a las rapaces y disfuncionales reformas estructurales, especialmente la energética, que regaló los hidrocarburos a las trasnacionales, y sin haber construido refinerías en décadas, hay que importar millones de litros de Estados Unidos, los que hay que comprar en reevaluados dólares y con un precio del petróleo al alza otra vez, lo que va a provocar un aumento brutal en los precios de las gasolinas en el país (del orden de 3 a 4 pesos por litro, sólo para empezar el año), y ello golpeará a toda la economía (con lo que el Banco de México subirá nuevamente tasas de interés, haciendo más difícil financiar a las empresas y seguramente ocasionará una crisis de pagos entre los deudores, principalmente las familias en tarjetas de crédito, hipotecas, autos, etc.). Se espera que la inflación llegue en 2017 a 4.17% (de la previsión inicial de 4.01%), aunque lo más probable es que acabe superando fácilmente el 5%.
En resumidas cuentas, la absoluta dependencia de la economía mexicana respecto a la estadounidense (que el FMI calificó acertadamente como el mayor riesgo para el país, por lo que extendió su línea de crédito a 88 mil millones de dólares); instrumentada por la élite depredadora y sus amos en Washington y Nueva York; aunada a la corrupción que identifica a la subclase política del país, y que carcome a todo el sistema político, junto con sus vínculos con el crimen organizado; y un sistema de manipulación y control mediático (el duopolio televisivo) sobre la mayoría de la población, para que permanezca apática, “satisfecha” (la delgada capa de clase media), desorganizada y desmovilizada, están llevando al país al colapso económico, al pudrimiento de las instituciones y con todo ello a la única salida que han encontrado las élites depredadoras y la subclase política corrupta (pleonasmo), para mantener su poder y privilegios: la represión continua y finalmente la dictadura militar (ahí está la Marina haciéndose cargo ya de todas las capitanías de puerto; ahí viene ya la aprobación de la nueva ley de “seguridad interior” que permitirá justificar todo tipo de excesos y de violaciones a las garantías individuales consagradas en la Constitución, que cometan las fuerzas armadas).
Y como de costumbre, el pueblo mexicano resultará el único que sufrirá las consecuencias de todo esto (represión, desempleo, pobreza, marginación, destrucción del medio ambiente, saqueo de los recursos naturales y financieros del país, etc.), mientras las élites depredadoras y la subclase política corrupta ven la forma de salvar su poder y privilegios (a costa del país), ante el próximo embate de la superpotencia contra sus “amigos, socios y aliados”.

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