Iconos

Iconos
Zapata

sábado, 10 de diciembre de 2016

CERCA DE LA DERROTA EN ALEPPO LOS NEOCONSERVADORES Y EL LOBBY PRO ISRAEL

Desde hace más de 5 años los neoconservadores del establecimiento político-militar de Washington junto con el lobby pro Israel, el gobierno de Netanyahu, Arabia Saudita, Qatar, Bahrein,Turquía, Jordania, Gran Bretaña y Francia han armado, financiado y apoyado logística y políticamente a cuanto grupo de terroristas y fanáticos mercenarios han podido, para derrocar al presidente de Siria, Bashar el Assad.
La estrategia del “caos deliberado” para balcanizar el Medio Oriente, con objeto de eliminar a los principales adversarios de Israel, junto con el objetivo de la Casa de Saud de someter al chiísmo en la región, cuyo máximo representante es Irán, está a punto de sufrir su primera gran derrota desde que esta política de destrucción inició, después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
Después de haber devastado Irak y asesinado a Saddam Hussein; de haber hecho lo mismo con Libia y asesinado a Muammar Qaddafi; de mantener en una guerra civil permanente a Afganistán, Somalia, Yemen y Sudán (al que finalmente dividieron en dos países); los neoconservadores (y sus aliados liberales “humanitarios” intervencionistas), junto con los países ya mencionados, pensaron que sería mucho más sencillo derrocar a Assad en Siria, dado que ya habían perfeccionado la estrategia apropiada para ello: armar e infiltrar grupos de mercenarios terroristas que iniciaran protestas y un movimiento de oposición contra el régimen; utilizar equipos especiales para efectuar actos violentos, tanto contra el gobierno, como contra los grupos opositores, para exacerbar la situación; aprovechar la respuesta gubernamental para provocar la muerte de civiles y así tener el pretexto para iniciar una rebelión armada.
Este mismo esquema fue el que impulsó la subsecretaria de Estado, Victoria Nuland (activo miembro neoconservador en el gobierno de Obama; casada con uno de los “padrinos” del neoconservadurismo, Robert Kagan) y el multimillonario George Soros en Ucrania, para el derrocamiento del presidente Yanuckovich.
Pero da la casualidad de que Assad, con todo lo autoritario que pueda ser, sí cuenta con apoyo de una buena parte de la población y en especial del ejército sirio. Además, recibió la ayuda de las milicias de Hezbollah en Líbano y del gobierno iraní.
Todo ello le permitió aguantar los embates de los numerosos grupos terroristas, armados y financiados por los neoconservadores y sus aliados de la región, tales como el “Ejército Sirio Libre”, “El Ejército de Conquista”, Al- Nusra (vinculado a Al Qaeda) y especialmente el Estado Islámico, que se formó con los restos del ejército iraquí de la rama sunnita (y posteriormente por miles de mercenarios de distintos países), pero comandado por individuos cooptados y adiestrados por los servicios de inteligencia estadounidenses, israelíes, británicos y franceses.
Machaconamente los medios de comunicación occidentales insistieron en que Assad “debía irse” porque estaba “masacrando” a su pueblo. Como si Assad se hubiera levantado una mañana con la intención de asesinar a cientos de miles de sus compatriotas, sin razón alguna.
Los terroristas mercenarios se dedicaron a realizar asesinatos horrendos y a publicitarlos en internet, con el claro objetivo de que los ciudadanos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, etc. se indignaran y demandaran a sus gobiernos “intervenir” para dar por terminada la matanza.
Este esquema ya les había resultado a los neoconservadores y sus aliados en los Balcanes, específicamente en Bosnia y Kosovo, lo que motivó la intervención de la OTAN y la destrucción del régimen serbio (aliado de Rusia).
De la misma forma lo utilizaron en Libia, una vez más aduciendo que Qaddaffi iba a “masacrar” a su pueblo, cuando lo que estaba haciendo era combatir a los terroristas mercenarios pagados por Occidente. Les dio resultado, pues derrocaron y asesinaron a Qaddaffi y dejaron en la devastación y el caos total a Libia.
Así que todo parecía alinearse de la misma forma en Siria, pero no contaron con la decidida resistencia del gobierno, el pueblo y ejército sirios, ni con la ayuda de Hezbollah y de Irán.
Fue por ello que una y otra vez intentaron comprometer al gobierno de Obama para que interviniera directamente en el conflicto y así poder derrotar a Assad. Destacó en ese sentido, el ataque con armas químicas de “falsa bandera” realizado por los mismos terroristas, ayudados por los turcos e israelíes, que estuvo a punto de convencer a Obama de iniciar bombardeos contra el ejército sirio. Pero el gobierno ruso se interpuso, y con gran habilidad hizo la propuesta de que Assad entregara todas sus armas químicas, bajo supervisión de la ONU, lo que evitó la intervención militar estadounidense, provocando la ira de los neoconservadores, de Netanyahu y del lobby pro Israel, que atacaron mediáticamente con todo tipo de epítetos a Obama.
Aun así, el continuo apoyo de la CIA, el Pentágono, los servicios de inteligencia israelíes, árabes, qataríes, turcos, ingleses y franceses, con armas, dinero, información, vehículos, etc. a los diferentes grupos de mercenarios terroristas, cobró una alta cuota al ejército sirio, que también se vio mermado por las masivas migraciones de hombres (millones de personas), por las atrocidades cometidas por los grupos terroristas, por lo que para finales de 2015 la situación que enfrentaba el gobierno de Assad era precaria.
Fue en septiembre de ese año cuando Vladimir Putin decidió intervenir directamente en apoyo del régimen de Assad enviando aviones, buques y personal militar para luchar en favor del gobierno sirio.
Debido a ello, en los últimos 15 meses, y a pesar de la campaña histérica de los medios de comunicación occidentales acusando a Rusia y a Siria de “crímenes de guerra” (¿y los que cometieron Estados Unidos y sus aliados en Irak, Afganistán, Libia, Kosovo, etc.?), con objeto de detener la ofensiva contra los mercenarios terroristas; tanto sirios, rusos, como los miembros de Hezbollah y de las milicias iraníes han ido recuperando la mayor parte del occidente de Siria, y después dirigirse a la ciudad más grande del país, Aleppo, que había caído en poder del Estado Islámico desde hace 4 años.
Los últimos meses el ejército sirio y sus aliados establecieron un cerco sobre la ciudad, y fueron recuperando la mayor parte de la misma, concentrando a los mercenarios terroristas en la parte Este.
Lo que han hecho los mercenarios es mantener como rehenes a decenas de miles de habitantes de Aleppo, utilizándolos como “escudos” con objeto de que los bombardeos del ejército sirio y la aviación rusa provoquen cientos de muertes de civiles, y de esa manera sus patrocinadores en Occidente puedan mantener una campaña contra Siria y Rusia, acusándolos de cometer “crímenes de guerra”.
Rusia y Siria convinieron varias veces en establecer corredores humanitarios para permitir la salida de la población civil, pero ello fue aprovechado por los mercenarios para recibir más armas de sus patrocinadores, reorganizarse e intentar romper el cerco.
El pasado mes de septiembre se intentó nuevamente establecer esos corredores humanitarios, pero esta vez fue la aviación estadounidense la que saboteó el esfuerzo, al atacar deliberadamente a varias decenas de soldados sirios, matando a más de 60, lo que convenció a Putin y Assad de que ya no era posible seguir dando concesiones a Occidente, pues estaba claro que no cumplirían con sus compromisos.
De ahí que el último intento en el Consejo de Seguridad de la ONU por parte de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña para establecer un cese al fuego en Aleppo (con el objetivo de dar respiro y quizás permitir la huida de los mercenarios terroristas), fue rechazado por Rusia y China (con esto Beijing le demostró a Estados Unidos que no se va a amedrentar por la serie de ataques del presidente electo Donald Trump, y por el contrario, su alianza con Moscú la va a mantener como palanca ante las presiones de Washington).
Ahora el ejército sirio prácticamente ya domina el 93% del Este de Aleppo, y están a punto de derrotar a los mercenarios terroristas, lo que ha provocado una histérica reacción de los neoconservadores en los medios de comunicación de Estados Unidos.
Basta mencionar que una de las principales voceras del neoconservadurismo, Christiane Amanpour (casada con el ex subsecretario de Estado y miembro destacado del neoconservadurismo, James Rubin), gritaba  fuera de sí el pasado viernes 9 de diciembre en su programa de CNN, “que aún había tiempo” de armar a los mercenarios terroristas (que ellos llaman “rebeldes moderados”) para mantener la resistencia; el ex embajador Peter Galbraith señalaba que lo que se debía hacer era aceptar la derrota y negociar con Moscú alguna amnistía para los “rebeldes”. Pero Amanpour y otra neoconservadora, Evelyn Farkas, casi en las lágrimas ambas, señalaban que algo se podría hacer todavía.
Farkas dio una pista de lo que los neoconservadores van a seguir impulsando, pues afirmó que los restos de los grupos mercenarios van a mutar en células terroristas, y como le sucedió al ejército estadounidense en Irak, van a atacar al ejército sirio y a los rusos con carros bombas, ataques terroristas a diferentes lugares como mercados, estaciones de trenes, aeropuertos, etc. y así mantener la presión sobre Assad.
Así que estos asesinos ante su derrota, pretenden mantener el terror contra el gobierno y el pueblo sirios, al menos como venganza contra ellos, porque se supieron defender contra estos terroristas, que por lo pronto se tienen que tragar el triunfo de Assad y Putin.

Pero el nuevo presidente de Estados Unidos, el egocéntrico y bastante ignorante Donald Trump, está rodeado de neoconservadores y de subordinados del lobby pro Israel (empezando por su yerno Jared Kushner), tales como Flynn, Mattis, Kelly, Pompeo, Manuchin, Cohn, etc. Por lo que muy factiblemente, en unos meses veremos nuevos “ataques de falsa bandera” dentro de Estados Unidos, que serán apropiadamente adscritos a Irán, o a Assad a algún nuevo grupo terrorista, con objeto de convencer al nuevo gobierno y al ingenuo y manipulable pueblo estadounidense de que deben enviar miles de soldados al Medio Oriente, con el objetivo de seguir con la estrategia del caos, especialmente dirigida contra Siria e Irán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario