América Latina y el capitalismo global
Gilberto López y Rivas /I
La Jornada 14 de Octubre de 2016
Hay libros que llegan a impactar a sus lectores por su
profundidad, coherencia y envergadura teórica en el análisis de una realidad
dada, que logran dejar huella de largo aliento y convertirse en referencia
obligada en el campo temático en el que irrumpen, que provocan el debate y la
reflexión porque se alejan de la academia extractivista e incursionan en el
pensamiento crítico, como el que proponen los mayas zapatistas para oponerse a
la hidra capitalista. Este es el caso de la obra de William I. Robinson, América
Latina y el capitalismo global: una perspectiva crítica de la globalización [México:
Siglo XXI, 2015]. Clasificada para los fines editoriales en las disciplinas
desociología y política, la obra es un ejemplo de complementariedad entre esas
ramas de la ciencia social y una economía política encauzada a comprender la
esencia del actual modelo de mundialización capitalista.
Robinson reconoce que a ocho años de publicado su
trabajo en inglés, la sociedad global se encuentra en un caos cada vez mayor y
afrontamos lo que denomina una crisis de humanidad: el impulso implacable
del capital trasnacional de acumular a escala mundial está precipitando un
holocausto ecológico y la guerra sin fin. Más que nunca, América Latina está
envuelta en esta incierta coyuntura global. Esta crisis se destaca por seis
aspectos que la hacen distinta y más grave que las anteriores: 1.- El colapso
de la sociedad humana es una verdadera posibilidad, porque el sistema llega
rápidamente a los confines ecológicos de su reproducción. 2.- La magnitud de
las desigualdades globales no tiene precedente. 3.- La dimensión de los medios
de violencia y su concentración en manos de pequeños grupos poderosos tampoco
tienen antecedente. 4.- Estamos llegando a los límites de la expansión
extensiva e intensiva del sistema capitalista. 5.- El número creciente de los
marginados yredundantes, condenados a serhumanidad superflua, sujetos a
sofisticados sistemas de control y represión –hasta genocidio– afrontan un
ciclo mortal de despojo-explotación-exclusión. 6.- A raíz del colapso económico
de 2008, el desfase entre una economía en vías de globalización y un sistema de
autoridad política basada en el Estado–nación. Las élites globales claman cada
vez más por mecanismos trasnacionales de coordinación y regulación que pudieran
refrenar las fuertes contradicciones y contrarrestar la anarquía del sistema.
Robinson advierte que a partir del agravamiento de esta crisis, la clase
capitalista trasnacional ha puesto en práctica tres mecanismos para sacar
adelante la acumulación global frente al estancamiento: 1.- La acumulación
militarizada, el lanzamiento de guerras e intervenciones y la provocación de un
conflicto tras otro, a fin de lograr ciclos de destrucción y reconstrucción con
el propósito de acumular capitales y obtener ganancias; las farsas de las
guerras contra las drogas, contra el terrorismo, contra las
maras,contra los migrantes, y con ello, se desarrolla una cultura de
capitalismo global que es bélica, agresiva, y que glorifica la dominación, esto
es, la cultura fascista. 2.- El segundo mecanismo es el pillaje de las finanzas
públicas. Los estados juegan el papel de extraer cada vez más excedentes de los
pueblos para entregárselos al capital financiero trasnacional; Grecia y América
Latina son ejemplos. 3.- La frenética especulación financiera que desde el
siglo pasado ya había convertido a la economía global en un gigantesco casino.
Reitera que se vislumbran cuatro escenarios para el
futuro de América Latina y la sociedad global: “el reformismo desde arriba, que
logra estabilizar momentáneamente el sistema de capitalismo global; el descenso
hacia ‘el fascismo del siglo XXI’; el repunte de una alternativa global
anticapitalista, esto es, el resurgimiento de un proyecto de socialismo
democrático, y el espectro del colapso y una nueva Edad de las tinieblas.”
A la interrogante: ¿Y América Latina?, Robinson
señala que las tendencias en cuanto al desarrollo de las nuevas contradicciones
de la época del capitalismo globalizado han seguido madurando, enmarcadas en la
coyuntura de crisis y polarización. Parece que el ciclo del ascenso del
proyecto posneoliberal llega a tener sus propias contradicciones, y más que
nunca el futuro de la región está entredicho y será decidido por el resultado
de las fuertes luchas sociales y políticas que se extienden a lo largo y ancho,
así como por la coyuntura de crisis e incertidumbre.
En este contexto, considera que Venezuela sigue
siendo el escenario crucial para la contienda entre las distintas y antagónicas
fuerzas sociales, clasistas y culturales en el sistema de capitalismo global.
En Ecuador se acumulan nubarrones políticos frente a la empecinada
determinación del gobierno de Rafael Correa de seguir adelante con el modelo
extractivista de expansión de la explotación petrolera y minera a pesar de la
creciente oposición de las comunidades indígenas, sindicales y populares.
Mientras, México se hunde en la colombianización en tanto parece
estarse materializando en este país un proyecto de fascismo del siglo XXI.
Destaca que existen expansivos movimientos sociales y de resistencia “que
enfrentan fuertes escaladas de represión, despojo y terror ante la implacable
marcha de la globalización. Es más que evidente que la ‘guerra contra las
drogas’ es una grotesca cortina de humo para la acumulación primitiva por medio
del terror, la militarización y la paramilitarización. Esta guerra justifica la
criminalización y la represión de los movimientos sociales, mientras facilita
la apropiación de los recursos por parte de la clase trasnacional […] Es más,
esta colombianización se extiende por Centroamérica, sobre todo por Honduras y
Guatemala”. A pesar de este complejo panorama de peligros que enfrenta la
humanidad, Robinson plantea que tanto en América Latina como en el mundo, se
presentan grandes oportunidades para proyectos transformadores y libertadores.
“Primero, el sistema ha perdido legitimidad para muchas personas. Segundo, el
neoliberalismo agota sus reservas materiales e ideológicas. Tercero, los grupos
dominantes alrededor del mundo se presentan divididos y a la deriva […] Cuarto,
la ‘tercermundialización’ del primer mundo abre nuevas oportunidades para
practicar la política radical globalizada, o sea, para desarrollar alianzas
orgánicas entre el Norte y Sur”.
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