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Zapata

miércoles, 12 de octubre de 2016

ESTADOS UNIDOS Y MÉXICO: ¿Amigos, socios y aliados?


La visita del secretario de Seguridad Interior de Estados Unidos, Jeh Johnson a México, parece enviar el mensaje de que Obama está dispuesto a dejar una relación más distendida con el torpe y vasallo gobierno de Peña Nieto, después de la estúpida invitación a Trump[1] y la forma tan pedestre en que pretendió inmiscuirse en las elecciones presidenciales del vecino país, resultando raspado y ridiculizado en todo el mundo.
Johnson afirmó que la frontera con México es una amenaza menor en materia de terrorismo, en comparación a la que significan los vuelos desde Europa hacia los Estados Unidos.
Aun así, se convino en crear otro grupo de alto nivel, ¿qué no ya existía uno?- para que “trascienda” los gobiernos de Peña y Obama[2], enfatizando en los problemas de inseguridad en la frontera, tráfico de personas e inmigración.
Por supuesto que Johnson vino a instruir al vasallo gobierno mexicano en el sentido de que detenga el flujo de haitianos (que ahora con los efectos del huracán Matthew se incrementará) y africanos, que por miles se apiñan en Tijuana esperando entrar como refugiados o con un estatus especial a los Estados Unidos.
En el encuentro se enfatizó que México y Estados Unidos son “amigos, socios y aliados”.
Lo de “amigos” es un chiste, pues Washington utiliza el garrote o la amenaza del garrote, cada vez que su débil vecino pretende “insubordinarse”.
Ahí está como ejemplo las dos veces que Peña intentó acercarse a China (Dragon-Mart en Cancún; tren rápido México-Querétaro), aparecieron en el vecino país historias sobre las propiedades de funcionarios y dirigentes priístas en Estados Unidos, además de darle vuelo en la prensa estadounidense a la catástrofe de derechos humanos que vive el país desde el sexenio de Calderón y ahora con Peña.
Así que eso de amigos, es más bien el aviso de que los corruptos políticos priístas, panistas y perredistas que intenten salirse del control estadounidense, fácilmente pueden ser exhibidos e incluso acusados judicialmente en el vecino país como corruptos y socios de narcotraficantes, lo cual es cierto; gracias a que Washington tiene al menos dos centros de “fusión de información” en territorio mexicano, desde donde interviene las comunicaciones del gobierno mexicano y de sus socios del crimen organizado, por lo que tiene perfectamente documentados los vínculos entre ambos, y los usa para chantajear y controlar a la vasalla subclase política mexicana[3]. Además de que ingenuamente (o será que eso es lo que más les conviene), tanto narcos como sus socios políticos y empresarios mexicanos depositan sus ganancias ilícitas en bancos de Estados Unidos, por lo que ahí tienen bien documentadas e identificadas (para congelarlas o embargarlas) la fortunas mal habidas de estos criminales.[4]
Además, el “amigo” Obama ya es considerado como el “deporter in chief”, el deportador en jefe, pues en su administración se han deportado más indocumentados que en cualquier otra administración en los últimos 30 años (2,800.000)[5]; y ha rechazado la solicitud de asilo de más de 3 mil mexicanos que han huido de sus estados por la inseguridad y la colusión de las autoridades con los criminales.
Socios, pues sí a través del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que comporta una relación comercial de 550 mil millones de dólares al año, con la salvedad de que sólo el 26% de los insumos que se utilizan para producir bienes exportados desde México, son de contenido nacional[6]. De hecho, desde el inicio del gobierno de Peña el contenido nacional bajó del 30.9% al 26% actual, lo que quiere decir que la gran mayoría de las “exportaciones” mexicanas, son tan sólo reexportaciones de importaciones. Esto es, al 74% de las supuestas “exportaciones” no se les añade nada, sólo se les reenvía, principalmente a los Estados Unidos.
Además, las trasnacionales que invierten en México con grandes facilidades otorgadas por el gobierno mexicano, reenvían una buena parte de sus utilidades a sus casas matrices, por lo que el “beneficio” de esas inversiones en el país es mínimo.[7] Así que mucho que vale lo de “socios”.
Y aliados, a través de la subordinación del aparato de seguridad mexicano mediante la Iniciativa Mérida[8] y la inclusión de las Fuerzas Armadas mexicanas como parte del Comando Norte de Estados Unidos, quedando de facto, subordinadas a las directrices que en materia de conflictos armados con otros países establezca el Pentágono[9].
Así que desde el sexenio del fascista, criminal y vende patrias Calderón, las fuerzas armadas mexicanas se han convertido en un apéndice del Pentágono, que muy pronto las obligará a intervenir en las guerras intervencionistas de los estadounidenses (principalmente en el Medio Oriente), seguramente sólo como “carne de cañón”.
En suma, “amigos, socios y aliados” sólo en beneficio de la superpotencia, con los vasallos gobernantes mexicanos sirviendo como “mozos de estribo” de los dirigentes  del imperio.



[1] Y que desde entonces vergonzosamente ha estado pidiendo perdón al gobierno de Obama y buscando desesperadamente una reunión oficial, como la que realizó Johnson.
[2] ¿Cómo va a “trascender” si dichos esquemas dependen de lo que decidan las nuevas administraciones en cada país? ¿Se propondrán leyes que institucionalicen dicha cooperación? En cuyo caso, eso llevará tiempo, debates y la posibilidad de que no se apruebe esa propuesta en Estados Unidos, por las divisiones partidistas.

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