De la técnica a la política
John M. Ackerman
La Jornada 25 de Abril de 2016
La decisión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de
dar por concluido el mandato del Grupo Interdisciplinario de Expertos
Independientes (GIEI) abre una oportunidad de oro para retomar el camino de la
movilización social y la organización política.
El Acuerdo Técnico entre la CIDH y el gobierno
mexicano, que creó el GIEI, se firmó el 12 de noviembre de 2014, en medio de
una de las más importantes irrupciones sociales en la historia reciente. La
fuerza de millones de mexicanos en la calle protestando a escalas nacional e
internacional en favor de los estudiantes de Ayotzinapa y contra el mal
gobierno obligó a las autoridades a abrir las puertas a una vigilancia externa.
Sin embargo, desde el principio el gobierno hizo
todo lo posible por recortar y minimizar el trabajo de los expertos. El Acuerdo
Técnico no fue firmado por el Presidente de la República, o siquiera por algún
integrante de su gabinete, sino por funcionarios menores: una subprocuradora de
la PGR, un subsecretario de Gobernación y el representante de México ante la
OEA. Asimismo, Enrique Peña Nieto confió en que los pagos que daría su gobierno
para cubrir los gastos del grupo de expertos, con una primera entrega de un
millón de dólares en enero de 2015 y otra por la misma cantidad en octubre del
mismo año, asegurarían que los investigadores tuvieran un comportamiento
estrictamenteinstitucional.
Esta estrategia de contenciónsuave se combinó
desde el primer momento con el recrudecimiento de las tácticas más represivas
del régimen. Dos días antes de la firma del convenio con la CIDH, el lunes 10
de noviembre de 2014, el secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos, hizo
pronunciamientos públicos inéditos que deslizaban la posibilidad de un
autogolpe en respuesta a las descalificaciones sociales cada vez más fuertes en
contra tanto del Presidente como del Ejército Mexicano.
Cienfuegos señaló que debido a losjuicios injustos
y erróneos de parte de la sociedad, “el desarrollo y el progreso de la
nación están en juego.Por nuestra parte, vociferó el secretario, las
fuerzas de tierra, mar y aire respaldamos firmemente al señor Presidente de la
República y su proyecto de gobierno para llevar al país a mejores posibilidades
de desarrollo. ¡México, nuestra gran nación, se lo merece!
Una semana después seríamos testigos de uno de los
actos de represión política más burdos y traicioneros en la historia reciente
del país. El 20 de noviembre de 2014, en el 104 aniversario del inicio de la
Revolución Mexicana, cientos de miles de ciudadanos pacíficos convergieron en
el Zócalo capitalino acompañando a los padres de familia de Ayotzinapa. Cientos
de miles más protestaron simultáneamente a lo largo y ancho del territorio
nacional y en más de una veintena de ciudades a escala internacional. Esa noche
los manifestantes prendieron fuego a una enorme efigie de Peña Nieto en la
Plaza de la Constitución mientras cantaban al unísono ¡Fuera Peña Nieto! La
imagen dio la vuelta al mundo e incluso llegó a ocupar la primera plana del más
importante periódico francés, Le Monde.
En respuesta al éxito de la marcha, los granaderos
de Miguel Ángel Mancera utilizaron el pretexto de ataques aislados
protagonizados por jóvenes encapuchados, seguramente infiltrados por el mismo
Cienfuegos, para avanzar violentamente y de manera indiscriminada contra la
multitud. Se generó caos y pánico masivo en la plancha del Zócalo, comparable
al escenario que tuvo lugar el 2 de octubre de 1968 (véase:http://ow.ly/4n20lQ). Hubo cientos de golpeados
y reprimidos, entre los que se incluían mujeres, niños y personas de la tercera
edad (véase:http://ow.ly/4n20nd), y se
detuvo arbitrariamente a 11 estudiantes totalmente inocentes, quienes fueron
enviados de inmediato a cárceles de alta seguridad, acusados de los delitos de
motín, terrorismo y crimen organizado.
La calculada combinación de estrategias de
contención institucional y de represión política surtió efecto a corto plazo.
Si bien se han mantenido firmes en su valiente lucha tanto los padres de
Ayotzinapa como los maestros en rebeldía que se oponen a la reforma educativa,
2015 fue un año relativamente tranquilo para el régimen con respecto a grandes
movilizaciones sociales.
Hoy, sin embargo, se presenta una excelente oportunidad
de volver a articular luchas, así como sacar nuestra indignación a las calles y
las urnas. Los expertos del GIEI no se dejaron comprar por las dádivas
gubernamentales. El informe que presentaron ayer desnuda con gran
profesionalismo e independencia las mentiras de la autoridad y transparenta la
traición de Peña Nieto a la verdad, la justicia y al pueblo de México. El GIEI
hizo todo lo posible dentro del marco de un acuerdo internacional estrictamente
técnico.
Pero los mexicanos no estamos atados por ningún acuerdo
técnico de cooperación. Podemos y debemos poner la mirada más alta. La única
forma de llegar al fondo de lo que realmente ocurrió el 26 de septiembre de
2014, así como de las desapariciones y asesinatos políticos que ocurren
cotidianamente en nuestro país, es por medio de la acción social y política
coordinada.
Ya basta de esperar ingenuamente a que los
criminales se investiguen a sí mismos. Para sacar a los delincuentes de las
calles, primero hay que sacarlos del gobierno.
Twitter: @JohnMAckerman
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