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Zapata

miércoles, 27 de abril de 2016

Trump, el bipolar: discurso sobre política exterior

Fue una verdadera montaña rusa escuchar al bipolar Donald Trump en su discurso ante los miembros de la revista National Interest, en el hotel Mayflower de Washington D.C.
Por un lado Trump criticó hasta el cansancio la política desorientada y desastrosa de Obama-Clinton hacia el Medio Oriente, que ha llevado caos, destrucción y el crecimiento del radicalismo islámico. Pero ni por asomo criticó directamente a la administración Bush y a los neoconservadores por haber sido los principales impulsores e instrumentadores de esa política.
Según Trump, las intervenciones militares en el Medio Oriente tuvieron la ingenua intención de expandir la democracia y convertir a los países de la región en algo similar a los países del Occidente capitalista, lo cual ha resultado en un fracaso completo.
No sé si Trump dice esto porque lo cree, o porque sus asesores pro israelíes se lo han dicho, pero el verdadero objetivo de todas las intervenciones de Estados Unidos en la región en los últimos 25 años han sido para destruir a los enemigos de Israel, enfrentar a las dos ramas del Islam entre sí (chiítas y sunnitas), y de esa manera asegurar la hegemonía israelí en la región. Se ha logrado balcanizarla, para así evitar que surja un competidor de Israel (ya sea Irán, Turquía, Egipto o Arabia; una vez destruidos Irak, Libia y Siria). Trump nuevamente rinde pleitesía a Israel, señalando que es la única "democracia" en la región y que Estados Unidos lo seguirá apoyando.
Si efectivamente Trump va a seguir apoyando a Israel, tendrá que seguir cumpliendo con el camino que los neoconservadores y el lobby pro Israel le han trazado a Estados Unidos, esto es, nuevas guerras e intervenciones para mantener la destrucción de todo el mundo árabe-musulmán y especialmente el persa y chiíta en esa zona, con objeto de que Israel pueda seguir desbaratando a placer a la nación palestina, acumulando más y más territorio; y discriminando y aislando a la minoría árabe palestina que tiene aún la nacionalidad israelí.
En cambio, Trump afirma que si bien pretende destruir al Estado Islámico y que para ello va a exigir a sus aliados en la región que apoyen en el esfuerzo (¿también a Israel, o a ellos no los va a molestar?), su objetivo es "estabilizar" la zona, "pacificarla", ya sin intentar "democratizarla" o apoyar cambios de régimen que no resultan exitosos.
Trump pretende seguir apoyando a Tel Aviv, pero al mismo tiempo evitar más intervencionismo militar contra los que Israel considera sus enemigos; eso le va a acarrear la ira de Netanyahu que va a exigir, junto con los neoconservadores, el lobby pro Israel (ante el que Trump fue a ponerse de rodillas en la reunión de AIPAC), el complejo militar industrial y los demócratas "intervencionistas humanitarios", que Estados Unidos siga con el guión preestablecido de atacar a los que Israel considera sus enemigos. "Bipolaridad" pura.
Otro ejemplo de la "bipolaridad" de Trump, es que no se cansa de afirmar que va a aumentar el poder militar de Estados Unidos (como si ahora no fuera ya por mucho el mayor del mundo), pero al mismo tiempo señala que Estados Unidos será el principal promotor de la paz mundial y que sólo utilizará el poder militar cuando sea en beneficio de los intereses de Estados Unidos (¿què opinarán Netanyahu y los neoconservadores de eso?) y cuando se tenga un plan inequívoco de que se conseguirá una victoria.
Nuevamente se percibe la tensión de por un lado rendir pleitesía al complejo militar industrial, señalando que seguirá el gasto en armas en forma creciente, pero al mismo tiempo afirma que tratará de no usar ese poder militar y de llegar a acuerdos para evitar conflictos con China y Rusia.
Resulta que el complejo militar industrial vive de los conflictos permanentes, y esperar que se crean que el gasto militar va a seguir aumentando, sin guerras e intervenciones militares de por medio, es pecar de ingenuo.
Así también, Trump señala que la peor amenaza al mundo son las armas nucleares y las carreras armamentistas, pero lo primero que hará como presidente es renovar el arsenal nuclear de Estados Unidos y aumentar exponencialmente el tamaño y el armamento de las fuerzas armadas de su país. La bipolaridad a su máxima expresión.
Trump afirma que quiere llegar a acuerdos con sus aliados y espera fortalecer las alianzas que tiene Estados Unidos, pero al mismo tiempo les advierte que si no asumen el costo que les corresponde en esas alianzas, las romperá.
Se lanza contra la "globalización" y afirma que no aceptará más acuerdos internacionales, especialmente en materia comercial, ni de defensa, en los que Estados Unidos subordine su interés nacional (por definición todo acuerdo internacional obliga a una cesión mayor o menor de soberanía, por lo que Trump está diciendo que su gobierno ya no firmará ningún acuerdo internacional más), y subraya que sólo entrará a acuerdos en los que Estados Unidos gane en grande. ¿Qué país querrá hacer cualquier acuerdo con Estados Unidos si lo que va a esperar es que tenga que ceder todo a cambio de nada?
Según Trump la política exterior de Estados Unidos en los años de Obama (y no lo dijo explícitamente, pero implícitamente también en los de Bush) no ha tenido coherencia, lógica, ni ha defendido el interés de Estados Unidos.
Lógica y coherencia sí ha tenido, defender y ampliar la hegemonía de Israel en el Medio Oriente; lo que no ha hecho es defender el interés de Estados Unidos, porqué no estuvo diseñada para eso. Y si Trump la quiere cambiar, por más que diga que adora a Israel y lo defenderá y apoyará (y continúa con su retórica anti iraní), ello lo llevará a confrontarse con Netanyahu, el lobby pro Israel, los neoconservadores, los muchos legisladores de ambos partidos que están comprados por los multimillonarios pro sionistas de Estados Unidos, y con el complejo militar industrial.
También Trump ya le declaró la guerra a todas las empresas que sigan saliendo de Estados Unidos para relocalizarse en otros países, afirmando que ello tendrá "consecuencias" para dichas empresas (se lanzó con todo contra el NAFTA, lo que implica que de llegar a la presidencia daría por terminado dicho tratado), lo que constituye una declaración de guerra contra las grandes corporaciones estadounidenses e indirectamente contra Wall Street, que han impulsado desde hace 35 años (por lo menos) la globalización económica, la apertura del comercio internacional y la inversión extranjera y la conformación de grandes regiones económicas sin fronteras (Unión Europea, el proyecto del Consejo de Relaciones Exteriores de crear la región "Norteamérica").
Así, Trump se va a enfrentar contra los promotores de la globalización, y quienes son sus principales beneficiarios, esto es el 1% de los multimillonarios que poseen las grandes fortunas del mundo y que son los máximos accionistas de las mayores corporaciones mundiales. ¿Cree Trump que podrá lanzar un reto así a los hombres y mujeres más poderosos del mundo, sin que estos respondan? Cuidado porque esto puede llevar a situaciones límite, como intentos de magnicidio (ya otro miembro prominente de la clase alta de Estados Unidos, que pretendió poner en entredicho los objetivos e intereses de los sectores dominantes de ese país, fue "retirado" por la vía del asesinato, John F. Kennedy; y después su hermano Robert, que trató de retar nuevamente al sistema, también fue asesinado).
En fin, una serie de contradicciones, que reflejan una política exterior bipolar, con tantas confusiones como las que Trump tan alegremente critica acerca de la política exterior que ha desarrollado Obama.
Además, Trump se va a enfrentar a enormes intereses dentro de Estados Unidos, que difícilmente se van a quedar con los brazos cruzados dejándolo hacer lo que ha dicho.
Respecto a Rusia y China, parece que pretende entenderse mejor con Putin, a quien sin decirlo, se advierte que admira (lo que también le va a acarrear la ira de los neoconservadores y del complejo militar industrial), y tendrá problemas con China, ya que le va a declarar la guerra comercial y pretende "presionarla" para que Beijing controle a Corea del Norte, algo que seguramente los chinos no van a permitir que suceda, sólo porque Trump lo dice.

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