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Zapata

sábado, 20 de mayo de 2023

 ¿CUÁL TRANSFORMACIÓN? (2)

Para continuar con el análisis de las “transformaciones” que según la narrativa del gobierno de López Obrador ha realizado durante su gobierno, ahora toca el turno de los Recursos directos aportados por el gobierno federal en diversos programas sociales.

Para el ejercicio 2023 el Presupuesto de Egresos de la Federación establece los siguientes rubros:

Pensión para el Bienestar de las Personas

Adultas Mayores: 335,499 millones de pesos (aumento de 36.6% respecto a 2022)

Beca “Benito Juárez” para estudiantes de

Educación Media Superior: 37.554 millones de pesos (aumento de 5.5% respecto a 2022).

Programa de Beca de Educación Básica: 34,922 millones de pesos (aumento de 1.9% respecto a 2022).

Jóvenes Construyendo el Futuro: 25,090 millones de pesos (aumento de 3.1% respecto a 2022).

Jóvenes Escribiendo el Futuro: 11,162 millones de pesos (aumento de 2.2% respecto a 2022).

Sembrando Vida: 37.137 millones de pesos (aumento de 20.3% respecto a 2022).

Pensión para el Bienestar de Personas con

Discapacidad Permanente: 24,078 millones de pesos (aumento de 16.4% respecto de 2022).

Programa de Apoyo para el Bienestar

De Niños y Niñas Hijos de Madres

Trabajadoras: 2,926 millones de pesos (aumento de 1.8% respecto al 2022).[1]

Todos estos recursos suman: 506,368 millones de pesos.

Según el gobierno federal dichos recursos llegan directamente a 25 millones de personas.

Durante el periodo gubernamental de AMLO (2018-2023), faltando año y medio para su conclusión, el monto asignado a programas sociales ha aumentado un 110.6% en término reales.

Los principales cuestionamientos a esta política son que si bien ayuda a que un número considerable de la población pueda recibir apoyos para su manutención, complementando ingresos precarios, en un país en donde el 56% de la Población Económicamente Activa trabaja en la economía informal, esos recursos transferidos directamente a los destinatarios son sustraídos de otros programas e instituciones que tienen que ver directamente con la salud y educación de la población.

Asimismo, no hay padrones completamente confiables que permitan evaluar dichos programas, para saber si efectivamente están llegando a las poblaciones objetivo, y no se están desviando a núcleos de población que no los requieren.

La crítica principal es que por sí solos estos programas no reducen los índices de pobreza, aunque ayuden a evitar que se profundice la misma; son utilizados por el gobierno como chantaje electoral ante la población más necesitada, con la narrativa de que sólo votando por el partido oficial estos programas continuarán (cuando ya están incluidos como derechos en la propia Constitución); y sobre todo, con los aumentos tan relevantes en cada ejercicio presupuestal, no hay seguridad de que las finanzas públicas puedan mantenerlos a lo largo del tiempo, pues no tienen una fuente de ingresos directa que los respalde, por lo que en la medida en que siga creciendo su monto, las presiones a las finanzas públicas se multiplicarán continuamente.

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