Sobre el poder del Presidente
https://www.milenio.com/opinion/hector-aguilar-camin/dia-con-dia/sobre-el-poder-del-presidente
Retomo una
idea de Fernando Escalante Gonzalbo, dicha en una conferencia en el Centro de
Estudios Históricos de Condumex.
Se refiere
al poder del Presidente y a sus alcances.
Se dice que
López Obrador es el presidente más poderoso que México ha tenido desde las
épocas del presidencialismo clásico priista. Lo es, dice Escalante, pero se
trata de un poder personal, que se acumula en sus manos, no en la institución
presidencial.
Es un poder
que sirve para alinear seguidores y para amenazar a críticos, pero no sirve
para el propósito declarado de ese presidente, que es transformar al país.
El
presidente actual puede dar órdenes a los suyos y amenazar, estigmatizar,
incluso encarcelar a quien no se pliega a sus deseos.
Lo que el Presidente no puede hacer con ese poder personal, dice Escalante, son los grandes cambios que pregona, salvo uno, el menos deseable de todos desde el punto de vista del país: acumular poder personalmente a costa de desmantelar los poderes del Estado. Se trata de un poder personal que se consume en sí mismo, añado yo, que no puede ser transmitido a su sucesor si gana las elecciones, pero que servirá para entorpecer al gobierno que le suceda, gane quien gane.
Es un poder
que no podrá tener continuidad, pero será un factor de presión si el
oficialismo gana las elecciones y de inestabilidad si las pierde.
La debilidad
de ese poder es clara cuando se pone la mirada en sus grandes decisiones
transformadoras.
Decidió
atacar la pobreza con subsidios a los pobres, pero los pobres aumentaron.
Ordenó hacer
un aeropuerto que supliera el que mandó destruir, pero su aeropuerto no sirve.
Ordenó
construir en tres años una refinería de 7 mil millones de dólares, pero lleva
cinco años y va en 20 mil millones.
Decidió
combatir la violencia con abrazos y encargarle al Ejército la tarea, pero la
violencia sigue en lo alto.
Lo que ha
logrado el presidente con su poder personal, concluye Escalante, es reducir la
capacidad transformadora del Estado.
Es un poder
que puede imponer, destruir y, después de 2024, estorbar, pero no ha podido
transformar al país.
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