Prospectiva, pendientes y desafíos para 2023
Mario
Patrón
https://www.jornada.com.mx/2022/12/29/opinion/011a2pol
El año
2022 está por llegar a su fin, por lo que es un momento óptimo para
elaborar, como cada fin de año, un balance sobre los avances, pendientes y
desafíos con los que cierra el panorama sociopolítico en México, así como
adelantar una prospectiva de la urgente agenda que deberá ser trabajada
conjuntamente por gobierno y sociedad civil en el transcurso de 2023. Una
lectura responsable del contexto requiere reconocer tanto los aspectos
positivos con los que se cierran el presente año como los grandes pendientes
que persisten, evitando caer así en las dinámicas actuales de polarización que
poco abonan para el fortalecimiento democrático y ciudadano del país.
De un lado
de la balanza, hemos de destacar el comportamiento macroeconómico del país. A
pesar de la crisis económica global pospandemia y la complejidad geopolítica
detonada este año, el peso se mantiene como la moneda más estable frente al
dólar. La inflación, aunque alta, mantiene bajos niveles en términos
comparativos frente a las principales economías del mundo. Por su parte, son
plausibles los incrementos sostenidos al salario mínimo cuyo aumento hace
frente, aunque de manera todavía insuficiente, a la gran deuda que este rubro
viene acarreando de décadas atrás. Igualmente plausibles son las reformas en
materia laboral que han devuelto a la clase trabajadora algunas libertades y
reivindicaciones que dignifican la realidad laboral del país.
Desde el
otro lado de la balanza hemos de partir reconociendo que, a cuatro años de
gobierno de López Obrador, las problemáticas estructurales que más aquejan a
nuestra sociedad, como corrupción, impunidad y violencia, no han encontrado
remedio pese a las promesas que auguraban una transformación de la vida pública
del país. Al mismo tiempo, el discurso anticlasista empleado por la 4T no se ha
transformado en un desmantelamiento de las estructuras de privilegios y
desigualdades que se han anexado al sistema político mexicano, ni sus alusiones
populares han evitado que se gobierne junto a una élite empresarial selecta.
En materia de
seguridad, las fuerzas armadas, aún bajo la denominación de la Guardia
Nacional, han sido incapaces de contrarrestar la ola de violencia que arrastra
el país desde hace 16 años. Por el contrario, la violencia llega a cada vez
mayores rincones, y la macrocriminalidad se apodera de territorios, mercados y
comunidades que ponen en jaque la gobernabilidad del país y su estabilidad
social. La justicia sigue siendo un anhelo incumplido para miles de ciudadanas
y ciudadanos, como sucede en la comunidad de Cerocahui, Chihuahua, donde fueron
asesinados los jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora. Datos oficiales señalan
que, hasta el cierre de noviembre, México registra 28 mil 190 homicidios en
2022 y un acumulado de más de 109 mil personas desaparecidas y no localizadas.
A su vez, con 12 periodistas asesinados en 2022 se empata el máximo histórico
de 2017 como el año más violento para el periodismo en México.
Misma suerte
corre la agenda ambiental del país. México se enfrenta a un estrés hídrico
histórico y en aumento prácticamente irremediable en el corto plazo. La apuesta
por los combustibles fósiles y el desarrollismo basado en extractivismo y
destrucción de ecosistemas van a contracorriente de la urgencia por
contrarrestar un calentamiento global que en México es 1.4 grados por encima de
la media global. Urge diseñar y ejecutar políticas públicas transversales y
contundentes para la planificación hídrica y la transición energética hacia
sistemas con una mayor eficiencia en el uso de los recursos.
Con un Poder
Ejecutivo poco dispuesto a la configuración de pesos y contrapesos
característicos de una sana democracia, y con una narrativa envolvente y
polarizada que se genera y se regenera cada mañana, el panorama permanece en un
entorno de claroscuros. Frente a él la oposición tiene el enorme reto de
responsabilizarse de su propio vaciamiento y construir una plataforma política
digna que otorgue nuevos balances al sistema político mexicano y que trascienda
la actual política reaccionaria.
Será 2023 un
año clave de cara a los procesos democráticos de 2024. Esta cercanía al proceso
electoral pone en riesgo los endebles canales de diálogo y mediación política
que se han precarizado en los últimos años. Nos corresponde como sociedad civil
permanecer atentos a las coyunturas que están por venir y no claudicar en la
exigencia por justicia, verdad, dignidad y paz, en un país herido por la
violencia y la crispación social.
Reivindicamos,
por ende, que 2023 será un año de oportunidad para ejercer nuestra ciudadanía
en la generación de diálogos pertinentes que trasciendan la arena
partidocrática para construir, desde la participación y la inclusión, las
estructuras y redes necesarias para el fortalecimiento de nuestra democracia y
el mejoramiento del país frente a la amenaza de la polarización y la apatía que
han caracterizado los años recientes.
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