|
||||||
Caso Yasmín Esquivel: ¿Cuál sería la
sentencia de la Suprema Corte? Por Carmen Morán Breña La ministra Yasmín Esquivel presentó una tesis plagiada cuando se licenció en la Universidad Nacional
Autónoma de México, un misil informativo que estalló la semana pasada a pocos
días de renovar la presidencia de la Suprema Corte de Justicia, para lo que
se postula la magistrada. Se postula, así, en presente, porque el escándalo
no arredra a la candidata, que se defiende diciendo que esas acusaciones
contra ella son "mentiras y difamaciones" insertas en una
"campaña perversa" para apartarla de la carrera por la
presidencia de la Corte. Su estrategia de defensa se basa ahora en que ella
comenzó a escribir la tesis en 1985, por tanto, la de Edgar Ulises Báez,
que se presentó en 1986, es la copia, no la original. Esquivel entregó la
suya en 1987 y ambas son idénticas. Pobre defensa para un escándalo tan
grande. La directora de aquel trabajo titulado Inoperancia
de los sindicatos en los trabajadores de confianza del Artículo 123 Apartado
A fue Martha Rodríguez Ortiz, quien ha declarado la inocencia de su
antigua pupila y confesado su admiración por ella "como abogada,
profesora, mujer y madre". Todas esas cosas podrá ser la ministra
Esquivel, pero una candidata a presidir la Corte quizá ya no. Cabrían pocas
dudas si un juez tuviera que decidir sobre este caso. La tesis de Báez se
presentó un año antes y encima es más completa porque incluye un trabajo de
campo del que carece la de Esquivel, a la que, como dice Juan Jesús
Garza Onofre, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, "lo
único que le falta por plagiar son los
agradecimientos". Señor juez, ¿puede una persona postularse para
presidir el máximo órgano judicial de un país, la casa de la honestidad, la
objetividad y la justicia, con estos antecedentes? ¿Puede, señor juez,
aspirar a tan alta responsabilidad alguien que quizá no sea ni licenciada en
Derecho? No hay sentencia aún, pero las pruebas parecen irrefutables, lo suficiente para
hacerse a un lado, para retirarse como aspirante a la elección y como
ministra misma y prepararse exhaustivamente a limpiar una dignidad manchada,
si lo logra. ¿Qué sentido tendría ocupar un cargo que no goza de la confianza
ciudadana en lo más mínimo? La ministra empezó argumentando que la atacaban por
ser mujer, después se dijo que por ser la tapada del presidente Andrés Manuel
López Obrador para el cargo. Y todo eso podría ser verdad, pero ¿y qué? Son
hechos contra opiniones. Y los hechos han destapado un pozo de irregularidades
en la UNAM, que van a ser investigadas. Las primeras pesquisas de la
institución académica señalan “un alto nivel de coincidencias” entre los dos
trabajos de licenciatura. Este periódico comprobó que había una tercera tesis
igual a las de la polémica y otras seis plagiadas dirigidas también por Martha
Rodríguez Ortiz entre 1986 y 2010. Los controles académicos no
parecen haber sido muy rigurosos, por decirlo diplomáticamente. El presidente López Obrador pudo haber guardado
silencio, después de todo la cosa no iba con él, pero prefirió opinar:
"Cualquier error cometido por la ministra Yasmín cuando fue estudiante
es infinitamente menor al daño que ha ocasionado a México el señor que hace
la denuncia, Sheridan". Viene a exculpar los pecados de la ministra como
propios de la juventud. Si un estudiante no tiene la energía y la ilusión por
completar su licenciatura con una buena tesis, ¿se podrán esperar mayores
ánimos con el paso de la edad o, en cambio, un mejor perfeccionamiento de las
mañas? La UNAM ha declarado su intención de investigar el
asunto. Es lo mejor para no malacostumbrar a los estudiantes. La impunidad es
la gran mácula en México, la que protege al delincuente e incita al delito.
Pero los ministros y la presidencia de la Corte están formados para combatir
todo esto. ¿O no? |
No hay comentarios:
Publicar un comentario