2023: el inicio del derrumbe
La economía
perderá impulso por el frenazo de EU, la dura (y muy necesaria) política
monetaria del Banco de México para bajar la inflación y una inversión privada
que carece de incentivos.
Un año de
desaceleración económica y creciente incertidumbre política. El quinto año era tradicionalmente
el pináculo del sexenio en la era del priato, y así debería ser en el morenato,
pero Andrés Manuel López Obrador ha optado por la ambición desmedida y la
destrucción. Será el año en que el destino empezará a alcanzarlo, ese trecho
que mostrará el abismo al que está llevando al país.
La economía
perderá impulso por el frenazo de Estados Unidos, la dura (y muy necesaria)
política monetaria del Banco de México para bajar la inflación y una inversión
privada que carece de incentivos, sobre todo por el crimen, como es la
extorsión, y los ataques presidenciales en ciertos sectores, destacadamente el
energético. La inversión pública seguirá concentrándose en proyectos sin
impacto en el crecimiento, como son Pemex (incluyendo Dos Bocas) y el Tren Maya.
Básicamente, seguirá tirando cientos de miles de millones de pesos en agujeros
negros que son elefantes blancos.
El PIB
aumentará alrededor de 1% el año entrante, acercando el valor de la economía al
que tenía en 2018, y mostrando claramente el sexenio perdido. En términos de
PIB por habitante, habrá que esperar a 2026 para alcanzar el nivel registrado
entonces. La pandemia en parte explica el desastre, pero el resto de la
responsabilidad le corresponde al inquilino de Palacio Nacional, quien no se cansó
de criticar a los sexenios anteriores por el bajo crecimiento. Ahora el 2%
promedio de esos gobiernos parece una expansión asiática comparada con el
registro negativo que llevan acumulados los primeros cuatro años lopistas. Lo
que AMLO prometió en 2019 es que habría un crecimiento promedio de 4% en su
administración, y que en 2024 se crecería a una tasa de 6%.
En 2023
destacarán otras promesas fallidas. Dos Bocas no solo no empezará a producir
gasolina, sino que es probable que no lo haga en todo el sexenio, mientras que
el costo estimado del proyecto al menos se duplica. Lo que también se duplicó
fue el presupuesto para construir el Tren Maya, que se supone debe estar
terminado a fines del año. Pero el ofrecimiento estelar es que entonces los
mexicanos gozarán de un sistema de salud como Dinamarca, lo mismo que ofreció
en 2020. No habrá ni gasolina, ni tren ni salud.
Un año en
que las corcholatas se darán hasta con la cubeta, gracias al afán presidencial
de jugar al tapado como en la época del PRI, solo que sin la menor discreción o
mano izquierda. Esto mientras trata de controlar el aparato electoral por medio
de su Plan B, en medio de controversias sobre su inconstitucionalidad.
Resolverá una Suprema Corte que quizá será presidida por una persona que plagió
(prácticamente calcó) la tesis de licenciatura que presentó para titularse como
abogada en la UNAM. Una vez más, la marca AMLO: 100% de lealtad aunque sea
corrupta, como es apropiarse del trabajo intelectual de quien sí hizo el
trabajo original.
Un año en
que seguirá ofreciendo abrazos a los criminales mientras continúan los balazos,
en que repetirá, como con la salud danesa, que pronto se tendrán resultados. Un
año que al terminar dejará a López Obrador con solo nueve meses de gobierno,
pues será el primero en terminar el 1 de octubre. El 2023 será el último en que
podrá seguir fantaseando y decir que “en un año” se cumplirá esto o aquello, en
tanto sigue dinamitando a las instituciones democráticas, barrenando los
cimientos de la economía y minando a la sociedad por medio de la polarización.
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