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Zapata

miércoles, 22 de julio de 2020


ESTADOS UNIDOS LLEVA A PELIGROSOS LÍMITES LA CONFRONTACIÓN CON CHINA
Ante el evidente fracaso de la administración Trump para enfrentar la pandemia del coronavirus[1] y las crecientes dificultades para reabrir las actividades económicas, ha decidido profundizar la estrategia de culpar a China de dicha situación, para desviar la atención de la población estadounidense de las cada vez peores condiciones de salud, económicas y sociales en las que se encuentra, agudizadas por las crecientes protestas contra el racismo y la desigualdad económica y social en numerosas ciudades estadounidenses.
Las encuestas en la carrera presidencial siguen siendo desfavorables para Trump[2], lo que ha generado todavía más desesperación y urgencia en su gobierno por encontrar no sólo un “chivo expiatorio” que le ayude a redireccionar la animadversión del electorado estadounidense hacia otro lado, sino que también pueda lograr que alguno de los países a los que ha definido como sus enemigos (China, Rusia, Irán, Venezuela, Cuba, Siria, Corea del Norte, Nicaragua, etc.) caigan en sus reiteradas provocaciones, para que así se genere una crisis internacional; o mejor aún, una confrontación bélica, que lleve a la población estadounidense a agruparse alrededor de su presidente y de su gobierno, y así se olviden de la pandemia, de la crisis económica, de las protestas sociales; y con todo ello se decidan por reelegir al empresario inmobiliario, en las elecciones de noviembre.
Ahora Trump ha decidido enfrentar con la fuerza cualquier intento chino por evitar el continuo paso de naves militares estadounidenses por el Mar del Sur de China; ha logrado que la Gran Bretaña prohíba definitivamente la  participación de la empresa china Huawei en el desarrollo de la red 5G en el Reino Unido; ha establecido sanciones contra prominentes miembros (y sus familias) del Partido Comunista chino, por su supuesta intervención en la represión de los musulmanes en la provincia de Xinjiang; y por la misma razón, ha sancionado a empresas chinas que supuestamente forman parte de dicha política (trabajos forzados para la población musulmana)[3]; ha cerrado la posibilidad de nuevas visas para estudiantes e investigadores chinos en universidades estadounidenses; ha dado por terminado el status especial para Hong Kong, por la aprobación de la nueva Ley de Seguridad por parte del gobierno de Beijing; y ahora, ha cerrado de manera intempestiva el consulado chino en Houston.
En suma, Washington está aplicando la misma estrategia de permanente provocación y hostigamiento que aplicó en su momento contra Japón en los años 30 del siglo pasado, y que llevó al gobierno de Tokio en ese entonces, a no encontrar otra opción más que la guerra contra Estados Unidos, con el ataque a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941[4].
Por supuesto que Estados Unidos siempre se justifica y se autoproclama como el “bueno” de la película, contra los “malos” (“malign behavior”), que no hacen caso a sus benévolos llamados a comportarse; y por lo tanto el gigante tiene que ponerlos en orden.
La realidad es que esta irresponsable estrategia de llevar hasta el punto límite antes de la guerra, a sus contrincantes (junto con sus aliados-subordinados de la anglósfera, Gran Bretaña, Canadá y Australia), puede llevar a que Beijing (y eventualmente Moscú y Teherán[5], acaben por perder la paciencia y comiencen a responder de manera similar a los Estados Unidos; que es justamente lo que quiere Washington, para contar con una crisis mayúscula internacional antes de las elecciones presidenciales de noviembre, y así salvar la presidencia de Trump.
Arriesgadísima estrategia, que puede poner al mundo al borde de una guerra nuclear, en medio de una pandemia, como no se había visto en 100 años; una crisis económica, como no se había visto en 90 años y una crisis social, como no se había visto en el último medio siglo.
Pero está visto que el establecimiento político-militar de Estados Unidos está más interesado en la permanencia de su decadente imperio y de los resultados electorales en noviembre, que de la paz y la seguridad del mundo entero.




[1] Tiene 3 millones 970 mil casos confirmados, el 26.46% del total mundial; y 144,000 muertos, el 23.33% del total mundial. En ambos rubros, es el primer lugar en el planeta.
[3] No deja de ser cínico por parte de Estados Unidos el que supuestamente defienda a los musulmanes en China, cuando se ha pasado 20 años bombardeando y destruyendo los países islámicos en el Medio Oriente; y sus medios de comunicación, dominados por el lobby pro Israel, han desarrollado una permanente islamofobia.
[4] Existen muchas versiones sobre el conocimiento previo de la cúpula político-militar estadounidense sobre este ataque, permitiendo que sucediera, para tener la justificación que necesitaban para enfrentar a las potencias del Eje. https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2016-12-07/pearl-harbour-ataque-a-traicion-otro-punto-de-vista_1299696/
[5] Quienes están siendo hostigados, por su parte; especialmente Irán, con los múltiples sabotajes a sus instalaciones estratégicas.

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