EL CORONAVIRUS EN MÉXICO
Hasta el 13
de julio del 2020 se tenían confirmados en México un total de 304,435 casos
positivos (séptimo a nivel mundial) y 35,491 defunciones (el cuarto lugar
mundial, después de Estados Unidos, Brasil y Reino Unido).[1]
El gobierno
de López Obrador afirma que la pandemia está controlándose en el país y que con
el cuidado debido pueden seguir reabriéndose las actividades normales de la
población.
Señala que
el sistema hospitalario del país no ha sido rebasado por la cantidad de
personas contagiadas y que ya se cuenta con un número importante de
ventiladores (12 mil), con los que se puede hacer frente a los casos más
graves.
Sin embargo,
los críticos del gobierno señalan que el número de muertes y de contagiados es
muy alto y sigue elevándose cada día más, por lo que ponen en duda que la
estrategia gubernamental para contener los contagios, atender a los enfermos y
evitar las muertes esté dando resultado, por lo que el reinicio de actividades
sólo va a empeorar las cosas.
Ambos,
gobierno y sus críticos, tienen parte de razón, ya que es cierto que la
capacidad hospitalaria del país ha mejorado para atender la enfermedad y hasta
ahora, no se ha visto rebasada; pero también es cierto que los enfermos que
llegan a los hospitales están en alto riesgo de morir, ya sea porque tienen
otras enfermedades que complican su cuadro (enfermedades respiratorias,
diabetes, hipertensión, obesidad, etc.); por su edad (personas mayores de 65
años); porque llegan demasiado tarde para ser atendidas o porque su propia
constitución física no soporta los efectos de la enfermedad, sobre la cual se
sabe poco todavía.
Pero también
es cierto que la mayoría de los hospitales no cuenta con el suficiente personal
entrenado para atender a los contagiados; o no tiene el suficiente equipo y
material; o no pueden recibir a tiempo a todos los contagiados y tienen que ser
enviados a otros hospitales, empeorando así su situación.
Otro tema de
debate es si las cifras que está dando el gobierno son suficientemente
confiables, ya que al parecer hay desfases entre el momento en que se captura
la información completa de cada paciente y el que se registra en el sistema
central del gobierno federal.
Así también,
hay comentarios de que muchos pacientes que se están contagiando y muriendo por
el coronavirus, ni siquiera llegan a los hospitales, y están muriendo en sus
casas o en consultorios privados,
Así también,
el gobierno de López Obrador acusa a los medios de comunicación contrarios a su
gobierno, de exagerar la gravedad de la situación y esparcir rumores que no
tienen fundamento.
Todo lo
anterior sólo abona a que la población se sienta cada vez más insegura y
complica una respuesta coordinada entre autoridades y sociedad a la pandemia.
El golpe
económico que está sufriendo la población con el cierre obligado de
actividades, es enorme; pues por ejemplo el Instituto Mexicano del Seguro
Social (IMSS) tiene registrada una pérdida de 1 millón 30,366 empleos formales
en marzo, abril y mayo (falta junio y lo que llevamos de julio); mientras que
el cálculo de la pérdida de empleos en el sector informal de la economía llega
a 14 millones de personas[2].
Para colmo,
la caída de entre 9 y 10% del PIB que se espera para la economía mexicana este
año, llevará a que prácticamente el sexenio actual se pierda en materia de
crecimiento económico, si se toma en cuenta que el primer año tuvo una caída de
-0.3%; y considerando que pudiera crecer el país un 3% cada uno de los años del
resto del periodo del presidente López Obrador, la tasa media de crecimiento
por año sería de apenas 0.3%.[3]
De ahí que
la polarización política entre el gobierno de López Obrador y sus aliados, y la
oposición política y los críticos del gobierno, sólo va a profundizar las
crisis sanitaria y económica, resultando la mayoría de la población, y en
especial los más pobres, los que resulten más afectados.
Se requiere
un pacto nacional de cooperación para atender primero, el aumento de contagios
y muertes, que efectivamente ha venido creciendo en el último mes de manera
preocupante. Porque si la economía y las actividades normales se reabren de
manera desordenada (cada estado y municipio según sus prioridades), lo único
que va a suceder es que aquellas entidades y localidades que hayan podido
avanzar en la contención del contagio, se van a ver afectados por los que no
tengan una estrategia consistente, y ello va a llevar a un continuo freno y
arranque de las actividades que va a acabar por desesperar a la población, con
protestas cada vez más violentas.
Es necesario
generar un acuerdo político sobre cómo ir abriendo actividades a la par de ir
atendiendo mejor a los enfermos; y sobre todo, disminuyendo la cantidad de
muertos.
Algo que el
gobierno tiene que considerar seriamente es establecer algún tipo de ayuda
monetaria por algunos meses, para la población que sin culpa alguna, se ha
quedado sin ingresos.
Esa terquedad
neoliberal del gobierno de López Obrador de no querer incurrir en un gasto
extraordinario para ayudar, no a las empresas en sí, sino a los trabajadores de
estas empresas, así como a los trabajadores de la economía informal, va a
ocasionar una crisis social de enormes consecuencias.
Más vale que
dentro de la coalición gobernante asuman la responsabilidad de ayudar a la
población que se está quedando sin fuentes de ingreso, antes de que la realidad
misma se les venga encima con protestas sociales; y quien sabe si también con
votos en contra de su proyecto, en las elecciones intermedias del próximo año.
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