Donald Trump tenía razón: México pagó el muro
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Desde Honduras, El Salvador, Nicaragua y
Guatemala caminan con destino a los Estados Unidos miles de migrantes que escapan
de la violencia y pobreza existente en esos países. Transitaron sin obstáculos
hasta que llegaron a la frontera con México donde encontraron las puertas
cerradas y la condición de dejarlos pasar siempre y cuando se ajustaran a las
leyes mexicanas.
Los
migrantes, mediante una carta, solicitaron la autorización del presidente López
Obrador para que les permitiera transitar hasta llegar a la frontera de los
Estados Unidos a fin de pedir asilo en ese país. El gobierno del presidente López Obrador
les ofreció ingresar a México de manera segura, ordenada y regulada y, para los
que quisieran, cuatro mil empleos en alguno de los programas sociales. La
oferta fue rechazada.
Los centroamericanos esperaron algunas horas
la respuesta a su solicitud de tránsito en el puente internacional Rodolfo
Robles y, ante la negativa a su demanda, unos dos mil, hombres, mujeres y niños
decidieron ingresar a México cruzando el Rio Suchiate, donde fueron detenidos
por agentes de la Guardia Nacional (GN) y del Instituto Nacional de Migración
(INM).
La mayoría de los migrantes fueron contenidos
y otros detenidos por la GN con gas lacrimógeno, que fue respondido con piedras
e insultos. El saldo fue de al menos cinco
elementos descalabrados de la GN, así como algunos migrantes lesionados. La
situación es tensa. (La Jornada, 21 de enero de 2020)
La frontera sur hoy es de alto riesgo ante la
demanda de miles de centroamericanos que quieren pasar por México para llegar a
Estados Unidos y cumplir su sueño.
La política migratoria del Gobierno de López
Obrador, como él dice, no es igual a la de gobiernos anteriores. En el pasado,
el gobierno mexicano sostuvo la política exterior de aceptar a los migrantes
que pedían asilo, no obstaculizó el tránsito de los que deseaban llegar a
Estados Unidos, protegió a los que huían por razones políticas y demás, lo que
le dio fama como país generoso, entre diversos países latinoamericanos, pero
también de Europa.
En sus primeros días de gobierno el
presidente López Obrador, refrendó que su política hacia los migrantes sería de
solidaridad, lo que se manifestó en el trato hospitalario que recibieron
caravanas de migrantes de llegaron a México en los primeros meses del año 2019
y transitaron hasta la frontera norte para solicitar asilo político al gobierno
de los Estados Unidos.
El número de migrantes creció y desbordó la
capacidad de atención de las instituciones de México y los Estados Unidos, con
lo que se creó un conflicto en aquel país y puso en crisis la política
migratoria del presidente Donald Trump que, por años, ha insistido con detener
a los migrantes construyendo un muro y asegurando que México lo pagará.
En mayo de 2019 el presidente Donald Trump afirmó
en un discurso que la cooperación pasiva de México al permitir el flujo
migratorio masivo constituía una emergencia y una amenaza para la seguridad
nacional y economía de los Estados Unidos. Dijo que México “podría frenar el flujo
ilegal de migrantes”, pero lo ha permitido por años.
El
presidente Donald Trump amenazó
a México con elevar los aranceles a los productos que se
elaboran en el país e ingresan a los Estados Unidos. “A partir del 10 de junio
empezará la escalada que parará en octubre cuando alcance 25 por ciento el
cobro de aranceles.” La medida se mantendría, dijo Trump, hasta que México
frenara el flujo migratorio hacia la frontera de Estados Unidos.
Después de la presión de Donald Trump, la
política migratoria de López
Obrador mandó al cesto de la basura la tradicional política exterior mexicana al
pasar de la migración como un derecho humano, a la migración ilegal y creó tres
cercos para detenerla. “Uno en la frontera con Guatemala, otro en el Istmo de
Tehuantepec y otro más en la frontera con Estados Unidos. Para ello se han
desplegado a 25 mil 500 elementos en el país.” (Sol de México, 25 de junio de
2019)
Donald Trump rechazó la política migratoria
de López Obrador que estimulaba el crecimiento de los flujos migratorios hacia
los Estados Unidos. Endureció su posición y refrendó en su discurso que México
pagaría el muro que ha prometido insistentemente desde que buscaba la
presidencia.
Los sucesos que hoy observamos en la frontera
sur indican que López Obrador cumple el compromiso de frenar la migración que
asumió con Donald Trump, quien tuvo razón: México pagó el Muro.
El Plan de inversiones para el desarrollo de
los países de América Central, que arraigue a su población, está pendiente.
También el flujo de armas de Estados Unidos hacia México.
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