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Zapata

lunes, 12 de noviembre de 2018

HIPÓCRITAS

Cuando las marchas y las protestas son a favor del capitalismo, de sus beneficiarios y de los intereses de las clases altas, entonces son bienvenidas; qué bueno que se ejerzan así los derechos; debería haber más.
Pero cuidado si son a favor de los grupos y clases más desfavorecidos; de los que son despojados de sus tierras y aguas; de los que sufren la corrupción, la violencia y la inseguridad diarias, sin que las autoridades actúen para prevenirlo o castigar a los culpables; de los que protestan contra la impunidad de autoridades y corporaciones que destruyen sus fuentes de trabajo; o quienes están contra la violación del uso de suelo habitacional en sus colonias; o por los muy deficientes servicios de salud, de agua, de electricidad; o los altos precios de los mismos. A esos sí que se les reprima, se les condene, se le prohíba marchar, manifestarse. Además, obstruyen las vías de comunicación, son una molestia, que los quiten, que los metan a la cárcel.
La doble vara de la burguesía mexicana y latinoamericana; que cualquier redistribución del ingreso que provenga del Estado; que cualquier política pública que trate de mejorar algo la vida de los pobres y necesitados; que las leyes y medidas que afecten mínimamente sus riquezas (por lo general mal habidas, provenientes de la corrupción, la colusión con el crimen organizado, fraudes y tráfico de influencias; cuando no del capitalismo de compadres) es calificado como “populismo”, el equivalente actual al “comunismo” de la era macartista.
Las lacayunas clases altas latinoamericanas, que han hecho sus inmensas fortunas protegidas por el imperialismo estadounidense, el cual les ha permitido explotar ad nauseam a sus países, a cambio de subordinarse a los intereses económicos y militares de Washington, sólo desean que ese esquema de explotación-depredación-destrucción de los países latinoamericanos se mantenga de manera indefinida. Por ello, están dispuestas a unirse con Estados Unidos para derrocar a los gobiernos que no están dispuestos a comportarse como gerentes del capitalismo nativo y estadounidense; por eso, ese odio brutal contra Lula, Cristina, Chávez, Maduro y Correa; porque no se subordinaron a sus intereses y tuvieron la osadía de repartir la riqueza producida en el país, entre los más pobres.
Y por eso van a hacer todo lo posible por derrocar a López Obrador; porque a pesar de que les está garantizando que seguirán ganando enormes cantidades de dinero con varios proyectos de infraestructura; eso no los convence, pues lo que quieren es tener como presidente a un títere al que puedan mangonear a su antojo, como lo fueron Peña, Calderón, Fox, Zedillo, Salinas y De la Madrid.
A esta clase de explotadores no les interesa un pepino la soberanía, la dignidad, el desarrollo de la sociedad mexicana en su conjunto. Solo les importa seguir hinchándose de dinero, a costa de lo que sea; y que ningún gobernante afecte mínimamente este esquema de depredación. Que se olvide López Obrador de pensar que, haciéndoles ciertas concesiones, como permitir a los abusivos bancos seguir cobrando sus estratosféricas comisiones al menos durante tres años más, los va a poder aplacar. Se equivoca. Esta gente no va a parar hasta echarlo del gobierno, antes del fin de su sexenio; y colocar en su lugar un gerente a modo, que promueva y cuide sus intereses. Ni más ni menos.

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