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Zapata

martes, 23 de enero de 2018

LAMENTABLE y PELIGROSO

El afán de triunfar en la política lleva a muchos a ver al pragmatismo, como la mejor vía de “sumar” apoyos, sin importar qué representan, qué afinidades reales tienen con un proyecto o qué buscan en la política.
Ahora López Obrador, a diferencia de las campañas del 2006 y 2012, en las que correctamente identificó a los grupos de poder que tienen secuestrado al país, y con los cuales se negó a pactar, pues ello implicaría su apoyo, pero a cambio de defender esos espurios intereses; ha decidido cambiar de estrategia, y como se afirmó ya en otro artículo de este blog (“La Nueva Derecha en México” 16/01/18), le ha dado cabida a representantes de la oligarquía y de la subclase política corrupta, con tal de sumar votos (no parece que vayan a ser muchos); con tal de presentar una cara más amable al gran capital y a la tecnocracia internacional, para que ésta vez sí le permitan llegar a la presidencia.
Visto así, el “proyecto alternativo de nación” queda condicionado a lo que estos intereses acepten o rechacen, pues nadie en política da un apoyo explícito a cambio de nada.
Integrar a panistas que han defendido a capa y espada al proyecto neoliberal, a la potencia hegemónica (Estados Unidos) y a los representantes de la subclase política corrupta (Fox y Calderón), como la senadora Gabriela Cuevas, prima de la esposa del candidato presidencial del PRI, José Antonio Meade; y de la esposa del gobernador del estado de México, Alfredo del Mazo, es ir ya demasiado lejos. Eso ya no es pragmatismo, sino complicidad con los peores intereses que han socavado la soberanía de este país, la decencia (o lo que queda de ella) y la tan traída y llevada esperanza, que con estas “alianzas” queda por los suelos. Además de que el mensaje a la militancia de base de Morena es de confusión (por decir lo menos) y de complacencia con lo peor de la política mexicana.
Los Moctezuma, Fastlicht, familiares de la maestra Gordillo, Cuevas, Romo, Blanco y compañía, pretenden ser una especie de escudo que proteja a Morena y a López Obrador de ser calificados de “izquierdistas” y “radicales” (de ahí el título del artículo citado “La Nueva Derecha en México”), para así convencer al 1% que maneja a su antojo la economía mundial, de que sus intereses depredadores están completamente protegidos y de que no se tomará ninguna medida política o económica que ponga en riesgo su dominio sobre este subordinado país; y a la vez, demostrarle a las siempre asustadizas y manipulables clases medias, de que no se tomará ninguna decisión que ponga en riesgo sus aspiraciones pequeño burguesas. En resumidas cuentas, todo seguirá igual.

Este tipo de “alianzas” con la derecha y con una parte de la oligarquía, no sólo desnaturaliza toda la lucha que la izquierda mexicana ha llevado a cabo a lo largo de años, sino que es una decisión sumamente peligrosa, pues de triunfar en las elecciones del próximo 1º de Julio, Morena y López Obrador tendrán a sus espaldas a verdaderos custodios del modelo neoliberal y de los privilegios del 1% y de la subclase política corrupta; que cuando vean que cualquier medida o decisión política pueda afectar esos intereses, no dudarán en boicotearla y en aliarse con los enemigos del nuevo gobierno. Creer que de un día para otro estas personas ahora sí lucharán por la igualdad, la democracia, el Estado de Derecho, los pobres, etc. es chuparse el dedo. Y por supuesto que quiénes han invitado a estos representantes del statu quo, no se “chupan el dedo”. Saben lo que representan y a qué llegan. Lamentable y muy peligroso.

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