Desde diferentes sectores de la política y la sociedad
mexicanas se ha criticado a Peña Nieto y a su “alter ego” Luis Videgaray de ser
demasiado corteses, blandos o de plano “agachones” ante las continuas
descortesías, acusaciones y mentiras que Trump lanza contra los migrantes
mexicanos y en general contra nuestro país, lo nombre directamente o no, en sus
reiteradas intervenciones públicas.
Videgaray lo ha dejado muy claro en diversas ocasiones, que
el gobierno de Peña está obligado a intentar mantener una relación “constructiva”
con Estados Unidos, dado que más del 80% de las “exportaciones mexicanas”[1]
se dirigen a Estados Unidos; prácticamente el 50% de la Inversión Extranjera
Directa es estadounidense; un total de 11 millones de mexicanos viven en
Estados Unidos (5 millones legalmente y 6 millones indocumentados), quienes
envían más de 26 mil millones de dólares de remesas al año; el 57% del turismo
internacional hacia México proviene de Estados Unidos; etc.
Es decir, la dependencia económica de México hacia la gran
potencia es descomunal, de ahí que el gobierno mexicano tiene que buscar el
menor daño posible en la abierta confrontación que Trump ha iniciado contra
nuestro país, a riesgo de que la misma escale, en cuyo caso México será el que
pierda más (lo que no quiere decir que Estados Unidos saldría sin daño alguno).
Pero tal vez pesa más en nuestra subclase política corrupta y
en los oligarcas mexicanos el hecho de que sus fortunas (en buena medida mal
habidas a través de la corrupción, las prácticas monopólicas, los fraudes, los abusos,
la brutal explotación de la mano de obra mexicana, la depredación de los
recursos naturales e incluso su asociación con el crimen organizado,
especialmente el sector financiero) estén vinculadas en tan estrecha medida con
Estados Unidos, determina el que su posición ante Trump sea tan dócil.
Por ejemplo, en el 2016 las clases alta y media alta del país
sacaron de México un total de 24,438 millones de dólares hacia el exterior (en
2015 la cantidad fue de 12,853 millones de dólares; en 2014 fue de 20,910
millones de dólares y en 2013 de 27,279 millones de dólares)[2]
según cifras del Banco de México; la mayor parte de la cual se invirtió en el
sistema financiero de Estados Unidos, de acuerdo a la Reserva Federal (uno de
cada tres dólares remitidos desde América Latina hacia Estados Unidos provienen
de México, sumando hasta abril del 2016, 82,588 millones de dólares de
mexicanos en bancos de ese país).[3]
De igual forma, entre abril del 2015 y marzo del 2016 los
mexicanos con recursos económicos suficientes (ese 10% que acumula el 65% del
PIB nacional), adquirieron 17,881 casas en Estados Unidos; con un promedio por
unidad de 266,188 dólares, el equivalente a 5,323,760 pesos al tipo de cambio
actual (alrededor de 20 pesos por dólar), sumando un total de 102,600 millones
de dólares.[4]
Los mexicanos quedaron en quinto lugar entre los máximos compradores, después
de chinos, canadienses, indios e ingleses.
Y recordemos que entre esas propiedades en los últimos dos
años, diversos medios de Estados Unidos han dado cuenta de las lujosas
propiedades de diversos políticos priístas, como José Murat; la familia del
actual gobernador de Veracruz, Miguel Angel Yunes; así como del actual
presidente del PAN, Ricardo Anaya; la esposa del presidente Peña, Angélica
Rivera, etc.[5]
Así también, los mexicanos con recursos viajan continuamente
a Estados Unidos, y contando a los que viven en la frontera que constantemente
cruzan al otro lado, los mexicanos gastan alrededor de 20 mil millones de
dólares al año en el vecino país (como turistas), y suman 17 millones de
visitas (sólo superados por los canadienses).[6]
Y qué decir de las inversiones que las grandes empresas y los
oligarcas mexicanos hacen en el exterior. En los últimos 20 años han invertido
más de 131 mil millones de dólares en el extranjero, siendo Estados Unidos el
principal destino, con 43,770 millones de dólares.[7]
Por todo ello, esperar que esta subclase corrupta de
políticos y estos oligarcas pegados a la ubre estadounidense pretendan
confrontar a Trump, es una quimera. Son tantos los intereses personales,
financieros y empresariales que los atan a Estados Unidos, que lo último que
desean es pelearse con sus patrones.
¿Y quiénes sufrirán las consecuencias de esa actitud dócil y
conciliadora? Pues obviamente los migrantes mexicanos y la población de nuestro
país, que ni por asomo tiene tal cantidad de intereses y de negocios en común
con las élites de la superpotencia.
[1]
Es un decir, puesto que sólo el 26% de las mismas tiene contenido nacional. Es
decir, la gran mayoría de esas “exportaciones”, son sólo reexportaciones de
importaciones.
[2]
http://eleconomista.com.mx/finanzas-publicas/2017/02/26/capitales-mexicanos-duplicaron-salida-ante-volatilidad-2016
[3]
http://www.jornada.unam.mx/2016/04/13/economia/021n1eco
[4]
http://eleconomista.com.mx/finanzas-personales/2016/07/07/mexicanos-numero-cuatro-compra-casas-eu
http://eleconomista.com.mx/columnas/columna-especial-politica/2014/04/20/inversiones-mexicanas-mundo
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