Como se ha venido afirmando en este blog desde hace tiempo,
las supuestas precandidaturas presidenciales de Miguel Angel Osorio Chong
(secretario de Gobernación), de Eruviel Avila (Gobernador del Estado de México)
o incluso del defenestrado ex líder priísta Manlio Fabio Beltrones, son sólo
para distraer a las crédulas y manipulables bases priístas.
Ya Peña ha demostrado desde el pasado 5 de junio que poco le
importan las derrotas de su partido a nivel estatal (muy al estilo de Zedillo),
e incluso es factible que le hayan servido para así deshacerse de Beltrones, al
que lo tuvo cerca en tanto lo necesitó para aprobar las nefastas “reformas
estructurales”; y una vez conseguido esto, lo puso al frente del PRI con la
intención de derrotarlo electoralmente y así poder hacerlo a un lado de la
carrera presidencial.
El nombramiento del tecnócrata y corrupto director de la CFE,
Enrique Ochoa Reza[1],
pieza del secretario de Hacienda Luis Videgaray y en general del grupo
tecnócrata subordinado a los intereses de las trasnacionales (egresados del
ITAM, vinculados al Centro Woodrow Wilson que elaboró las “reformas
estructurales”), ratifica que a Peña su partido, el PRI, sólo lo ve como un
instrumento para consolidar la aplicación del proyecto depredador neoliberal en
México.
Ya lo dijo Peña a uno de sus propagandistas, el pseudo
periodista y subordinado de Televisa, Ciro Gómez Leyva, que a él no le
preocupaba que López Obrador fuera más conocido que los precandidatos del PRI a
la presidencia o que tuviera más popularidad, ya que con el aparato
propagandístico y partidario con que cuenta, incluso alguien con un
conocimiento de sólo 1% entre la población, puede ser elegido como presidente
(dando así a entender que él puede decidir que el candidato del PRI sea alguien
tan impopular y desconocido como Nuño Mayer, y aún sacarlo como presidente).
Además, Peña estaría más que dispuesto a entregar la
presidencia a la camarilla de corruptos, asesinos y fascistas que encabezan
Margarita Zavala y el cobarde Felipe Calderón, pues sabe que este grupúsculo es
completamente manejado por el aparato de seguridad de Estados Unidos (por lo
que están más que dispuestos a seguir el proyecto depredador neoliberal) que
les tiene documentados todos sus vicios y actos de corrupción, en caso de que
su candidato tecnócrata (Videgaray, Nuño o Mead) no dé el ancho.
¿Se presentará alguna “rebelión” en las filas priístas cuando
Peña decida que ninguno de los “políticos” será el candidato, e intente imponer
a uno de sus tecnócratas?
No, no la habrá pues quienes serían los perjudicados (Osorio,
Avila, Beltrones), tienen tan larga cola de corrupción que se les puede pisar,
y a la vez son tan “comprables” con concesiones para ellos, sus familias y
grupos políticos; y con nombramientos en el gobierno federal o en los
estatales, que ninguno estaría dispuesto a encabezar disidencias como las que
en su momento llevaron a la salida del PRI a Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio
Muñoz Ledo, Andrés Manuel López Obrador y Manuel Camacho Solís.
Así que Peña y sus controladores ya están conformando el
escenario para derrotar a los priístas “políticos” en lo interno, y
disciplinarlos llegado el caso; y en lo externo, para volver a demonizar y
acorralar a López Obrador para evitar que los rete en las elecciones
presidenciales del 2018 (de no lograrlo, el expediente del fraude, como en 2006
y 2012, siempre está a disposición); y si aun así no pueden lograr el triunfo del
tecnócrata designado, ya está listo el equipo de relevo, los fascistas y
corruptos Zavala y Calderón.
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