Crímenes de Estado,
las desapariciones y muertes de familias en Allende, Coahuila
Parientes de víctimas denunciarán en la Corte Penal Internacional
a autoridades
Afirman que demostrarán que la participación gubernamental fue por
acción u omisión
Nos hemos dado cuenta que una y otra vez los funcionarios cambian la versión de lo acontecido, apuntan
Sanjuana Martínez
Periódico La Jornada
Domingo 17 de julio de 2016, p. 15
Domingo 17 de julio de 2016, p. 15
Allende, Coah.
Recorrer las calles de esta ciudad es caminar por
el símbolo del terror. Aquí Los Zetas, en connivencia con las
autoridades, exterminaron o desaparecieron a más de 300 personas. A plena luz
del día o de noche, sacaron de sus casas a familias completas para después
saquear, destruir y quemar sus propiedades, sin que la policía municipal o estatal
interviniera.
Ellos entraban a las casas a cualquier hora y
cargaban con gente, recuerda una vecina que vive entre las calles Simón Bolívar
y Juárez, epicentro de la tragedia y donde cinco años después las viviendas en
ruinas permanecen como símbolo de una de las masacres más grandes ocurridas en
México en años recientes.
Los habitantes de este lugar todavía viven bajo la
ley del silencio. La investigación del caso sigue y aún hay miedo. Son pocos
los que se atreven a narrar lo sucedido: Estuvo bien feo, nomás oíamos los
gritos de la gente que se llevaban. Quemaron más de 30 casas y otros 30
ranchos. El conteo da más de 300 personas, comenta la dependienta de una tienda
de abarrotes, quien recuerda, con un cierto remordimiento, que nadie hizo nada
por ayudarlos, ni el alcalde ni la policía municipal o estatal, la Marina o el
Ejército, mucho menos los vecinos.
Aquí no fue necesario un Decreto noche y niebla,
como sucedió en la época nazi, para la aplicación de prácticas de desaparición
forzada y exterminio, Los Zetas contaban con la complicidad de
las clases política y policial que les permitieron finalmente operar en
Coahuila: A la familia de esta casa se la llevaron, la dejaron destruida y
está frente a la presidencia municipal, a la policía, ante sus narices ocurrió
todo y no hicieron nada. ¿Por qué? Porque son los mismos, expresa visiblemente
enojada Elizabeth Martínez quien camina por la calle Ramos Arizpe en dirección
oriente cruzando la plaza principal.
La mayoría de los secuestros sucedieron en marzo de
2011, pero hay registros de desapariciones masivas entre 2009 y 2015 en Piedras
Negras y en toda esta región rica en minería conocida como Los 5 Manantiales,
que incluye a los municipios de Allende, Morelos, Nava, Villa Unión y Zaragoza.
Durante estos años en Coahuila han gobernado los
priístas Humberto Moreira (2005-2011), relevado durante unos meses por Jorge
Juan Torres López, uno de los ex mandatarios estatales más buscados por la
Administración Federal Antidrogas de Estados Unidos (DEA), acusado de lavado de
dinero en aquel país, y cuyas propiedades y cuentas bancarias fueron congeladas
por supuestos nexos con el narcotráfico. Y también por el actual gobernador
Rubén Moreira.
Los tres están señalados en una demanda ante la
Corte Penal Internacional (CPI) que los parientes de las víctimas, agrupados en
Familias Unidas, preparan a través de la Federación Internacional de Derechos
Humanos, integrada por 178 organizaciones de más de 100 países.
“Es una denuncia por crímenes de lesa humanidad
y de Estado. Ellos están obligados a vigilar por la seguridad de los
ciudadanos, son los superiores jerárquicos de las corporaciones policiales”,
resalta en entrevista con La Jornada, Ariana Denisse García
Bosques, abogada de Familias Unidas, que agrupa a parientes de desaparecidos de
la región de Los 5 Manantiales y Piedras Negras.
Ocultamiento de información
Algunos de los testimonios sobre las desapariciones y matanzas masivas
refieren la participación de los policías del Grupo de Armas y Tácticas
Especiales (GATE) de Coahuila, denunciados además por desaparición forzada,
ejecución extrajudicial y torturas.
García Bosques asegura que las desapariciones
siguen sucediendo: “En los pasados tres meses ha habido dos levantones con
tintes de posible secuestro en Piedras Negras, pero el procurador dice que no
es así, entonces pensamos que es una desaparición forzada. Hay videos y no se
investiga”.
En el caso de Allende, enfatiza, el Estado ha
cometido graves errores que podrían constituir delitos por omisión o acción,
como entregar tierra en lugar de restos a los familiares.
Hace dos años, el gobernador Rubén Moreira
reconoció que las cajas con presuntas cenizas entregadas a familias de
desaparecidos de Allende, Piedras Negras y la región de Los 5 Manantiales en
realidad no contenían restos humanos, sino tierra.
Se consensó con las familias para hacer una entrega
de duelo, por lo que me están diciendo (Armando Luna Canales, secretario de
Gobierno, y Homero Ramos Gloria, procurador de Justicia del estado) es tierra
del sitio. No se había querido decir por respeto a las familias, en el proceso
del duelo hay cosas que son muy importantes y ahí lo que pasó fue una tragedia,
señaló el gobernador.
Lo anterior indignó a las familias que no han
tenido acceso al expediente judicial, a pesar de que supuestamente ya hay una
decena de personas encarceladas por las desapariciones y masacres.
Hay personas procesadas y sentenciadas, aunque con
apelación y cabe la posibilidad de que obtengan su libertad. Se habla de otras
órdenes de aprehensión, pero no lo hacen del conocimiento de los familiares, es
obvio que hay una negativa, advierte la abogada.
Explica que los familiares de las víctimas
promueven juicios de amparo y atienden el nuevo sistema acusatorio, a fin de
solicitar garantías para que los parientes tengan acceso a los expedientes:
Es evidente que hay un ocultamiento de la
información y creemos que es porque han alterado varios hechos y pruebas. Por
ejemplo, en 2014 el procurador declaró que habían localizado 4 mil fragmentos
óseos y luego dijo que de todos estos no era posible su cotejo con el perfil de
ADN de las familias, para concluir después con la entrega de actas de defunción
por supuesta localización de partes humanas, pero resulta que en lugar de
restos, entregaron tierra.
Sin voluntad de hacer justicia
En estos días se desarrolla un juicio en la Corte Federal de San
Antonio, Estados Unidos, contra el narcotraficante de Los Zetas Marciano
Millán Vázquez, El Chano, por crímenes cometidos en el municipio de
Allende y Piedras Negras. El fiscal Russel D. Leachman presentó 10 cargos en su
contra, mientras en Coahuila no se le investiga.
En una de las audiencias, un testigo protegido,
también detenido por tráfico de drogas, declaró que Millán Vázquez lo obligó a
presenciar cómo asesinaba a un grupo de personas, entre ellas una niña de seis
años a quien, frente a sus padres, fue cortando con un hacha mientras le decía
a su papá: Así me puedes recordar.
Otro testigo, identificado como J. Rodríguez El
Pollo, declaró que Los Zetas le informaron que 300
personas fueron asesinadas a tiros para después ser quemadas, contrario a la
versión del gobierno que señala que sólo hubo 28 víctimas.
Para las familias este juicio que se desarrolla en
Estados Unidos es muy importante, enfatiza la abogada, porque afirma que no hay
voluntad de hacer justicia ni ayudar a las familias, a pesar de que la Comisión
Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) solicitó los documentos a la gente
cercana, nunca hizo nada, ni tampoco las instituciones locales: Nos hemos
dado cuenta que una y otra vez, las autoridades de Coahuila cambian la versión
de lo acontecido en Allende, expresa García Bosques.
Comenta que para acreditar lo sucedido donde
participaron Los Zetas como crímenes de Estado pretenden
demostrar que la participación de las autoridades fue por acción o bien por
omisión: “Este grupo de la delincuencia pagaba por acallar o que le dejaran
hacer lo que estaban haciendo. Y ellos permitieron que acontecieran todos estos
delitos. En su momento tiene que acreditarse esa línea de investigación. Esto
va a la CPI porque hay un señalamiento directo entre los autores de estos
crímenes de lesa humanidad, incluso nosotras mismas estamos en
riesgo”.
Añade: No es posible que el Estado no se diera
cuenta. No pueden decir que las autoridades desconocían lo que estaba
sucediendo en Allende, en especial Armando Luna Canales, quien ha permanecido
en puestos desde 2005 hasta 2015.
Según los testimonios de familiares y vecinos, las
víctimas eran sacadas de sus casas y llevadas a inmuebles de seguridad o bien
al Centro Penitenciario de Piedras Negras, algo que acredita el crimen de
Estado.
Existe la posibilidad de que 150 personas hayan
sido introducidas al Centro Penitenciario de Piedras Negras para ser cocinadas,
calcinadas y luego arrojadas a un río, según confesiones de detenidos dentro de
ese penal. Por testimonios sabemos que esto fue posible, lo que no es prudente
es que el Estado se atreva a decir la cantidad de gente que fue introducida sin
tener una certeza de qué personas fueron.
Ariana Denisse García Bosques comenta que caminar
por las calles de esta región, entre casas quemadas y destruidas, es negarse a
olvidar para buscar justicia: Esto es persecución política por intereses,
aunque haya sido un grupo de la delincuencia, sabemos las estrategias que un
Estado maneja para implantar terror.
No hay comentarios:
Publicar un comentario