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Zapata

sábado, 28 de mayo de 2016

MÉXICO EN RIESGO SISTÉMICO

El Fondo Monetario Internacional aceptó la solicitud del gobierno mexicano de elevar la Línea de Crédito Flexible (LCF) con la que cuenta, de 66 mil millones de dólares a 88 mil millones de dólares.
Desde el 2009 que el gobierno del fascista Calderón solicitó esta línea de crédito y hasta la fecha, México ha pagado como comisión para mantener abierto dicho crédito (sin haberlo utilizado nunca) un total de 902 millones de dólares, y ahora pagará más por haber ampliado el monto (la comisión pasa del 0.34% al 0.60%)[1].
¿Y por qué aceptó ampliar esa línea de crédito el Fondo, que sólo la tiene abierta para México, Colombia y Polonia? El Fondo afirma que México enfrenta “riesgos financieros crecientes” en el ámbito externo.
¿Cuáles son los riesgos que percibe el Fondo; y que el Banco de México y la Secretaría de Hacienda también perciben, por lo que pidieron la ampliación?
El principal es la estrecha vinculación de la economía mexicana con la de Estados Unidos en materia comercial y financiera.
¡Sí, ahora resulta que por fin se dice la verdad! Lo que los neoliberales mexicanos se la han vivido diciendo desde hace 35 años, que subordinar a la economía mexicana a la de Estados Unidos era la manera de salvar al país, viene a confirmarse que es en realidad el principal riesgo sistémico de la economía. Y lo es porque todo el sistema económico del país está atado a los vaivenes y decisiones que se toman en Washington y Nueva York, en donde el gobierno y los empresarios mexicanos no tienen absolutamente nada qué decir, ni como influenciar esas determinaciones.
Ese fue el diseño tanto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA por sus siglas en inglés), como de la subordinación financiera y desde el sexenio de Peña, también energética que se instrumentó por las élites serviles neoliberales “mexicanas”, para asegurar la perpetua servidumbre de México a los Estados Unidos.
En ese tenor el Fondo identifica el siguiente riesgo, el que tenedores extranjeros de bonos mexicanos, por el escalofriante monto de 456 mil millones de dólares (equivalente al 40 por ciento del PIB), decidan sacar su dinero bruscamente y moverlo a otras plazas internacionales, con lo que la supuesta fortaleza de las finanzas (entre los 88 mil millones de la línea de crédito flexible y las reservas internacionales, se contaría con 265 mil millones de dólares para hacer frente a una disminución brusca de divisas), en caso de que ese monto de dinero saliera completo, sólo alcanzaría para cubrir el 57.6% de las necesidades de divisas de la economía.
El punto más sobresaliente que indica el Fondo como riesgo es el siguiente: “Finalmente…hay el riesgo de un mayor proteccionismo en algunos de los socios comerciales de México. La percepción de un aumento de este riesgo por sí mismo puede reducir el atractivo de México para la inversión extranjera directa y para la inversión de portafolio en el corto plazo y la materialización de este riesgo puede tener un impacto significativo en los flujos de comercio e inversiones”.[2]
Lo que dice el Fondo es muy claro, un triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos (cada vez más probable) enviaría a la economía mexicana a una profunda crisis, pues los organismos financieros internacionales tienen muy claro que las amenazas de Trump de rechazar el NAFTA y establecer restricciones al envío de remesas hacia México, devastarían a la endeble y muy dependiente economía mexicana.
De ahí que el tal reconocimiento de la “responsabilidad” y “sólidos fundamentos” de la economía mexicana que dicha ampliación de la línea de crédito supuestamente suponen, según la desaforada versión de Peña y de su secretario de Hacienda Luis Videgaray, es una más de las mentiras de los gobiernos mexicanos.
Lo que significa esta ampliación de la línea de crédito es justamente lo contrario, que la economía mexicana es extremadamente vulnerable a pequeños cambios y vaivenes en la economía internacional, y que bien podría colapsar en caso de que dichos cambios sean bruscos (ya lo vimos en la crisis del 2008-2009, cuando México fue el país con la mayor caída de su PIB en América Latina, del orden de -6.5%). Por lo que el FMI considera necesario tener listo un salvavidas para evitar el derrumbe completo de la economía mexicana, cuando dichos cambios “se materialicen”. Es decir, cuando Trump les dé una patada en el trasero a los serviles, corruptos e incompetentes tecnócratas, políticos y oligarcas mexicanos que han vivido pegados a la ubre estadounidense durante 35 años, sin preocuparse por conformar una economía interna sólida, con cadenas productivas, suficiente producción de alimentos e independencia energética. Ahora no se tiene nada de eso y por lo tanto se recurre al FMI para que les lance un lazo antes del ahogamiento. Patético.

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