El Fondo Monetario Internacional aceptó la solicitud del
gobierno mexicano de elevar la Línea de Crédito Flexible (LCF) con la que
cuenta, de 66 mil millones de dólares a 88 mil millones de dólares.
Desde el 2009 que el gobierno del fascista Calderón solicitó
esta línea de crédito y hasta la fecha, México ha pagado como comisión para
mantener abierto dicho crédito (sin haberlo utilizado nunca) un total de 902
millones de dólares, y ahora pagará más por haber ampliado el monto (la
comisión pasa del 0.34% al 0.60%)[1].
¿Y por qué aceptó ampliar esa línea de crédito el Fondo, que
sólo la tiene abierta para México, Colombia y Polonia? El Fondo afirma que
México enfrenta “riesgos financieros crecientes” en el ámbito externo.
¿Cuáles son los riesgos que percibe el Fondo; y que el Banco
de México y la Secretaría de Hacienda también perciben, por lo que pidieron la
ampliación?
El principal es la estrecha vinculación de la economía
mexicana con la de Estados Unidos en materia comercial y financiera.
¡Sí, ahora resulta que por fin se dice la verdad! Lo que los
neoliberales mexicanos se la han vivido diciendo desde hace 35 años, que
subordinar a la economía mexicana a la de Estados Unidos era la manera de
salvar al país, viene a confirmarse que es en realidad el principal riesgo
sistémico de la economía. Y lo es porque todo el sistema económico del país
está atado a los vaivenes y decisiones que se toman en Washington y Nueva York,
en donde el gobierno y los empresarios mexicanos no tienen absolutamente nada
qué decir, ni como influenciar esas determinaciones.
Ese fue el diseño tanto del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (NAFTA por sus siglas en inglés), como de la subordinación
financiera y desde el sexenio de Peña, también energética que se instrumentó
por las élites serviles neoliberales “mexicanas”, para asegurar la perpetua
servidumbre de México a los Estados Unidos.
En ese tenor el Fondo identifica el siguiente riesgo, el que
tenedores extranjeros de bonos mexicanos, por el escalofriante monto de 456 mil
millones de dólares (equivalente al 40 por ciento del PIB), decidan sacar su
dinero bruscamente y moverlo a otras plazas internacionales, con lo que la
supuesta fortaleza de las finanzas (entre los 88 mil millones de la línea de
crédito flexible y las reservas internacionales, se contaría con 265 mil
millones de dólares para hacer frente a una disminución brusca de divisas), en
caso de que ese monto de dinero saliera completo, sólo alcanzaría para cubrir
el 57.6% de las necesidades de divisas de la economía.
El punto más sobresaliente que indica el Fondo como riesgo es
el siguiente: “Finalmente…hay el riesgo de un mayor proteccionismo en algunos
de los socios comerciales de México. La percepción de un aumento de este riesgo
por sí mismo puede reducir el atractivo de México para la inversión extranjera
directa y para la inversión de portafolio en el corto plazo y la
materialización de este riesgo puede tener un impacto significativo en los
flujos de comercio e inversiones”.[2]
Lo que dice el Fondo es muy claro, un triunfo de Donald Trump
en las elecciones presidenciales de Estados Unidos (cada vez más probable)
enviaría a la economía mexicana a una profunda crisis, pues los organismos
financieros internacionales tienen muy claro que las amenazas de Trump de
rechazar el NAFTA y establecer restricciones al envío de remesas hacia México,
devastarían a la endeble y muy dependiente economía mexicana.
De ahí que el tal reconocimiento de la “responsabilidad” y “sólidos
fundamentos” de la economía mexicana que dicha ampliación de la línea de
crédito supuestamente suponen, según la desaforada versión de Peña y de su
secretario de Hacienda Luis Videgaray, es una más de las mentiras de los
gobiernos mexicanos.
Lo que significa esta ampliación de la línea de crédito es
justamente lo contrario, que la economía mexicana es extremadamente vulnerable
a pequeños cambios y vaivenes en la economía internacional, y que bien podría
colapsar en caso de que dichos cambios sean bruscos (ya lo vimos en la crisis
del 2008-2009, cuando México fue el país con la mayor caída de su PIB en
América Latina, del orden de -6.5%). Por lo que el FMI considera necesario tener
listo un salvavidas para evitar el derrumbe completo de la economía mexicana,
cuando dichos cambios “se materialicen”. Es decir, cuando Trump les dé una
patada en el trasero a los serviles, corruptos e incompetentes tecnócratas,
políticos y oligarcas mexicanos que han vivido pegados a la ubre estadounidense
durante 35 años, sin preocuparse por conformar una economía interna sólida, con
cadenas productivas, suficiente producción de alimentos e independencia
energética. Ahora no se tiene nada de eso y por lo tanto se recurre al FMI para
que les lance un lazo antes del ahogamiento. Patético.
No hay comentarios:
Publicar un comentario