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Zapata

jueves, 14 de enero de 2016

OSORIO CHONG: PRECANDIDATURA PARA DISTRAER

Ahora resulta que el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong (abogado por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, de 52 años, originario de Pachuca)[1], ya se reivindicó del ridículo en el que quedó después de que el “Chapo” Guzmán se escapara del CEFERESO del Altiplano el 11 de julio del 2015.
Al ser la cabeza del Gabinete de Seguridad, Osorio Chong se ha colgado la medalla de la recaptura de “el Chapo”, a pesar de que fue la división de Inteligencia de la Marina (con apoyo de la DEA) y los grupos de operaciones especiales de dicha secretaría, los que realmente encabezaron y lograron la captura del líder del cártel de Sinaloa (aunque hay que reconocer que fueron dos miembros de la Policía Federal los que finalmente evitaron la fuga de el “Chapo” y de su jefe de seguridad).
Con ese “triunfo”, que en realidad sólo es la corrección de una falla mayúscula de las instituciones de seguridad e inteligencia del país (especialmente del CISEN, la PGR, la Policía Federal y el Ejército), Osorio pretende reposicionarse como el precandidato presidencial puntero de la coalición gobernante para 2018.
Sin embargo, la recaptura de el “Chapo” no va a cambiar el panorama de desastre que vive el país en materia de inseguridad, violencia y violaciones a los derechos humanos, temas todos que caen en la responsabilidad de Osorio.
Ahí está el caso de Guerrero, con recientes secuestros de una familia (y amigos) completa, (17 o 20 personas, aún no se sabe, 2 de los cuales ya fueron encontrados muertos), y de los maestros, por los que sus captores demandan 2.5 millones de pesos. Y qué decir de Morelos, con los dimes y diretes entre el gobernador Graco Ramirez y el alcalde de Cuernavaca, el inexperto y manipulable Cuauhtémoc Blanco, sobre el mando único policial, y en especial los señalamientos del gobernador sobre los vínculos de los “padrinos” de Blanco en el partido local que lo postuló a la alcaldía (el Social Demócrata) con el crimen organizado; adicionalmente de los señalamientos hechos contra el hermano del recientemente fallecido cantautor Joan Sebastian (a quien le mataron dos hijos en circunstancias poco claras en años anteriores), por la misma razón.
De igual manera, están los señalamientos de que miembros del Ejército Mexicano protegían al “Chapo” Guzmán en su escondite en el Triángulo Dorado (Sean Penn lo menciona en su relato en la revista Rolling Stone), algo que Osorio se ha apresurado a señalar como falso, sin aportar ningún elemento consistente para darle credibilidad a sus afirmaciones.
La realidad es que desde que en el 2009 la Marina comenzó a intervenir directamente en las aprehensiones y la captura o muerte de líderes de los cárteles del narcotráfico (con el operativo que dio muerte a Arturo Beltrán Leyva en Cuernavaca), se ha señalado que en Estados Unidos sólo le tienen confianza a los grupos de operaciones especiales de la Armada que han sido entrenados en ese país, y al intercambio de inteligencia de la DEA con la división de inteligencia de la Marina, pues consideran que la PGR, la Policía Federal, el Ejército y hasta el CISEN, están infiltrados por cómplices de los diferentes cárteles del crimen organizado, por lo que en operaciones de gran relevancia, como lo fue la recaptura de el “Chapo”, ciertas instancias del gobierno mexicano fueron dejadas intencionalmente fuera de la colaboración de inteligencia con los Estados Unidos (específicamente PGR, Ejército y Policía Federal; CISEN intervino por su relación estrecha con la CIA).
Así que Osorio va a tratar de exprimir ad nauseam el caso “Chapo”, antes de que surja la nueva crisis de seguridad que seguramente hará olvidar este asunto, y específicamente lo que debería estarse investigando, y que le compete al otro presidenciable Luis Videgaray, el descomunal lavado de dinero que se realiza en México, a través de bancos (muy señaladamente debería investigarse a fondo a Bancomer), casas de cambio, empresas constructoras, hoteles, restaurantes, casinos, table dance, etc. En donde autoridades y empresarios de todo tamaño y nivel se ven generosamente beneficiados por las grandes cantidades de dinero que obtienen a través de dichas actividades para limpiar dinero sucio de narcotráfico, trata de personas, prostitución, venta ilegal de armas, secuestros, asaltos, fraudes, corrupción gubernamental, extorsiones, contrabando, etc.
Por ello la supuesta precandidatura resucitada de Osorio sirve por el momento para distraer al respetable, en tanto los verdaderos dueños del país (el Consejo Mexicano de Negocios), junto con las trasnacionales y el gobierno de Estados Unidos deciden cuál de los títeres tecnócratas les conviene más para convertirse en el gerente general del saqueo y la explotación del país entre 2018 y 2024: el alicaído Videgaray; el delfín de Nueva York y Tel Aviv, Aurelio Nuño; o como Plan B, el ubicuo y siempre afable y dispuesto a hacer lo que se le ordene, secretario de Desarrollo Social, José Antonio Meade



[1] Fue el más joven presidente del PRI en Hidalgo, a los 29 años; posteriormente se insertó en el equipo del gobernador Manuel Angel Núñez Soto (1999-2005), y después de ser diputado federal (2003-2005), fue gobernador de Hidalgo (2005-2011). Ya desde que trabajaba en el gabinete de Núñez Soto estableció relación con quien a su vez era la mano derecha del gobernador del Estado de México, Arturo Montiel, y que después coincidiría con él como gobernador de su respectiva entidad, Enrique Peña Nieto.

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