OSORIO CHONG: PRECANDIDATURA PARA
DISTRAER
Ahora resulta que el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio
Chong (abogado por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, de 52 años,
originario de Pachuca)[1],
ya se reivindicó del ridículo en el que quedó después de que el “Chapo” Guzmán
se escapara del CEFERESO del Altiplano el 11 de julio del 2015.
Al ser la cabeza del Gabinete de Seguridad, Osorio Chong se
ha colgado la medalla de la recaptura de “el Chapo”, a pesar de que fue la
división de Inteligencia de la Marina (con apoyo de la DEA) y los grupos de
operaciones especiales de dicha secretaría, los que realmente encabezaron y
lograron la captura del líder del cártel de Sinaloa (aunque hay que reconocer
que fueron dos miembros de la Policía Federal los que finalmente evitaron la
fuga de el “Chapo” y de su jefe de seguridad).
Con ese “triunfo”, que en realidad sólo es la corrección de
una falla mayúscula de las instituciones de seguridad e inteligencia del país
(especialmente del CISEN, la PGR, la Policía Federal y el Ejército), Osorio
pretende reposicionarse como el precandidato presidencial puntero de la coalición
gobernante para 2018.
Sin embargo, la recaptura de el “Chapo” no va a cambiar el
panorama de desastre que vive el país en materia de inseguridad, violencia y
violaciones a los derechos humanos, temas todos que caen en la responsabilidad
de Osorio.
Ahí está el caso de Guerrero, con recientes secuestros de una
familia (y amigos) completa, (17 o 20 personas, aún no se sabe, 2 de los cuales
ya fueron encontrados muertos), y de los maestros, por los que sus captores
demandan 2.5 millones de pesos. Y qué decir de Morelos, con los dimes y diretes
entre el gobernador Graco Ramirez y el alcalde de Cuernavaca, el inexperto y
manipulable Cuauhtémoc Blanco, sobre el mando único policial, y en especial los
señalamientos del gobernador sobre los vínculos de los “padrinos” de Blanco en
el partido local que lo postuló a la alcaldía (el Social Demócrata) con el
crimen organizado; adicionalmente de los señalamientos hechos contra el hermano
del recientemente fallecido cantautor Joan Sebastian (a quien le mataron dos
hijos en circunstancias poco claras en años anteriores), por la misma razón.
De igual manera, están los señalamientos de que miembros del
Ejército Mexicano protegían al “Chapo” Guzmán en su escondite en el Triángulo
Dorado (Sean Penn lo menciona en su relato en la revista Rolling Stone), algo que Osorio se ha apresurado a señalar como
falso, sin aportar ningún elemento consistente para darle credibilidad a sus
afirmaciones.
La realidad es que desde que en el 2009 la Marina comenzó a
intervenir directamente en las aprehensiones y la captura o muerte de líderes
de los cárteles del narcotráfico (con el operativo que dio muerte a Arturo
Beltrán Leyva en Cuernavaca), se ha señalado que en Estados Unidos sólo le
tienen confianza a los grupos de operaciones especiales de la Armada que han
sido entrenados en ese país, y al intercambio de inteligencia de la DEA con la
división de inteligencia de la Marina, pues consideran que la PGR, la Policía
Federal, el Ejército y hasta el CISEN, están infiltrados por cómplices de los
diferentes cárteles del crimen organizado, por lo que en operaciones de gran
relevancia, como lo fue la recaptura de el “Chapo”, ciertas instancias del
gobierno mexicano fueron dejadas intencionalmente fuera de la colaboración de
inteligencia con los Estados Unidos (específicamente PGR, Ejército y Policía
Federal; CISEN intervino por su relación estrecha con la CIA).
Así que Osorio va a tratar de exprimir ad nauseam el caso “Chapo”, antes de que surja la nueva crisis de
seguridad que seguramente hará olvidar este asunto, y específicamente lo que
debería estarse investigando, y que le compete al otro presidenciable Luis
Videgaray, el descomunal lavado de dinero que se realiza en México, a través de
bancos (muy señaladamente debería investigarse a fondo a Bancomer), casas de
cambio, empresas constructoras, hoteles, restaurantes, casinos, table dance, etc. En donde autoridades y
empresarios de todo tamaño y nivel se ven generosamente beneficiados por las
grandes cantidades de dinero que obtienen a través de dichas actividades para
limpiar dinero sucio de narcotráfico, trata de personas, prostitución, venta
ilegal de armas, secuestros, asaltos, fraudes, corrupción gubernamental,
extorsiones, contrabando, etc.
Por ello la supuesta precandidatura resucitada de Osorio
sirve por el momento para distraer al respetable, en tanto los verdaderos
dueños del país (el Consejo Mexicano de Negocios), junto con las trasnacionales
y el gobierno de Estados Unidos deciden cuál de los títeres tecnócratas les
conviene más para convertirse en el gerente general del saqueo y la explotación
del país entre 2018 y 2024: el alicaído Videgaray; el delfín de Nueva York y
Tel Aviv, Aurelio Nuño; o como Plan B, el ubicuo y siempre afable y dispuesto a
hacer lo que se le ordene, secretario de Desarrollo Social, José Antonio Meade
[1]
Fue el más joven presidente del PRI en Hidalgo, a los 29 años; posteriormente
se insertó en el equipo del gobernador Manuel Angel Núñez Soto (1999-2005), y
después de ser diputado federal (2003-2005), fue gobernador de Hidalgo
(2005-2011). Ya desde que trabajaba en el gabinete de Núñez Soto estableció
relación con quien a su vez era la mano derecha del gobernador del Estado de
México, Arturo Montiel, y que después coincidiría con él como gobernador de su
respectiva entidad, Enrique Peña Nieto.
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