SE LE DESCOMPONE LA RELACIÓN CON ESTADOS UNIDOS A AMLO
Por más que
el subordinado gobierno de López Obrador ha intentado quedar bien con el de
Estados Unidos, primero siendo un lacayo ante Trump; y después intentando
aparentar ser un “buen amigo” de Biden, la realidad de una relación asimétrica,
en la que el país hegemónico normalmente obliga al más débil a asumir los
costos y a acatar sus órdenes y determinaciones, aprovechando la gran vulnerabilidad
de los gobernantes mexicanos (por lo general unos corruptos e ineficaces), se
ha acabado por imponer, en el momento en que el acortado sexenio de AMLO
comienza su declinación.
Para
Washington ya no es suficiente que AMLO acepte los mil migrantes que envía a
nuestro país diario (sin ayuda económica alguna de por medio), o la supuesta
labor de contención que la Guardia Nacional realiza en la frontera sur (que
realmente no se ve que sirva de mucho), pues los republicanos, ya encarrerados
para las elecciones presidenciales del próximo año y en control de la Cámara de
Representantes, día tras día, critican y atacan a Biden sobre la “frontera
abierta” con México, por la que afirman, pasan los migrantes que quieran y el
fentanilo por toneladas.
No hay discurso
o información, ya sea de Biden o del gobierno de AMLO que pueda apaciguar la
ira republicana y nativista, que culpa de todos los males habidos y por haber
en Estados Unidos a México, a su corrupto gobierno y a los cárteles del
narcotráfico, que ahora ya quieren ser (nuevamente) denominados como “terroristas”,
para que las eficientísimas fuerzas armadas de Estados Unidos lleguen al
territorio mexicano a desbaratarlos (como si 20 años de intervención de dichas
fuerzas armadas en Colombia, hubieran cambiado en algo el lucrativo negocio de
la cocaína, que sigue viento en popa).
Ahora, con
el secuestro de 4 afroamericanos en Matamoros, dos de los cuáles fueron asesinados
en un enfrentamiento entre narcos (supuestamente porque los confundieron con
miembros de una banda haitiana), la campaña anti-mexicana en los medios de comunicación
(Fox News en primer lugar) y en el ámbito de la derecha xenófoba y neo-macartista
de Estados Unidos ha alcanzado tonos de agresividad contra México no vistos
desde el caso Kiki Camarena, en los años ochenta del siglo pasado.
Ahora
quieren intervenir en México, quiera o no el gobierno mexicano. Para AMLO su
supuesta buena relación con Biden se le está yendo al pozo, porque nunca
entendió (ni su impresentable canciller), que con Estados Unidos nunca estará
en buenos términos, aunque así lo parezca.
Para
Washington, México es parte de su economía, de su seguridad nacional, es el
proveedor de drogas para sus adictos y su “chivo expiatorio” en tiempo
electoral.
Lo que no entendieron
los lacayos neoliberales que gobernaron el país por tres décadas y media, lo
mismo que ahora AMLO, es que Estados Unidos NUNCA verá a México como amigo,
socio o aliado. México es su subordinado, su lacayo y hará lo que ellos quieren
que haga. No les importa el bienestar de los mexicanos, ni la soberanía
mexicana, ni la manga del muerto.
Ellos harán
lo que tengan que hacer para que sus intereses prevalezcan y si eso le causa
problemas y desgracias a México, pues peor para México.
Los gobernantes
mexicanos deberían actuar en consecuencia y sí, enfrentarse las veces que sea
necesario, por los medios políticos, económicos y sociales que sean necesarios
con Estados Unidos, al menos para que sepan que si ellos son un elefante que
nos pueden aplastar; México es un puercoespín que les va a causar enorme dolor
cuando lo intenten.
Desgraciadamente
nuestros gobernantes siguen creyendo que pueden convertirse en amigos, en
socios, en aliados de los gringos. Esos son puras ilusiones. Hay que verlos
como lo que son. La principal amenaza a la seguridad nacional del país, porque
si el crimen organizado tiene ese poder enorme, ha sido gracias a la debilidad
de un Estado que se ha subordinado a los dictados de Washington, a sus
necesidades y que depende de la buena voluntad del país hegemónico, la cual
brilla por su ausencia la mayor parte de las veces.
Los cárteles
del narcotráfico han acumulado ese poder enorme por el vasto mercado de drogas
en Estados Unidos; por las armas que consiguen sin dificultad allá y por la
facilidad que tienen de lavar su dinero en ese país.
México se ha
adaptado, con su corrupción, ineficiencia y vínculos con el crimen organizado, a
esas necesidades del país hegemónico.
Si en
Estados Unidos no consumieran más que la décima parte de lo que consumen de drogas
ahora; si no vendieran la cantidad de armas que venden a los cárteles; si no se
pudiera lavar con tanta facilidad el dinero ilícito en su sistema financiero (sólo
hay que ver las facilidades que dan estados como Delaware o Nevada) , habría
que preguntarse si el crimen organizado en ambos lados de la frontera tendría
el poder acumulado que ostenta.
Pero el
gobierno actual es tan cerril; tan inexperto en materia internacional; ha
aprendido tan poco en su relación con Estados Unidos, que lo más probable es
que acabe cediendo en todos los puntos que interesan en Washington (política
energética; maíz transgénico y glifosato; combate a los cárteles del
narcotráfico, migración indocumentada); a pesar de las balandronadas que AMLO
desgañita todos los días en su conferencia “mañanera” y que en Washington ya
saben que sólo son ladridos para el consumo interno mexicano.
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