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Zapata

martes, 7 de marzo de 2023

 SE LE DESCOMPONE LA RELACIÓN CON ESTADOS UNIDOS A AMLO

Por más que el subordinado gobierno de López Obrador ha intentado quedar bien con el de Estados Unidos, primero siendo un lacayo ante Trump; y después intentando aparentar ser un “buen amigo” de Biden, la realidad de una relación asimétrica, en la que el país hegemónico normalmente obliga al más débil a asumir los costos y a acatar sus órdenes y determinaciones, aprovechando la gran vulnerabilidad de los gobernantes mexicanos (por lo general unos corruptos e ineficaces), se ha acabado por imponer, en el momento en que el acortado sexenio de AMLO comienza su declinación.

Para Washington ya no es suficiente que AMLO acepte los mil migrantes que envía a nuestro país diario (sin ayuda económica alguna de por medio), o la supuesta labor de contención que la Guardia Nacional realiza en la frontera sur (que realmente no se ve que sirva de mucho), pues los republicanos, ya encarrerados para las elecciones presidenciales del próximo año y en control de la Cámara de Representantes, día tras día, critican y atacan a Biden sobre la “frontera abierta” con México, por la que afirman, pasan los migrantes que quieran y el fentanilo por toneladas.

No hay discurso o información, ya sea de Biden o del gobierno de AMLO que pueda apaciguar la ira republicana y nativista, que culpa de todos los males habidos y por haber en Estados Unidos a México, a su corrupto gobierno y a los cárteles del narcotráfico, que ahora ya quieren ser (nuevamente) denominados como “terroristas”, para que las eficientísimas fuerzas armadas de Estados Unidos lleguen al territorio mexicano a desbaratarlos (como si 20 años de intervención de dichas fuerzas armadas en Colombia, hubieran cambiado en algo el lucrativo negocio de la cocaína, que sigue viento en popa).

Ahora, con el secuestro de 4 afroamericanos en Matamoros, dos de los cuáles fueron asesinados en un enfrentamiento entre narcos (supuestamente porque los confundieron con miembros de una banda haitiana), la campaña anti-mexicana en los medios de comunicación (Fox News en primer lugar) y en el ámbito de la derecha xenófoba y neo-macartista de Estados Unidos ha alcanzado tonos de agresividad contra México no vistos desde el caso Kiki Camarena, en los años ochenta del siglo pasado.

Ahora quieren intervenir en México, quiera o no el gobierno mexicano. Para AMLO su supuesta buena relación con Biden se le está yendo al pozo, porque nunca entendió (ni su impresentable canciller), que con Estados Unidos nunca estará en buenos términos, aunque así lo parezca.

Para Washington, México es parte de su economía, de su seguridad nacional, es el proveedor de drogas para sus adictos y su “chivo expiatorio” en tiempo electoral.

Lo que no entendieron los lacayos neoliberales que gobernaron el país por tres décadas y media, lo mismo que ahora AMLO, es que Estados Unidos NUNCA verá a México como amigo, socio o aliado. México es su subordinado, su lacayo y hará lo que ellos quieren que haga. No les importa el bienestar de los mexicanos, ni la soberanía mexicana, ni la manga del muerto.

Ellos harán lo que tengan que hacer para que sus intereses prevalezcan y si eso le causa problemas y desgracias a México, pues peor para México.

Los gobernantes mexicanos deberían actuar en consecuencia y sí, enfrentarse las veces que sea necesario, por los medios políticos, económicos y sociales que sean necesarios con Estados Unidos, al menos para que sepan que si ellos son un elefante que nos pueden aplastar; México es un puercoespín que les va a causar enorme dolor cuando lo intenten.

Desgraciadamente nuestros gobernantes siguen creyendo que pueden convertirse en amigos, en socios, en aliados de los gringos. Esos son puras ilusiones. Hay que verlos como lo que son. La principal amenaza a la seguridad nacional del país, porque si el crimen organizado tiene ese poder enorme, ha sido gracias a la debilidad de un Estado que se ha subordinado a los dictados de Washington, a sus necesidades y que depende de la buena voluntad del país hegemónico, la cual brilla por su ausencia la mayor parte de las veces.

Los cárteles del narcotráfico han acumulado ese poder enorme por el vasto mercado de drogas en Estados Unidos; por las armas que consiguen sin dificultad allá y por la facilidad que tienen de lavar su dinero en ese país.

México se ha adaptado, con su corrupción, ineficiencia y vínculos con el crimen organizado, a esas necesidades del país hegemónico.

Si en Estados Unidos no consumieran más que la décima parte de lo que consumen de drogas ahora; si no vendieran la cantidad de armas que venden a los cárteles; si no se pudiera lavar con tanta facilidad el dinero ilícito en su sistema financiero (sólo hay que ver las facilidades que dan estados como Delaware o Nevada) , habría que preguntarse si el crimen organizado en ambos lados de la frontera tendría el poder acumulado que ostenta.

Pero el gobierno actual es tan cerril; tan inexperto en materia internacional; ha aprendido tan poco en su relación con Estados Unidos, que lo más probable es que acabe cediendo en todos los puntos que interesan en Washington (política energética; maíz transgénico y glifosato; combate a los cárteles del narcotráfico, migración indocumentada); a pesar de las balandronadas que AMLO desgañita todos los días en su conferencia “mañanera” y que en Washington ya saben que sólo son ladridos para el consumo interno mexicano.

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