LA OTAN SE PREPARA PARA INTERVENIR DIRECTAMENTE EN UCRANIA
En una
lectura muy optimista del curso de los acontecimientos en Ucrania, los altos
mandos militares de Estados Unidos y la OTAN están considerando un escalamiento
significativo en el conflicto entre Rusia y Ucrania, pues consideran que Moscú
está en retirada en su “operación militar especial”.
Primero,
Putin detuvo el avance del ejército ruso en el Norte de Ucrania y la toma de
Kiev, porque consideró que las bajas civiles, los costos para sus fuerzas
armadas y las matanzas de “falsa bandera” (como la de Bucha) que se atribuirían
a sus soldados, constituían un alto costo a pagar.
Segundo, los
ucranianos han estado recibiendo cada vez más armamento de Occidente, cada vez
más sofisticado y una creciente ayuda logística y de inteligencia, así como de
entrenamiento (ya están los miembros de las fuerzas especiales británicas SAS
en territorio ucraniano), lo que ha fortalecido la resistencia del ejército
ucraniano y la precisión de sus ataques (incluidos varios ya al interior de
Rusia), por lo que se optó por disminuir la longitud de la línea de combate,
para resguardar mejor a las fuerzas rusas y concentrarlas en las áreas en donde
las posibilidades de avance y triunfo son mayores.
Tercero,
Putin concluyó que era mejor centrar la “operación militar especial” en el Este, para asegurar el “puente” entre Crimea y el Donbás, tomando el puerto de
Mariupol, y mantener a raya al resto del ejército ucraniano con ataques aéreos
y lanzamiento de misiles, para así minimizar las bajas rusas y evitar, en lo
posible, provocar enfrentamientos en zonas cercanas a los países miembros de la
OTAN.
Todo ello ha
convencido a Washington y sus aliados de la OTAN que es el momento de
intensificar la ayuda militar a Ucrania, profundizar el bloqueo económico y
diplomático a Rusia, y eventualmente intentar operaciones más arriesgadas como
ataques directos de los ucranianos al territorio ruso (propuesto ya por el
Ministro de Defensa británico) o incluso la entrada de fuerzas de la OTAN en el
Oeste de Ucrania, para desde ahí seguir apoyando a las fuerzas armadas ucranianas
con armas, logística, entrenamiento, etc. Además, de que numerosos legisladores
estadounidenses siguen insistiendo en que se establezca una “zona de no vuelo”
en Ucrania para detener los ataques aéreos rusos.
En suma, los
occidentales ya están empujando la narrativa de que con la suficiente ayuda
militar e incluso con la participación directa de la OTAN en ciertas
circunstancias, Ucrania “puede ganar la guerra” e incluso recuperar los
territorios tomados por los rusos desde el 2014.
Si la OTAN
ya está en esta dinámica, lo que va a suceder es que Moscú va a poner “toda la
carne en el asador” para no perder los territorios conquistados y, por
supuesto, para no perder la guerra. Y ello implica un escalamiento todavía
mayor, que en algún momento implicará atacar a convoyes de ayuda, bases o
transportes occidentales que estén entrando en Ucrania. De ahí para adelante,
es decir, el uso de armas nucleares de parte de alguno de los dos bandos,
estaría a solo un paso de concretarse.
Occidente
está decidido a acabar, no sólo con el gobierno de Putin, sino a desmembrar a
Rusia, para no permitirle convertirse nuevamente en una potencia retadora de la
hegemonía occidental; y eso va a llevar a Rusia a defenderse con todo, lo que
ocasionará inevitablemente la Tercera Guerra Mundial.
Pero en
Washington, Londres y Bruselas están envalentonados y pretenden terminar con el
“problema ruso”, aprovechando el conflicto en Ucrania, lo que llevará a la destrucción
de Europa y de ahí a la posibilidad de una guerra nuclear, que devastaría al
planeta.
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