Imperialismo, migración y clase obrera internacional
Raúl
Romero*
https://www.jornada.com.mx/2021/12/26/opinion/013a2pol
Los
migrantes no somos criminales, somos trabajadores internacionales, cantaban los
más de 200 migrantes que llegaron pasadas las 19 horas del 14 de diciembre a
las instalaciones del Instituto Nacional de Migración (INM) en Polanco. El
contingente llegó hasta ahí para sumarse a la manifestación, convocada por
colectivos de la Ciudad de México, en memoria de las 56 personas migrantes
fallecidas como consecuencia de la volcadura de un tráiler en Chiapas.
Acompañados por al menos otras 200 personas solidarias residentes en México y
de una batucada, el grupo decidió trasladarse, causando asombro entre los
vecinos y trabajadores de Polanco, hacía las oficinas del mismo INM en las
calles de Ejército Nacional. Ahí se encendieron veladoras, se pusieron ofrendas
florales, se hizo un pase de lista y se guardó un minuto de silencio por los
fallecidos. En su traslado otra significativa consigna era constantemente
entonada: Manchadas de rojo están las fronteras, porque ahí se mata a la
clase obrera.
México
conoce bien a esa clase obrera internacional. Durante décadas, millones de
mujeres y hombres mexicanos han cruzado la frontera hacia Estados Unidos (EU)
en busca de mejores empleos e ingresos. Más recientemente, miles de personas de
este país también han decidido ir a EU, con o sin documentos, ante el
incremento de la violencia. Se calcula que 36 millones de migrantes mexicanos
radican hoy en el país vecino, es decir 10 por ciento de la población total de
aquella nación. Como se reportó en estas mismas páginas (https://bit.ly/3mopqIJ), las
remesas de los migrantes mexicanos se han convertido en 2021 en la principal
entrada de divisas del país, por encima incluso del turismo, los petrolíferos,
las exportaciones agroalimentarias y la inversión extranjera.
El fenómeno
migratorio no es particular de América. Se trata de uno mundial que se viene
agravando en las décadas recientes. El proceso de globalización neoliberal que
implicó la reorganización de la vida y del trabajo a escala internacional hizo
que las migraciones masivas se volvieran necesarias para el proceso de
producción. La clase obrera internacional que sale de naciones y regiones
subdesarrolladas por el saqueo y el despojo, se convierte en mano de obra
barata para los centros imperiales; trabajadores sin derechos ni prestaciones,
amenazados con ser denunciados y expulsados ante cualquier queja o protesta. Es
por eso que las poblaciones de países de África, Medio Oriente, Europa del Este
y de Centro y Sur de América buscan llegar a naciones como Alemania, Estados
Unidos, Rusia, Arabia Saudita, Francia, Reino Unido, por mencionar algunas.
Estos fenómenos de desplazamientos masivos del ejército de reserva de
las periferias hacia los centros y del sur hacia el norte, ocurre también del
campo a la ciudad, pues las megalópolis y zonas de desarrollo parecieran ser el
modelo de reorganización territorial que impulsa el capital.
Al mismo
tiempo, algunos países expulsores de migrantes de Centro y Sudamérica y también
de África, tienen como común denominador la devastación socioambiental, como
resultado del papel que se les impuso en el sistema de producción: la
extracción de recursos y el suministro de materias primas. Igualmente, se
caracterizan por tener un gran desarrollo de las economías criminales, no sólo
del mercado de las drogas, sino también de la extracción ilegal de minerales,
de tráfico ilegal de armas, de trata de personas, etcétera.
Estamos aquí
porque ustedes estuvieron allá, rezaba una pancarta en una movilización de
migrantes en 2003, en España. La consigna resume bien el carácter histórico y
la relación entre colonialismo, imperialismo y los fenómenos recientes de
migración masiva.
Desde
los sans papiers en Francia, hasta las caravanas en
Centroamérica, la clase obrera internacional va encontrando obstáculos que
tropiezan su tránsito. Al racismo institucionalizado y al nacionalismo
exacerbado que deriva en xenofobia, la clase obrera internacional tiene que
enfrentar en todo el mundo la militarización de las fronteras y la represión,
así como las múltiples violencias del millonario negocio de la trata de
personas.
Hoy que el
gobierno de México acepta reproducir la política migratoria impuesta por los
sectores más conservadores de EU, llegando al grado incluso de comenzar a
exigir visa a personas provenientes de Ecuador, Brasil y Venezuela, vale la
pena recordar nuestro pasado y presente como pueblos migrantes. Hoy que México
hace de la “Guardia Nacional una especie de Border Patrol subrogada,
internalizando la política migratoria de Estados Unidos” como escribió Luis
Hernández Navarro (https://bit.ly/33INTBX),
es necesario que nuestros pueblos y organizaciones desplieguen toda su
solidaridad con la clase obrera internacional y en contra del imperialismo.
* Sociólogo
Twitter: @RarulRomero_mx
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