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Zapata

jueves, 5 de agosto de 2021

 NO PROSPERARÁ LA DEMANDA DE MÉXICO CONTRA FABRICANTES DE ARMAS DE ESTADOS UNIDOS

La demanda civil presentada por el gobierno de México (en una corte en Boston, Mass.) contra 11 empresas que fabrican armas en los Estados Unidos[1], pretende responsabilizar a dichas empresas por su negligencia al vender armas de asalto y de grueso calibre a narcotraficantes y criminales en México; que, según la Secretaría de Relaciones Exteriores, han ocasionado la muerte a 17 mil mexicanos.

El gobierno de México reclama una compensación económica por los daños sufridos por las “prácticas negligentes de estas empresas”.

Inmediatamente ha contestado en un comunicado la Asociación Industrial del Comercio de Armas de Estados Unidos, que la demanda carece de fundamento y que es el gobierno mexicano el responsable del crimen en su país y sólo está buscando un “chivo expiatorio”.

Así también, en voz del vicepresidente de la citada asociación, Lawrence Keane, el mal uso de las armas que ilícitamente llegan a México es culpa de los narcotraficantes y criminales que “plagan (sic) a los ciudadanos mexicanos”. Además, el representante de esta asociación afirmó que muchas de las armas son “robadas” al ejército mexicano y a las fuerzas del orden público.

¿Por qué ésta demanda del gobierno mexicano no prosperará en las cortes estadounidenses?

Primero, porque las administraciones demócratas que han tratado de regular y disminuir el comercio legal de armas dentro de Estados Unidos han fracasado estrepitosamente a lo largo de décadas, ante la oposición del Partido Republicano (y de los gobiernos estatales y en su caso, federales emanados de este partido); por el poder inmenso que tienen los fabricantes y distribuidores de armas en el Congreso de los Estados Unidos, en gobiernos y legislaturas estatales, y en una parte nada despreciable de la sociedad y los medios de comunicación de ese país; y porque incluso una parte del propio Partido Demócrata, no está del todo de acuerdo que se regule “en exceso” la posesión de armas entre la población.

Segundo, la famosa Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que protege el derecho de los ciudadanos a poseer armas, es uno de los emblemas de la derecha estadounidense desde hace décadas, y por lo tanto cualquier medida que se considere que puede atentar contra la misma, alinea a todos los fabricantes, distribuidores y poseedores de armas del país. La Asociación Industrial del Comercio de Armas ya alzó la voz invocando que se está queriendo “atacar” la Segunda Enmienda, y no tardará en que la poderosa National Rifle Association (NRA) se una a la Asociación arriba citada, para contrarrestar la demanda del gobierno mexicano (y seguramente la cadena Fox iniciará una interminable propaganda antimexicana para fortalecer dicha estrategia).

Tercero, a pesar de que el gobierno mexicano estará representado por un despacho de abogados de Estados Unidos (Shadowen PLLC), lo que garantiza que se cuenta con conocedores del derecho anglosajón, más los expertos mexicanos de la cancillería; la realidad es que los recursos económicos que esto va a ocasionar a las arcas nacionales, pues un litigio de este tamaño puede llevar años[2], no se compara con la cantidad de dinero que tienen y pueden recaudar las ricas empresas fabricantes de armas, ayudadas por millones de ciudadanos que pueden aportar algunos dólares mensuales si la NRA se los solicita, lo que acabará desgastando las finanzas nacionales, algo que el presidente López Obrador cuida mucho, y que podría exasperarlo muy pronto, si no se ven resultados previsibles en un plazo razonable (es decir, dentro de su periodo presidencial).

Cuarto, ésta es una apuesta principalmente del canciller Marcelo Ebrard, que desde el inicio de la actual administración del presidente López Obrador, ha tratado de incluir el tema del contrabando de armas de Estados Unidos a México, en la agenda bilateral de seguridad (ahí está su propuesta acerca de “congelar las armas” en la frontera), sin que sus contrapartes estadounidenses (primero en la administración Trump y ahora en la de Biden), le hicieran el menor caso.

Y es que el actual gobierno de Biden ya tiene demasiados conflictos con los republicanos, como para sumarle uno más, tratando de que los fabricantes de armas de Estados Unidos se rehúsen a venderle a las organizaciones del crimen organizado de México hasta 500 mil armas al año (según el gobierno mexicano).

Así que Ebrard, no se sabe si por idea propia o aconsejado por sus “amigos” de Estados Unidos, ha venido urdiendo esta demanda como una alternativa a acciones conjuntas entre los gobiernos de ambos países, para detener el contrabando de armas, dado el desinterés estadounidense y la incapacidad mexicana para lograrlo.

Quinto, los tribunales estadounidenses son muy quisquillosos en demandas de gobiernos extranjeros contra sus nacionales, y más aún si, como en este caso, las empresas demandadas son muy cercanas al imaginario cultural del estadounidense medio (Smith & Wesson, Colt, etc.); y la ley federal de Estados Unidos “garantiza a los fabricantes de armas una gran inmunidad contra las víctimas y sus familiares”.[3]

Más parecería una forma de “presionar” del gobierno mexicano al de Estados Unidos, para que finalmente se haga algo en lo relativo al contrabando de armas hacia México.

Sexto, va a ser casi imposible probar que las empresas fabricantes de armas “conscientemente” están vendiendo sus productos a criminales, pues pueden alegar perfectamente que ellos venden sus armas a minoristas o ciudadanos que cumplen con la legislación vigente y, por lo tanto, no están obligadas a conocer el uso que les darán después dichas empresas o personas.

En resumen, el gobierno de López Obrador correctamente quiere que su contraparte de Estados Unidos se responsabilice de detener el flujo ilegal de armas hacia México; tal como dicho gobierno exige y a veces ordena al mexicano a que haga lo mismo con el comercio ilícito de drogas.

Sin embargo, la ruta seguida poco o nada va a ayudar a la estrategia en contra del tráfico ilícito de armas, y lo más probable es que nuestro gobierno se gane enemigos muy poderosos en el Congreso y en distintos estados de la Unión Americana, que harán todo lo posible por atacar y obstaculizar las iniciativas de México en otros temas como migración, comercio o turismo.



[2] Según el New York Times, los familiares de los niños asesinados en la escuela Sandy Hook, acaban de llegar a un acuerdo para que les paguen 33 millones de dólares los fabricantes de las armas que se utilizaron en el tiroteo; pero el litigio ha tardado ya 7 años.

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