LA PATÉTICA DEBILIDAD DE MÉXICO FRENTE A ESTADOS UNIDOS
La
resolución de la Suprema Corte de Estados Unidos ordenando al gobierno de Joe
Biden que reestablezca el programa “remain in Mexico” (“quédate en
México”), instaurado durante la administración Trump, mediante el cual los
solicitantes de asilo que entren por la frontera sur, deben “permanecer en
México” hasta que las cortes estadounidenses resuelvan su situación, es una
prueba más de que el vasallo gobierno mexicano no tiene ni voz, ni voto cuando
se trata de asuntos de seguridad, migración, comercio, finanzas, asuntos
laborales, medio ambiente, o lo que se le pegue la gana al vecino del Norte.
Simplemente
y de manera unilateral, Estados Unidos decide que México reciba a miles de
solicitantes de asilo, les parezca o no al gobierno y al desinformado pueblo
mexicano.
¿Qué
contestó un funcionario menor, que ahora se encarga de la principal relación de
nuestro país con el exterior? Que se iba a intercambiar información con el
gobierno de Estados Unidos sobre la materia. Es decir qué por lo pronto, México
no rechazó firme e inequívocamente esta flagrante intromisión en la soberanía
del país, con el sobado y poco creíble argumento de que por una cuestión
“humanitaria”, nuestro país tendrá que cargar con el costo de sostener, vigilar
y atender a miles de indocumentados de todo el mundo que se han tragado hasta
la saciedad el mito del “sueño americano”. Todo ello, sin recibir nada a cambio[1] (Turquía sí le cobra en
miles de millones de euros a la Unión Europea, el mantener en su territorio a
3.5 millones de refugiados sirios).
En las
grandes cadenas de televisión de Estados Unidos y en sus diarios dan la
noticia, sin molestarse en preguntar o preguntarle al gobierno mexicano qué
piensa de dicha resolución de la Suprema Corte, pues dan por sentado que el
vasallo gobierno mexicano no dirá ni pío; y aceptará, como lo hizo durante el
gobierno de Trump, a los miles de solicitantes de asilo, que pueden pasar años
en nuestro país, antes de que siquiera reciban una notificación de las
autoridades estadounidenses sobre sus solicitudes. Patético.
Y ahora para
colmo, el muy solícito canciller Ebrard, ya comenzó a recibir refugiados
afganos, como parte de las obligaciones que protectorados como el mexicano,
tienen que cumplir ante el imperio estadounidense, que después de devastar
países en Medio Oriente, en sus eternas guerras propiciadas por los
comerciantes de la muerte del complejo militar-industrial-de seguridad y del
lobby pro Israel, ahora exigen a sus “aliados” y vasallos que les ayuden a
limpiar su tiradero; y por supuesto, el precandidato Ebrard, que desea el apoyo
del establecimiento político de Washington para llegar a la presidencia en
2024, ya ofreció casa, empleo, salud, educación y quién sabe cuántas cosas más
para los afganos que se quieran apuntar a venir al paraíso de la inseguridad,
la violencia, la corrupción, el narcotráfico, la impunidad y la pobreza que
lleva por nombre Protectorado Mexicano de los Estados Unidos de América.
[1]
Además de todos los indocumentados que son expulsados inmediatamente para
prevenir contagios de Covid-19 (Norma 42).
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