Conquista, independencia nacional
y emancipación indígena
Francisco López Bárcenas
https://www.jornada.com.mx/2021/01/20/opinion/016a1pol
Este año se cumplen 500
años de la caída de Tenochtitlan ante el poder de los invasores españoles. Este
suceso marcó la conquista y posterior colonización de todo Anáhuac, la parte
del continente que se conoce como Centroamérica y Aridoamérica: todo el
territorio que ahora forma parte del Estado mexicano. Tal vez pensando en ese
suceso, dos días antes de que terminara 2020, en el Diario Oficial de
la Federación se publicó un decreto del Congreso de la Unión
declarando este año que corre como Año de la Independencia. Ligados los
dos sucesos, varias instituciones académicas han anunciado programas para
analizar el impacto que la conquista, la colonización y las luchas por la
independencia tuvieron y siguen teniendo en la vida de sus habitantes, pero
sobre todo en la vida de los pueblos indígenas que habitan el país.
El asunto
tiene importancia, sobre todo a raíz de las nuevas interpretaciones de estos
sucesos, producto de los hallazgos históricos y la manera en que se ha
configurado el modelo de explotación de los últimos años. Desde mediados del
siglo XX comenzaron a aparecer obras que contradecían la manera en que la
historia oficial presentaba la conquista y cuestionaban la manera, pero sobre
todo los resultados, de la guerra de independencia. Así, supimos que la
conquista fue posible por la superioridad de las armas españolas, pero también
por la cooperación de algunos pueblos indígenas, pensando que así se librarían
de sus rivales, cosa que lograron pero sólo para caer en una subordinación más
profunda, que no fue sólo económica, política y militar, sino también cultural,
religiosa y epistémica. La dominación española fue material y espiritual.
De la
independencia se decía otro tanto. Las nuevas interpretaciones hablaban de que
la independencia nacional no representó una independencia de los pueblos
originarios, que en aquel tiempo eran mayoría poblacional. Se explicaba que el
Estado que surgió al desprenderse la Nueva España de la corona española mantuvo
las estructuras coloniales construidas durante 300 años, sólo que ahora los
colonizadores eran los criollos mexicanos y los colonizados los pueblos
indígenas. Se explicaba así el despojo de sus tierras, bosques y aguas durante
la segunda mitad del siglo XIX, que llevó a los pueblos a confrontar
militarmente al Estado como manera de seguir existiendo. Se hablaba de una
segunda colonización, la cual persistió y persiste hasta hoy. Varios
científicos respetables y respetados se refirieron y se refirieren al fenómeno
como un colonialismo interno, con diferentes etapas y manifestaciones.
Contrario
a lo que se cree, el indigenismo fue parte de esas políticas de colonialismo
interno y el multiculturalismo, su versión en el neoliberalismo. Tener presente
este fenómeno es importante, sobre todo cuando se piensa en la emancipación de
los pueblos y se lucha por su autonomía. Por no entenderlos cabalmente, durante
el indigenismo, muchos indígenas aceptaron cargos en el Estado colonizador
pensando que de esa manera contribuían a la emancipación de sus pueblos cuando
era lo contrario: consiguieron prestigio y una mejor posición económica y
social personal a cambio de construir un discurso que encubría el despojo a los
pueblos y ocultaba la represión sobre quienes se oponían a ello. Lo mismo que
hacen quienes se han montado al tren de la Cuarta Transformación callando
cuando se violan los derechos de los pueblos o, peor, diciendo que sí se
respetan.
Con la
finalidad de arrojar luz sobre el camino que hay que construir para encontrar
el horizonte emancipatorio, es bueno entrar al debate desde la posición y las
condiciones de los pueblos. Hay cuestiones que requieren explicación: ¿cuáles
son las características específicas del colonialismo interno en un gobierno que
se dijo de transformación, pero que en el fondo mantiene las mismas políticas
de sus antecesores? ¿De qué manera repercute la educación intercultural a
mantener o superar el colonialismo epistémico? ¿Son las formas de participación
política que ofrece el Estado caminos de emancipación o continuidad del
colonialismo interno? ¿Las formas de producción comunitaria de los pueblos
sirven como procesos emancipatorios regionales o nacionales, o sólo funcionan
en las localidades? Y sobre todo: ¿estamos construyendo caminos de emancipación
o sólo de resistencia?
En el
mencionado decreto del Congreso de la Unión declarando 2021 Año de la
Independencia se instruye al Poder Ejecutivo elaborar un programa de
actividades para conmemorarlo. Las organizaciones de los pueblos indígenas y
sus aliados podrían hacer lo propio desde su perspectiva particular, buscando
soluciones concretas a problemas concretos. La lucha ideológica también es
importante en la construcción de caminos emancipatorios.
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