ESTADOS UNIDOS SOMETE NUEVAMENTE AL
GOBIERNO DE LÓPEZ OBRADOR
Al publicarse en el Diario Oficial de la Federación
las normas que los agentes extranjeros deben seguir durante su estancia en
México, se hizo una excepción para los estadounidenses pues “..se reconoce la
vigencia del memorando de entendimiento celebrado entre el gobierno de Estados
Unidos y el mexicano sobre procedimientos de cooperación en materia de
actividades de procuración de justicia firmado en Mérida, Yucatán, el 15 de
febrero de 1999[1],
que tiene como objetivo la puesta en práctica de los pasos a seguir en la carta
firmada por el procurador general de cada gobierno durante el encuentro que
tuvo lugar el 2 de julio de 1998, en Brownsville, Texas[2], para concretar la
coordinación y cooperación entre ambos países en actividades relativas al
trabajo conjunto en temas de justicia que afecten a los dos países”.[3]
Esto quiere decir que, en el caso de los gringos,
ellos pueden seguir operando como lo venían haciendo, y las nuevas reglas
quedan establecidas para todos los otros agentes extranjeros (los del Mossad
israelí han de estar atacados de risa), y los gringos quedan con el mismo
esquema que han venido practicando desde los gobiernos tecnócratas neoliberales
priistas, es decir, completa libertad para hacer lo que les dé la gana. Nada
más que ahora consagrado ya en la misma Ley de Seguridad Nacional, y ya no en memorandos
o minutas de reuniones entre autoridades de ambos países.
Quizás a cambio de esta nueva rendición al gobierno de
Trump (ya de salida), es que la sometida Fiscalía General de la República
anunció que no procederá contra el Gral. Cienfuegos, pues en voz del vocero de
la fiscalía, Marcelo Ebrard -no perdón, es el Secretario de Relaciones
Exteriores- se estableció que las “pruebas” aportadas por el gobierno de
Estados Unidos no eran tal, y que el susodicho general está tan limpio como los
pisos de la Secretaría de la Defensa Nacional.
De todas formas, el gobierno de Estados Unidos no dejó
de señalar que se reserva el derecho de volver a acusar al general, por los delitos
por los que ya lo había imputado; así que el ex secretario de la Defensa
Nacional, no podrá dormir tranquilo por el resto de sus días.
Y lo mejor será que no viaje a algún país que tenga tratado
de extradición con Estados Unidos, porque seguro que lo detienen nuevamente.
En fin, que lo que pareció una prometedora política
del gobierno de López Obrador para ganar algo de margen de maniobra ante los
prepotentes gringos, ha quedado como siempre, en pura “llamarada de petate”. Era
mucho esperar de este gobierno.
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