El Ejército de López
Obrador, no de la República
07/12/2020
De
los muchos riesgos que implica el creciente protagonismo que la administración
de Andrés Manuel López Obrador está dando a las Fuerzas Armadas, hay uno muy
particular: en una fecha no muy lejana podríamos tener una Sedena y una Semar
metidas de lleno, y del lado del Presidente, en la polarización política
reinante.
El
martes pasado, en su mensaje del 1 de diciembre por el segundo aniversario de
su gobierno, el presidente López Obrador subrayó que las Fuerzas Armadas
tendrán un perfil más público. El viernes abundó al respecto.
De
gira por el municipio de Ruiz, en Nayarit, donde las FFAA participan en la
construcción de “la obra hidráulica agrícola más importante del gobierno”,
López Obrador dijo el 4 de diciembre que el Ejército “sacó del hoyo” a su
gobierno cuando, tras cancelar el aeropuerto de Texcoco, recayó en la Sedena el
encargo de hacer uno nuevo, el de Santa Lucía, también en el Estado de México.
“Algunos
se preguntan por qué está participando tanto el Ejército en las obras públicas.
Y es importante tener en cuenta que el Ejército tiene también esa función, la
de ayudar en el desarrollo del país, apoyar para el progreso de México”,
declaró el Presidente, el viernes, en Ruiz. “Está en la ley orgánica del
Ejército, es una de sus funciones, de sus tareas y eso es lo que se está haciendo
ahora, utilizar todo el conocimiento de una institución profesional como la
Secretaría de la Defensa para que podamos avanzar en la realización de obras,
llevando a cabo acciones en beneficio de nuestro pueblo”.
Acto
seguido, Andrés Manuel destacó cómo la Marina lo mismo limpia de sargazo las
playas en Quintana Roo que desazolva ríos en Tabasco; o el Ejército, que surte
con sus viveros los árboles frutales y maderables para el millón de hectáreas
que se buscan plantar en este sexenio. Y, remató el Presidente, son ingenieros
militares los encargados de las 2 mil 600 sucursales del Banco de Bienestar que
se están construyendo. Y aunque no lo dijo en esa gira, ya se ha adelantado que
las Fuerzas Armadas participarán en la aplicación de la vacuna contra el
SARS-CoV-2.
López
Obrador se apoya en el Ejército y la Marina más que ningún otro mandatario
reciente. Para no ir más lejos en demostraciones: desapareció la Policía
Federal, iniciativa que nació con Ernesto Zedillo, y en su lugar puso a
efectivos y mandos militares en la Guardia Nacional.
Que
el Presidente crea que el Ejército le ahorra licitaciones y procesos
administrativos en obras, que cuenta con su lealtad y hasta con su discreción,
es una cosa. Que ese protagonismo no implique que luego las Fuerzas Armadas
participen en decisiones donde es imposible no ver un sesgo partidista, es otra
muy distinta. Como en el choque de la Federación y Chihuahua, que lleva tres
meses.
Luego
de las protestas por el uso del agua de una presa, la Guardia Nacional se vio
envuelta en el asesinato de una mujer y la población resintió el uso de ese
cuerpo policiaco en su contra. Entonces, la Secretaría de Seguridad de AMLO
acusó al gobernador Javier Corral de actuar políticamente en ese conflicto y la
Federación suspendió las mesas de coordinación en el nada marginal tema de la
seguridad.
Chihuahua
ha apelado a la Suprema Corte para que se reestablezcan esas reuniones, sin
embargo, la ministra Yasmín Esquivel, por cierto postulada por López Obrador,
desestimó la semana pasada esa petición.
Este
botón de muestra es preocupante. Chihuahua lleva tres meses sin mesas de
seguridad entre la Federación y la autoridad estatal. Si coordinadas todas las
autoridades no hay garantía de que la ciudadanía esté protegida, qué puede
esperar ésta si diferentes niveles de gobierno cancelan la coordinación por
cuestiones políticas.
Hay
testimonios que señalan que la Guardia Nacional y el Ejército siguen
colaborando con las autoridades chihuahuenses, pero el hecho mismo de la
suspensión de las mesas habla de una situación anómala, de la afectación por
cuestiones políticas de un tema que debería estar blindado de vaivenes
partidistas.
Las Fuerzas Armadas siempre han mostrado
institucionalidad al Presidente en turno y, desde las alternancias, su imparcialidad
ha estado fuera de duda. Sin embargo, si el gobierno federal que más
presupuesto y protagonismo da a las FFAA es también uno que no cuida que no se
mezclen pugnas partidistas con políticas públicas, cabe preguntarse si no
estamos a punto de tener el Ejército de AMLO por un lado, y la indefensión por
el otro.
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