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Zapata

martes, 17 de diciembre de 2019

RELACIÓN MÉXICO-ESTADOS UNIDOS ¿COOPERACIÓN O PROTECTORADO?


La reciente firma de los acuerdos adicionales al T-MEC, festejada por el gobierno de López Obrador (AMLO) como un triunfo para México, que ha derivado en una andanada de críticas contra él y su principal negociador, Jesús Seade (subsecretario para América del Norte), debido a que en la Ley de Implementación del “acuerdo”, el gobierno de Estados Unidos incluyó la figura de “agregados laborales” adscritos a la embajada de Estados Unidos en nuestro país, con facultades no establecidas en los acuerdos firmados por los tres países, demuestra una vez más, que el gobierno de Donald Trump está aprovechando al máximo la debilidad, la impreparación y el miedo del gobierno mexicano, para sacar la mayor cantidad de ventajas en la relación bilateral.
AMLO insiste en que la relación es de “cooperación”. ¿Pero cómo puede ser de cooperación si una de las partes se la pasa amenazando con represalias económicas, jurídicas y políticas sobre la otra, si ésta última no asume los compromisos y las exigencias de la primera? Eso no es cooperación, es imposición, es un chantaje continuo que pretende ser presentado como una relación normal entre dos países soberanos; sólo que el nuestro es el único que cede en todo, a cambio de que no le apliquen sanciones de distinto tipo y naturaleza.
Nuestro gobierno ha tenido que acceder a que el de Estados Unidos califique la política migratoria de México (una certificación), para así no aplicarle un aumento en los aranceles de los productos que exportamos, haya o no tratado de libre comercio de por medio. Así, no sirve en realidad de nada el T-MEC, pues si para las autoridades de Estados Unidos, nuestro gobierno no está haciendo lo suficiente para detener la migración indocumentada, se aplicarán los aranceles, sin importar lo que diga el T-MEC.
Ahora también el gobierno de Estados Unidos se arroga el derecho de designar a los cárteles del narcotráfico como organizaciones terroristas, en el momento que considere que nuestro gobierno no hace lo suficiente (y en los términos que quiere Estados Unidos), para combatir el narcotráfico; de lo contrario, hará la tal designación, con la posibilidad de aplicar medidas unilaterales en este tema (que de todas formas las realiza cuando se le da la gana).
Y ahora en el tema laboral, los “agregados laborales” designados unilateralmente por ellos darán un informe trimestral sobre la aplicación de las leyes laborales en nuestro país, y si no les parece en el gobierno y en el legislativo estadounidense la situación, podrán aplicar sanciones comerciales a las empresas que no estén cumpliendo con dicha legislación.
En resumidas cuentas, Estados Unidos es el juez de las políticas económica-comercial, de seguridad, migratoria y laboral de México, sin que exista reciprocidad de ningún tipo, ni tampoco la posibilidad de que México le pueda exigir cuentas a Washington sobre el enorme consumo de drogas de su población, que es el motor principal del narcotráfico; o la venta de armas a los cárteles del narcotráfico; o el lavado de dinero en su territorio; o la discriminación, el racismo y las violaciones a los derechos laborales de nuestros connacionales en territorio estadounidense, entre otras cosas.
Así que es una falacia eso de la “cooperación”. México es ya un protectorado de Estados Unidos.[1]


[1] Soberanía parcial que un estado ejerce sobre un territorio que no está incorporado por completo a esa nación y que posee autoridades propias.

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