Lo dijimos
en este blog hasta el cansancio. Querer apaciguar a Trump con concesión tras
concesión (T-MEC, mantenimiento de la Iniciativa Mérida, entregar en bandeja de
plata la política migratoria y mantener el discurso “conciliador” a pesar de ofensas
y amenazas reiteradas), iba a costarle caro al gobierno y por supuesto al país.
Ahora esa
secta-familia Le Barón, de oscuros antecedentes[1], ha solicitado a Trump que
designe a los cárteles mexicanos del narcotráfico como organizaciones terroristas[2] (algo que numerosos congresistas
estadounidenses han demandado por años), lo que dará pie para que el
beligerante y provocador presidente estadounidense lo utilice como nueva arma
electoral, para incitar a su base social de xenófobos y racistas, nutriendo así
su narrativa sobre las amenazas que provienen del vecino del sur y dando
crédito a su política antiinmigrante (deportaciones, construcción del muro,
separación de familias, etc.).
El ingenuo
gobierno de López Obrador, en voz de su entreguista canciller Marcelo Ebrard[3], ahora sí dice que ese
tipo de caracterización de los carteles no sería aceptable, pero su
inconformidad llega tarde, pues el mismo gobierno le ha abierto la puerta al
gobierno de Trump para meterse hasta la cocina en los temas de seguridad y
migratorios (ahí está la entrada de 40 agentes del FBI para investigar los
asesinatos de las mujeres y niños Le Barón), por lo que ahora querer aparentar firmeza
en la defensa de la soberanía, sólo demuestra que su estrategia inicial de “buenos
vecinos” y de apaciguamiento con Trump, les acabó estallando en la cara.
La debilidad
patente del gobierno de López Obrador ante Washington, lo está obligando a
reconsiderar (por más que no lo digan abiertamente) el otorgamiento de asilo al
depuesto presidente boliviano Evo Morales, por lo que ya se maneja la versión
de que podría pedir asilo en Cuba o Argentina (una vez que suba al poder
Alberto Fernández), para así quitarle presión al “hermano López Obrador”.
Con una
economía estancada (el INEGI ha confirmado que está en recesión)[4]; con la mayor cantidad de
asesinatos en un año, desde que se hace esta medición; con amagos de golpismo
por parte de un sector de las fuerzas armadas; con una sumisión vergonzosa ante
la potencia hegemónica; con una rendición patética ante los grupos priistas, perredistas
y panistas que están por quedarse con la estructura del partido en el gobierno,
Morena; y con la permanente oposición de los oligarcas y grupos de derecha, a
los que sin embargo, López Obrador sigue haciendo concesiones inútiles; la mal
llamada Cuarta Transformación se dirige a un sonoro fracaso en su primer año en
el poder, por más que la mayoría del esperanzado pueblo mexicano le sigue
otorgando el beneficio de la duda[5].
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