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Zapata

lunes, 17 de junio de 2019

GUATEMALA ENTRE MÁS DE LO MISMO Y UN COLAPSO MAYOR


La primera vuelta de las elecciones presidenciales en Guatemala realizadas ayer, prefiguran que habrá una segunda vuelta entre la candidata presidencial de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), Sandra Torres (25.27% de los votos) y el candidato del partido Vamos, Alejandro Giammattei (14.08%), con el 94% de los votos contados.[1]
Todo indica también que UNE será el partido más votado para el Congreso y en la mayoría de las alcaldías.
UNE es un partido de tendencia social demócrata, que proviene de estratos medios de la sociedad guatemalteca, con presencia principalmente en zonas rurales y que logró la presidencia en 2007 con Alvaro Colom (2008-2012), ex esposo de Sandra Torres (a quien se le negó la posibilidad de competir por la presidencia en 2011, porque se divorció del presidente para poder evitar la prohibición de que los familiares directos del mandatario en turno puedan postularse a dicho puesto). Torres se volvió se postular para la presidencia en 2015, pero cayó en segunda vuelta ante el actual presidente Jimmy Morales.
Giammattei se considera el representante de grupos de derecha, que continuamente forman partidos políticos para cada ciclo electoral, con objeto de postular a representantes de la oligarquía y/o del estamento militar, para mantener el poder político y económico, evitando que sectores medios y o de la muy debilitada izquierda guatemalteca, puedan acceder a la presidencia.
Para la segunda vuelta, la previsión es que los varios partidos políticos de derecha que presentaron candidatos presidenciales impulsarán el voto en favor de Giammattei[2] como representante de los sectores empresariales y conservadores del país.
En Guatemala, después del fin del conflicto interno que dejó 200,000 muertos (1960-1996), la élite económica (la antigua del sector agrícola; y la nueva, de los sectores industrial y comercial) ha mantenido una alianza, difícil en ocasiones, pero más o menos permanente con la cúpula militar, para acotar los compromisos democráticos y en materia de derechos humanos que se convinieron en los acuerdos de paz de 1996 con la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG).
La aplicación de la política neoliberal en Latinoamérica, a instancias de Washington; el mantenimiento del poder económico en una minoría y la concentración del poder político en los centros urbanos, dejando a la mayoría de pueblos originarios y campesinos olvidados y fuera del radar de las políticas públicas, ha reforzado la división de la sociedad guatemalteca en una minoría urbana, educada y con un nivel de vida medio y alto; y una gran mayoría pobre y marginada que no se ve reflejada, ni en los partidos políticos, ni en las políticas públicas desarrolladas por los sucesivos gobiernos.
Pero ahora Guatemala se enfrenta a una disyuntiva más severa, que sus élites económicas y políticas no quieren ver. En los últimos 3 años, uno de los cultivos fundamentales de la agricultura guatemalteca, el café, se ha enfrentado a dos situaciones de extrema gravedad: una caída del precio internacional, debido a la sobreproducción (especialmente en Brasil), y una concentración en pocos consorcios de la compra del producto; aunado a problemas ambientales (sequías y/o inundaciones), que han dejado a miles de productores fuera del mercado y endeudados, generando una mayor emigración del campo guatemalteco hacia las ciudades y hacia Estados Unidos (vía México).
Si a esto se le suma la endémica violencia criminal en el país, que amenaza la seguridad de miles de jóvenes, los cuales ante las escasas oportunidades de trabajo y/o los bajos salarios, también prefieren emigrar[3], Guatemala se encuentra frente a un éxodo de su principal fuerza de trabajo, que se va a encontrar, por primera vez en muchos años, con dos muros que difícilmente podrá superar: el cierre de la frontera sur mexicana, por órdenes de Trump (dócilmente aceptadas por el gobierno mexicano); y con ello, la búsqueda de zonas más peligrosas para pasar, con lo que el crimen organizado tendrá a su merced a más migrantes a quienes explotar, secuestrar, violar y matar.
Aún no dimensionan en Guatemala lo que el cierre de la frontera sur mexicana y el mayor endurecimiento de la política migratoria estadounidense (con muchas más deportaciones) va a significar para la sociedad guatemalteca, pues la crisis del café, de la violencia y de la migración, van a generar una presión mayúscula para las frágiles instituciones guatemaltecas, que pueden llevar a un colapso mayor a ese país.
Las élites guatemaltecas, como las mexicanas, hondureñas y salvadoreñas, han visto la emigración de pobres y desempleados, como su válvula de escape, para quitar presión a sus débiles economías, con lo que se quitan responsabilidad, dejando la problemática a los países hacia donde se dirigen los migrantes. Pero ahora con el tapón con el que se van a encontrar en las fronteras sur y norte de México, la presión social en los países del Triángulo Norte puede llegar a ser intolerable.
Pero las élites de estos países confían en que México y eventualmente Estados Unidos se sigan haciendo cargo de los migrantes y los gobiernos centroamericanos puedan mantener su posición de que se les respeten los derechos humanos a sus ciudadanos, pero nada más.
Si estas élites no intentan reformar de fondo sus sistemas políticos, económicos y sociales, y mantienen su desinterés en la suerte de la mayoría de sus habitantes, la crisis que puede generarse en sus países bien podría llevar a levantamientos sociales, protestas masivas, resurgimiento de grupos guerrilleros y nuevamente el establecimiento de dictaduras militares, con todas sus nefastas consecuencias en materia de violaciones a los derechos humanos, desplazamientos de población y crisis económica. Aún hay tiempo de rectificar.




[2] Un médico que fue director del Sistema Penitenciario entre 2005 y 2007 durante la presidencia de Oscar Berger; y quien estuvo preso en 2010, acusado de la ejecución extrajudicial de 7 reos durante su gestión en dicho sistema penitenciario; es la cuarta ocasión que se postula para la presidencia,


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