El primer debate
entre los candidatos presidenciales podría reconfigurar el panorama electoral,
en vista de que el puntero en las encuestas, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) confesó anticipadamente y lo demostró, que no se preparó para el debate; no
ensayó, no intentó sacar provecho del mismo y con ello ampliar su ventaja en
las preferencias de los votantes.
¿Se confió
por su ventaja en las encuestas, que son realizadas por empresas que están vinculadas
a los oligarcas y grandes empresarios del país, y que por lo tanto muy
rápidamente podrían “cambiar”? Tal parece que AMLO o no se deja asesorar, o sus
asesores son muy deficientes, pues ayer en el debate prefirió no contestar
preguntas directas, ataques puntuales y cuestionamientos que le pudieron servir
para precisar mejor sus propuestas de campaña, quedándose como ”piñata”, para
que sus adversarios lo tundieran una y otra vez.
Si la
estrategia era que se le viera como “víctima”, porque los demás le estaban “echando
montón”, la verdad es que no se vio como víctima, sino desinteresado, hastiado
y hasta alejado de lo que sucedía en el debate.
Todo ello
permitió a Anaya y a Meade acusarlo a él de pactar con criminales, de ser
un corrupto, de no transparentar su forma de vida, etc. Cuando han sido el PAN
y el PRI los partidos de la corrupción, el abuso, el aumento de la criminalidad
e impunidad en el país, etc. Nada de eso dijo AMLO, y quedó la impresión de que
él y su coalición son los que representan los problemas, y no la solución.
Para Anaya
el debate fue positivo, pues si bien se le vio robotizado y sobre entrenado, al
menos comunicó lo que él quería, “toreó” los pocos ataques que recibió (de
Meade y de Zavala) y se posicionó como la opción sistémica ante AMLO.
Meade se
dedicó a atacar a AMLO, sin recibir respuesta, lo que le sirvió para hacer
olvidar un poco que él es el representante del régimen corrupto, asociado a los
criminales y que ha hundido al país en los últimos años. Resultó paradójico que
otros dos miembros del sistema, como Anaya y Zavala, fueran los que hicieran
alguna referencia al respecto, y no AMLO que se supone que es el anti
sistémico.
Rodríguez
Calderón, ante su evidente falta de programa y de propuestas, salió con la
ocurrencia de cortarle una mano a los corruptos (la ley sharía que se aplica en
Arabia Saudita), lo que ha generado más chistes y comentarios, que opiniones
favorables.
En resumidas
cuentas, el puntero no aprovechó el debate para mejorar y avanzar en su ventaja,
lo que le ha abierto, sobre todo a Anaya la posibilidad de acercársele, al
menos en la percepción general (ya se verá si eso se refleja en las encuestas).
Meade
sobrevivió en el tercer lugar, al enfocar todas sus baterías contra AMLO y casi
ignorar los ataques de Anaya; y Zavala y Rodríguez, por lo menos ya aparecieron
como candidatos, lo que sin embargo no prefigura que suban mucho en las preferencias
ciudadanas.
En el
posdebate, la poca preparación de los representantes de López Obrador
(especialmente de su coordinadora de campaña, la ex panista Tatiana Clouthier),
ha empeorado la situación del aún puntero en las encuestas, por lo que el
próximo debate en Tijuana, el 20 de mayo; que será moderado por otros dos
representantes de medios de comunicación vinculados a los oligarcas (Yuriria
Sierra de Excelsior y Grupo Imagen y León Krauze de El Universal y Televisa),
podría ser el punto de quiebre de la campaña, ya sea porque AMLO se prepare
mejor y se recupere, o porque Anaya vuelva a sobresalir y con ello dé alcance
al puntero.
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