Venezuela: crece la amenaza de intervención
Ángel Guerra Cabrera
La Jornada 15 de Febrero de 2018
La antidemocrática exclusión de Venezuela de la Cumbre de las Américas,
acordada el 13 de febrero en Lima por gobiernos estrechamente aliados a Estados
Unidos está encaminada a reforzar el cerco, el aislamiento y la gestación del
derrocamiento por la fuerza del gobierno del presidente Nicolás Maduro. Es
sabido que Washington y las derechas se emplean a fondo en el derrocamiento por
la fuerza de la revolución bolivariana. Pero ya los voceros del imperio lo
declaran descaradamente, como lo hizo en su discurso de la Universidad de Texas
el secretario de Estado y ex CEO de Exxon, Rex Tillerson, o días después el
senador de origen cubano, Marco Rubio, a quien Trump le ha entregado la
operación de la política hacia Cuba y Venezuela.
El Grupo de Lima proclamó que no reconoce las elecciones presidenciales
convocadas para el 22 de abril por la autoridad electoral venezolana y reiteró
su no reconocimiento a la Asamblea Nacional Constituyente. A la vez, invocó
como justificación de sus actitudes un sesgado informe de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, que, en violación de las normas que la
rigen, no toma en cuenta la opinión del gobierno venezolano, así como la
decisión de conducir un informe preliminar sobre Venezuela de la fiscal de la
Corte Penal Internacional. Esta corte es un instrumento colonial en la que
nunca se han juzgado ni una sola de las flagrantes y masivas violaciones a los
derechos humanos de Estados Unidos ni tampoco de los inigualables crímenes de
lesa humanidad que comete en las constantes guerras de agresión en que se
embarca. Otros aspectos importantes de la declaración se refieren a la
situación humanitaria y al flujo de migrantes de Venezuela hacia otros países.
Es difícil encontrar un pronunciamiento más mendaz, injerencista, servil
al imperialismo y cargado de desprecio por la voluntad del pueblo venezolano y
los principios del derecho internacional que esta declaración sobre Venezuela
del mencionado grupo. Contribuye a dar la justificación para una intervención
militar o un golpe de Estado sangriento en la patria de Bolívar al repetir las
mismas acusaciones de Washington y de las grandes corporaciones mediáticas.
Esto es más grave después del anuncio de la nueva estrategia de
seguridad nacional de Estados Unidos que considera a Rusia y China como
amenazas más importantes que el terrorismo, toda vez que ambos países son
estrechos aliados de Venezuela. Igualmente, después de los brulotes contra
ambas potencias lanzados en cada escala de su gira por el secretario de Estado
Rex Tillerson. A la vista de la reunión en Lima resulta claro cuál fue
probablemente el tema más importante de los tratados por el secretario de
Estado en los países que visitó, justamente los más activos contra Venezuela en
el Grupo de Lima.
Si a esto unimos la creciente presencia de militares de Estados Unidos
en la región, la reciente visita del almirante Kurt Tidd a Colombia y los
desplazamientos de tropas de Colombia y Brasil a la frontera con Venezuela
mientras se busca la exacerbación del tema de la migración venezolana, parece
estarse creando la tormenta perfecta para una intervención armada en Venezuela
con el más mínimo pretexto. Falta la provocación, un falso positivo podría ser,
que dé pie para un eventual ataque desde Colombia o alguna acción violenta
dentro de Venezuela que justifique una intervención de uno o más ejércitos
latinoamericanos, lo que crearía el escenario para la intervención de algún
modo de fuerzas del Comando Sur estadunidense.
A tenor de estos elementos de juicio es más fácil comprender la urgencia
de Estados Unidos y la oligarquía colombiana por reventar la mesa de diálogo en
República Dominicana entre la oposición y el gobierno venezolano. Si se hubiera
firmado el acuerdo, ya listo y aprobado por las partes, se habría desactivado,
al menos por un buen tiempo, el tinglado intervencionista contra Venezuela.
Como si esto fuera poco, Luis Almagro, el impresentable secretario
general de la OEA, cuestionó la legitimidad de las elecciones en Cuba y sugirió
tácitamente que La Habana no debe acudir a la Cumbre de las Américas, pues no
debe invitarse a dictaduras. Cuba siempre necesita solidaridad. Cómo no.
Pero, sobre todo, la reclama Venezuela de los verdaderos demócratas,
progresistas y revolucionarios. En Venezuela se libra una lucha decisiva por la
democracia y la autodeterminación de los pueblos. Es la república española de
hoy, pero debemos impedir que corra el destino de aquella.
Twitter:@aguerraguerra
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