El 6 de
febrero pasado, el precandidato a la presidencia de la República por la
coalición “Juntos Haremos Historia” (Morena-PT-PES), Andrés Manuel López
Obrador, afirmó ante representantes de medios de comunicación, durante una gira
por Santa Rita Tlahualpan, Puebla, que tenía informes de que el Centro de
Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) ha investigado a todos los
integrantes de su familia para dañar su imagen[1]. Y al respecto señaló que “no
es venganza”, pero cuando llegue a la presidencia de la República, desaparecerá
al CISEN.
Comentó que “…hay
expedientes y han investigado a mis hijos, a toda mi familia desde el Cisen,
por eso no es venganza, es poner orden y que se acabe el espionaje a los
opositores, va a desaparecer el Cisen”.
Señaló que
tiene expedientes sobre la investigación que han hecho de él y de su familia,
proporcionados por miembros del CISEN que simpatizan con Morena; y que al
desaparecer al CISEN, su personal se ocupará de otras tareas.
Efectivamente,
desde hace 100 años, esto es desde 1918, el entonces presidente de la
República, Venustiano Carranza, creó dentro de la Secretaría de Gobernación lo
que denominó “sección primera”, con objeto de anticipar las acciones de sus
adversarios políticos.[2]
En 1929,
durante la presidencia de Emilio Portes Gil, esa “sección primera” fue
renombrada como “Departamento Confidencial”, contando con una división encargada
de la información política.
El General
Lázaro Cárdenas, después de la Expropiación Petrolera (1938), y ante las
presiones e injerencia extranjeras con motivo de dicha decisión, cambió el
nombre al de “Oficina de Información Política”, con la principal encomienda de
anticipar acciones contra el país de las potencias contrarias a la expropiación
y de sus aliados dentro del territorio nacional.
En 1942,
durante el gobierno de Manuel Avila Camacho, se renombró a la oficina como “Dirección
de Investigación Política y Social” (DIPS), poniendo énfasis en la anticipación
de acciones de los servicios de inteligencia de las potencias del Eje
(Alemania, Japón e Italia), durante la Segunda Guerra Mundial; en vista de que
México había entrado al conflicto aliándose con Estados Unidos, Gran Bretaña y
Francia.
Es en el
gobierno de Miguel Alemán, en 1947, cuando se crea la Dirección Federal de
Seguridad (DFS), sumándola a la DIPS ya existente, que además de mantener la atención
en el seguimiento de los opositores políticos al régimen, se enfocó también en
la “lucha anticomunista”; empatando así sus objetivos y su creación misma, con
la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, creada ese mismo
año por el presidente Harry Truman, en el inicio de la Guerra Fría con la Unión
Soviética.
Los excesos,
abusos e incluso el involucramiento con el narcotráfico de la DFS llevaron al
gobierno de Miguel de la Madrid a transformarla nuevamente (1985), esta vez
como Dirección General de Investigación y Seguridad Nacional, al fusionar las funciones
de análisis de la DIPS, con las operativas de la DFS.
Finalmente,
en 1989 en la presidencia de Carlos Salinas de Gortari, se crea el Centro de
Investigación y Seguridad Nacional.
El CISEN es
formalmente el “..órgano de inteligencia civil al servicio del Estado Mexicano
cuyo propósito es generar inteligencia estratégica, táctica y operativa que
permita preservar la integridad, estabilidad y permanencia del Estado Mexicano,
dar sustento a la gobernabilidad y fortalecer el Estado de Derecho”.[3]
Obviamente
los objetivos formales del CISEN están vinculados a la seguridad nacional del
país, a su marco normativo (Ley de Seguridad Nacional, que regula al Sistema de
Seguridad Nacional y dentro de él, al CISEN; diferente a la recientemente
aprobada Ley de Seguridad Interior que regula las acciones de las fuerzas
armadas, en materia de seguridad interior); y a los planes y programas que el
gobierno en turno establece para cumplir con sus obligaciones constitucionales
y con su plataforma de gobierno (Plan Nacional de Desarrollo y programas
sectoriales).
Sin embargo,
en todos los países en donde existen órganos de inteligencia civil, los excesos
y abusos son costumbre por parte de los gobiernos, pues utilizan a estas instituciones
para controlar o ensuciar a sus opositores políticos, e incluso para mantener
permanentemente vigilada a la población (por ej. en Estados Unidos con la Ley
Patriota, después del 11/s) más allá de que cumplan otras funciones, como en el
caso de México en materia de contrainteligencia (proteger al Estado de actos
hostiles); la elaboración de la Agenda Nacional de Riesgos[4]; las relaciones y
cooperación con otros servicios de inteligencia en el mundo; y la operación de
la Escuela de Inteligencia para la Seguridad Nacional.
Sin duda
alguna, uno de los objetivos principales del órgano de inteligencia civil del
Estado Mexicano en los últimos 20 años, por lo menos, ha sido Andrés Manuel
López Obrador, debido a que se ha constituido en el opositor más conocido al
régimen neoliberal que ha depredado al país durante 35 años; y por ello ha sido
considerado, no sólo electoral y discursivamente como un “peligro para México”,
sino operativamente se le ha señalado como una amenaza al sistema económico y
político prevaleciente, por lo que es absolutamente cierto que ha sido un
objetivo prioritario permanente del CISEN.
Sin embargo,
el afirmar categóricamente qué por haber sido él y su familia hostigados e
investigados ilegalmente por esta institución -que en todo caso es un
instrumento de los gobernantes y de los oligarcas que se sienten dueños de
México- desaparecerá la misma; puede generar en los hechos, más problemas que
soluciones.
Ya un
presidente prometió desaparecer al CISEN, porque lo habían investigado a él y a
su familia durante años: Vicente Fox. Sin embargo, cuando llegó a la
presidencia y se le presentó directamente el trabajo que hacía la institución
para mantener al sistema económico (neoliberal) y político (semi autoritario)
existente, decidió mejor “reformarla”.
Esta
pretendida reforma resultó un sonoro fracaso, ya que sólo se cambiaron de nombre
algunas áreas; se nombraron algunos inexpertos recomendados de los oligarcas en
otras (entre ellos el propio director general inicial de ese sexenio, el actual
Ministro de la Suprema Corte, Eduardo Mediana Mora, que venía del grupo DESC);
y se pretendió abrir la información del pasado, especialmente de la “Guerra
Sucia”, poniéndola a disposición de investigadores y periodistas en el Archivo
General de la Nación, lo que no resultó en ninguna mejora sustancial en materia
de respeto a los derechos humanos o de castigo a los culpables de tan nefasta
época (recordemos el fiasco de la Fiscalía Especial para los Movimientos
Sociales y Políticos del Pasado, al fracasar en su intento por procesar al ex
presidente Luis Echeverría, por los sucesos del 68).
Así, si
López Obrador llega a la presidencia, primero tendrá que tener una mayoría en
el Congreso de la Unión, para poder modificar la Ley de Seguridad Nacional,
estableciéndose en ella la desaparición del CISEN, y en su caso, las
instituciones que absorberían algunas de sus funciones; en caso de que otras, se
estime conveniente eliminarlas.
Así también,
habrá que definir en esa modificación legal, si existirá o no algún órgano de
inteligencia civil, pues en caso de que no suceda así, muchas de las funciones
que realiza el CISEN acabarán absorbiéndolas, sino por reforma legal, sucederá de facto, las áreas de inteligencia
militar (Sección Segunda) y naval; así como la Coordinación de Inteligencia en
el área de seguridad pública (en caso de que se vuelva a instituir una
secretaría de Seguridad Pública Federal).
Por ejemplo,
las relaciones y cooperación en materia anti terrorista que existe con los servicios
de inteligencia civil de otros países ¿qué instancia se hará cargo de ello? Si
no hay ninguna, los militares y los marinos lo harán, con lo que la
concentración de información y por consiguiente de poder en las fuerzas armadas,
se incrementará. Puede ser bueno o malo, según la visión del gobierno en turno,
pero por algo existe en todo el mundo un contrapeso a las instancias de inteligencia
militar, con un órgano civil.
Así también,
hasta ahora, los gobiernos neoliberales consideran una amenaza a la seguridad
nacional a los grupos armados como el EZLN, EPR, ERPI, etc.
Estos grupos
y sus organizaciones sociales (que los órganos de inteligencia denominan “fachada”)
son seguidos, infiltrados y monitoreados por los órganos civiles y militares de
inteligencia. ¿Ya no serán considerados amenazas? ¿Se les ofrecerá una “amnistía”,
que en todo caso tiene que ser aprobada en el Congreso de la Unión? ¿Y si no la
aceptan, qué pasará con ellos; seguirán siendo considerados como una amenaza?
Por ejemplo,
en el mes de enero de este 2018 apareció un nuevo número de “El Insurgente”,
órgano de difusión del Ejército Popular Revolucionario (EPR), en el que
claramente identifica a Morena y a su alianza electoral como representantes de
la misma forma de hacer política como el PRI, PAN y PRD.[5]
De la misma
forma ¿qué hará un gobierno de Morena con toda la información que ha acumulado
el CISEN desde 1989? Sobre todo, tomando en cuenta que ahora varios miembros de
los gobiernos neoliberales y de la oligarquía son aliados de Morena. ¿Estarán
conformes y dispuestos a que se dé a conocer esa información, que podría muy
bien desnudar las complicidades de gobernantes, oligarcas y miembros del crimen
organizado en actos de corrupción, lavado de dinero, fraudes, secuestros, etc.?
Se entiende el
enojo de López Obrador por los abusos que se cometen en su contra desde el
poder político, pero una vez en el gobierno se tendrá que sopesar muy bien ese
tipo de decisiones, a riesgo de abrir una “caja de Pandora”, que después no se
sepa como cerrar.
[1]
http://www.proceso.com.mx/521520/el-cisen-ha-investigado-toda-mi-familia-pero-va-desaparecer-advierte-amlo
[2]
http://www.sergioaguayo.org/index.php/14-libros-electronicos-e-impresos/40-la-charola-una-historia-de-los-servicios-de-inteligencia-en-mexico
[4]
Ibidem. “Es un producto de inteligencia y un instrumento prospectivo que
identifica riesgos y amenazas a la Seguridad Nacional, la probabilidad de su
ocurrencia, las vulnerabilidades del Estado frente a fenómenos diversos y las
posibles manifestaciones de los mismos. Asimismo, permite orientar las labores
de inteligencia, así como las acciones, los mecanismos de coordinación y las
políticas en materia de Seguridad Nacional encaminadas a dar continuidad al
proyecto de Nación en el corto, mediano y largo plazos”
MORENA-PT-PES rumbo a
la presidencia del 2018 En esta alianza pesa más el pragmatismo individual
que los principios políticos de los organismos que la conforman. Morena surge
de una escisión del PRD, así como éste se origina de una ruptura del PRI, la
Corriente Democrática, a la que se suma otras organizaciones políticas
electorales y no electorales de derecha e “izquierda”. La misma forma de hacer
política que desarrollaba en el PRI se llevó al PRD sólo matizada en discurso,
colores y formas. A Morena se lleva las prácticas que se han ejercido durante
todos los años de vida de este partido: el fraccionalismo; la disputa grupal
por los cotos de poder internos y de puestos de elección; la existencia de una
élite; el pragmatismo exacerbado que se materializa en la incorporación de todo
expulsado, resentido, desertor, chapulín y tránsfuga electoral, del PRI, PAN,
PT... Dicha alianza más que representar un verdadero cambio para el pueblo,
marcha en dirección contraria a los intereses populares, en tanto que incorpora
a su propuesta de gabinete a todo tipo de políticos de oficio y agentes del
régimen, miembros de la oligarquía y policías responsables de crímenes de lesa
humanidad. Su proyecto de país se ajusta oportunamente a las exigencias del
régimen y el imperialismo, como lo hacen todos los partidos políticos
electorales, pero en Morena es cuestionable porque se autonombra de izquierda,
defensor del pueblo y propaga la falsa esperanza de la liberación. El PT, se
encuentra fraccionado en su práctica pues en cada región que se encuentra tiene
un proceder político distinto, en algunos se alía con los partidos de derecha y
en otros es solidariza con las luchas populares, como gobierno no ha hecho la
diferencia recicla y encubre a políticos de oficio en la mayoría de los casos.
Morena exhibe su gabinete a manera de mensaje para los oligarcas nacionales, al
poder transnacional y al imperialismo, diciéndoles “serenense” su régimen y
modo de producción quedará intacto, seremos una junta administrativa más a su
servicio. El insurgente Año 22 Nº 182
Enero de 2018 Pág. 15
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