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Zapata

jueves, 10 de agosto de 2017

¡ES EL NEOLIBERALISMO…ESTÚPIDO!

En 1992, Bill Clinton buscaba el eje de su campaña presidencial para poder derrotar al presidente George H.W. Bush en las elecciones de noviembre de ese año, cuando uno de los principales estrategas del gobernador de Arkansas, de nombre James Carville, se impacientó y les gritó al resto de sus compañeros “¡es la economía…estúpido!”, subrayando que en esos momentos el tema que más preocupaba a los estadounidenses era la economía, y no el terrorismo, o la situación en el Medio Oriente o el mundo de la posguerra fría.
Pues bien, para las elecciones presidenciales del 2018, tanto el PRI, como los esfuerzos del PAN y PRD por conformar un frente opositor, y los de los supuestos “candidatos independientes” están enfocados a la lucha descarnada por el poder. Esto es, el PRI y sus aliados, mantenerse, como sea, en él; y la “oposición” sacarlo del mismo.
Sólo tocan superficialmente los temas principales que agobian a la mayoría de la población y la tienen hundida en la desesperación, la apatía y la frustración tales como la inseguridad, la violencia, la impunidad, la pobreza, la desigualdad, la marginación, la corrupción, etc.
Todos ellos buscan fórmulas de mantenerse en el poder o de llegar a él; e incluso la principal formación política que se enfrenta tanto al PRI, como al resto de los supuestos partidos de oposición, está centrando su tema principal de campaña para el 2018 en el combate a la corrupción.
Sin embargo, el verdadero causante de los más graves problemas del país, que ha provocado la brutal concentración del ingreso en una minoría; que ha generado enormes desigualdades económico-sociales entre clases sociales y regiones; el que ha devastado los recursos naturales; el que ha explotado brutalmente la mano de obra del país; y el que sigue demandando concesiones y rendiciones de parte de la mayoría de la población es el sistema económico impuesto al país desde hace 35 años: el neoliberalismo.
La causa profunda de los principales problemas de México es un sistema económico diseñado y operado para beneficio de una minoría de plutócratas nacionales, grandes empresas trasnacionales y una casta de políticos corruptos, que a cambio de dicha corrupción han permitido la devastación del país, el saqueo de sus finanzas públicas y la explotación inmisericorde de su mano de obra.
Por lo tanto, lo que no se atreven a decir ninguno de los partidos políticos, y que en el fondo ha empujado a la búsqueda desmedida de la ganancia, incluyendo en ello el crecimiento y la colusión de las organizaciones criminales con el poder político y económico, es el sistema neoliberal, que funciona en busca de la mayor ganancia, por encima de cualquier necesidad humana o del propio equilibrio y sustentabilidad medio ambiental.
Y todos los partidos y grupos políticos, unos más que otros; no se atreven a retar abiertamente a los detentadores del poder de este sistema (el sistema financiero internacional y las grandes corporaciones trasnacionales), por lo que prefieren irse “por las ramas”, y señalar que con nuevas “reformas” o aplicando eficientemente las que ya se han aprobado, con el tiempo (25 a 50 años) se irán resolviendo los problemas. O, como en el caso de Morena, que un gobierno honesto y eficaz “limará” las aristas más nocivas del sistema neoliberal.
La verdad es que dicho sistema no va a permitir ninguna “limadura”, como ya lo ha demostrado fehacientemente en los casos brasileño, argentino, venezolano, etc. Sino por el contrario, va a utilizar a su subordinado aparato de represión para evitar cualquier intento de disminuir sus estratosféricas ganancias y la concentración de las mismas en la minoría expoliadora cosmopolita que lo dirige.

Lo demás (gobiernos de coalición, segundas vueltas, etc.), son cuentos engañabobos para mantener en su lugar lo que realmente les importa y que no debe cambiar: el sistema de explotación económica, denominado neoliberalismo.

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