Los hijos de políticos, funcionarios públicos y oligarcas,
acostumbrados a vivir de, por y para la corrupción; inmersos en una vida de
privilegios, abusos, poder desenfrenado y desprecio por los que “no son como
ellos”; ya sean los pobres (que según la muy difundida versión de estos
individuos, lo son porque “no quieren trabajar”) o los honestos (porque “seguramente
mienten”, se hacen los “puros” y la verdad es que son igual a ellos, o sea
igual de corruptos); acaban por creer que la forma en que viven es la normal,
es decir hacer negocios y enriquecerse a costa del erario público; aprovechar
las concesiones que el poder público puede otorgar; y de las “relaciones” y
conexiones” que existen entre oligarcas, políticos y funcionarios públicos; y
en fin, de las complicidades para aprovechar sus posiciones de poder, para
medrar a costa de los bienes de la Nación.
Ahora Televisa le ha hecho una entrevista a modo a su
protegido Peña Nieto, a quien cubrió en el escandaloso caso de corrupción, dado
a conocer por la periodista Carmen Aristegui (aunque la subclase política le
adjudicó la autoría a Marcelo Ebrard, por lo que se autoexilió en Francia), sobre
las casas otorgadas a la esposa de Peña, Angélica Rivera, en las Lomas de
Chapultepec, por el contratista favorito del gobierno peñista, Armando Hinojosa
Cantú.
Recordemos que Televisa entró al rescate de Peña, afirmando
que la señora Rivera había recibido un “finiquito” multimillonario, por sus 25
años de carrera artística en Televisa, con lo que supuestamente pudo sufragar
las casas en las Lomas.
En la entrevista del periodista “lavador oficial de entuertos”
de Televisa, Joaquín López Dóriga, Peña señala que no hizo nada contra la ley,
que fue “investigado” y que se generó una percepción de que había hecho algo
ilegal. Por esa “percepción” fue que Peña ofreció disculpas al pueblo de
México.[1]
Por supuesto López Dóriga no le cuestionó el por qué hacer
negocios inmobiliarios, en claro conflicto de interés, con el principal
contratista del gobierno de Peña cuando fue gobernador en el Estado de México;
y ahora que es presidente.
El pseudo periodista tampoco lo cuestionó el por qué no creó
una fiscalía especial, desligada de su mando, para investigar el asunto, en vez
de encomendárselo a un subordinado suyo, que por obvias razones no iba a
encontrar (de hecho ni lo buscó) algo “ilegal” en la compra de las casas en las
Lomas.
Pero Peña, a pesar de que supuestamente cuidaron mucho la
entrevista, acabó señalando que lamentaba que la operación de “compra-venta” no
se hubiera podido finiquitar, y se le vio francamente decepcionado de que sus
hermosas casas de las Lomas ya no sean de él, ni de su esposa.
Para el niño privilegiado Peña Nieto, esas casas eran algo a
lo que naturalmente hubiera tenido derecho; que para él no constituían nada
extraordinario y por lo tanto el que tenga que desprenderse de dichos bienes,
le causa escozor y sin duda le resulta inexplicable.
Para Peña y la inmensa mayoría de la subclase política de
este país, la cultura de la corrupción en la que se han criado y desarrollado,
es perfectamente normal usar al gobierno para “hacer negocios”. Ellos no lo ven
como algo “ilegal”. De ahí la “decepción” peñista por tener que deshacerse de
un costosísimo bien raíz, que ya hacía como parte de su patrimonio personal.
Igual forma de “percibir” la realidad se advirtió cuando
López Dóriga le mencionó lo del departamento en Miami, a nombre de su esposa
(otra vez) y uno más que supuestamente les “presta” un “amigo”, un tal
Pierdant, que al parecer tiene una larga relación de amistad con Peña.
Para el presidente de México, el que un “amigo” se preste a
pagar el predial del departamento que está a nombre de su esposa (¡qué poder
económico el de esta señora!), es algo perfectamente “normal” y no tiene por qué
generar suspicacias.
El asunto es que el periódico inglés “The Guardian” señaló
que el “amigo” Pierdant podría conseguir concesiones para manejar varios
puertos, lo que constituiría de nuevo un claro conflicto de interés.
Todo parece indicar que algún grupo de poder, que también
busca dichas concesiones, se dio cuenta que las perdería ante el señor
Pierdant, y se dio a la tarea de averiguar de dónde venía la influencia para
ganar esos contratos, lo que los llevó a la “amistad” con Peña y a los
departamentos en Miami.
Si bien todavía no hay concesiones de por medio, dicho grupo
de poder ya vetó por anticipado a Pierdant, con esta maniobra.
Y qué decir de la presión de López Dóriga sobre el “empleado”
Peña, para que use a la fuerza pública contra la CNTE en el conflicto
magisterial.
Ahí sí, López Dóriga le insistió una y otra vez cuando iba a
aplicar la ley contra las protestas de la CNTE. Peña trató de zafarse, pero
finalmente aceptó que pronto va a aplicar mano dura contra los maestros que se
oponen a la reforma educativa.
Una vez más se comprobó que Peña está a las órdenes de los
oligarcas (y de Estados Unidos), cuando señaló que él sí pudo aprobar las “reformas
estructurales” que “tanto necesitaba México”, o más bien que tanto exigían las
cúpulas neoliberales y transnacionales, como recordándoles a sus patrones que a
pesar de que su popularidad es bajísima, él no llegó para “ser popular”, sino
para cumplir la agenda que le marcaron sus amos de las cúpulas empresariales
mexicanas y especialmente, las élites neoliberales de Nueva York y Washington.
Hoy seguirá la siguiente parte de la entrevista, y después
comentaremos sobre ella.
[1] Se
piden disculpas, porque la persona que agravió u ocasionó un daño a otra
persona, le pide que le “quite la culpa”, que lo dis-culpe. En cambio Peña
ofrece disculpas, es decir él mismo se quita la culpa ante el pueblo. Y efectivamente
así lo hizo, cuando ordenó a su subordinado Virgilio Andrade que lo disculpara.
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