NUÑO MAYER Y SUS PADRINOS
Aurelio Nuño Mayer fue nombrado secretario de Educación
Pública en el gabinete de Enrique Peña Nieto el pasado 27 de Agosto en
substitución de Emilio Chuayffet Chemor.
Antes, Nuño estuvo al frente de la Oficina de la Presidencia
de la República desde el inicio del gobierno de Peña.
Desde su nombramiento como secretario de Educación Pública
los medios de comunicación lo han situado como un posible precandidato a la
presidencia de la República por el PRI, incluso con mayores probabilidades que
los dos punteros iniciales, los secretarios de Gobernación, Miguel Angel Osorio
Chong y de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso[1].
Se ha estado señalando que Nuño se ha
ganado la confianza y la cercanía de Peña mucho más que los dos secretarios
mencionados.
Nuño, junto con el subsecretario de Gobernación, Luis
Miranda, permitió que la CNTE se radicalizara con objeto de desgastar la
gestión de Chuayffet, para de esa manera debilitarlo y finalmente propiciar su
salida (la suspensión de los exámenes de evaluación de los docentes, unos días
antes de las elecciones intermedias de este año, fue la puntilla para
Chuayffet); así, también su participación como uno de los principales
negociadores del denominado Pacto por México, al inicio de la gestión de Peña,
mediante el cual se aprobaron las “reformas estructurales” que son la base del
plan de gobierno peñista, contribuyó de manera decisiva a su encumbramiento
dentro del círculo cercano al presidente.
Nuño Mayer sólo tiene 37 años de edad, es originario de la
ciudad de México (aunque sus padres son de Puebla); estudió Ciencias Políticas
y Administración Pública en la Universidad Iberoamericana y una maestría en
Estudios Latinoamericanos en Oxford, en donde tuvo como profesor al historiador
australiano, especialista en la Revolución Mexicana, Alan Knight.
Si bien se inicia en el PRI (sin integrarse formalmente a
él), como “vicecoordinador de Planeación Estratégica”[2]
del grupo parlamentario de dicho partido en el Senado (2000-2006), el cual era encabezado
por Enrique Jackson (ahora diputado federal) y dentro del cual estaban Emilio
Gamboa (actual coordinador de los senadores priístas), Héctor Astudillo (nuevo
gobernador de Guerrero) y Humberto Roque Villanueva (actual subsecretario de
Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación), no
es sino hasta que se convierte en coordinador de asesores del entonces
presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de
Diputados en 2009, Luis Videgaray, que se inserta al grupo mexiquense encabezado
por el entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto. De 2010 a
2011 se integró al gobierno peñista como asesor.
Después colaboró en la campaña de Eruviel Avila para la
gubernatura del Estado de México (2011) y finalmente se encargó de la mercadotecnia
durante la campaña presidencial de Peña Nieto, en donde al parecer acabó por
ganarse la confianza de este último, lo que le valió su nombramiento en la
Oficina de la Presidencia.
Nuño nombró a un ex colaborador de Carlos Salinas (y del que
fuera su jefe de la Oficina de la Presidencia, José Córdoba), Otto Granados (ex
embajador en Chile, ex gobernador de Aguascalientes, ex vocero de la presidencia
con Salinas), como Subsecretario de Planeación y Evaluación, cargo que
realmente se encarga del aspecto político de tan importante secretaría y que
define la estrategia que seguirá la misma dentro del plan de gobierno.
Así también, Nuño nombró como subsecretario de Educación
Básica a Javier Treviño Cantú, originario de Nuevo León, quien fuera asesor de
Colosio, después subsecretario de Cooperación Internacional en la Secretaría de
Relaciones Exteriores durante el gobierno de Ernesto Zedillo; secretario de
gobierno en Nuevo León en la administración de Rodrigo Medina y diputado
federal.
Como podemos ver, Nuño se encumbró rápidamente en la política
(tenía 23 años cuando entró como “vicecoordinador de Planeación Estratégica” en
el grupo parlamentario del PRI en el Senado), gracias a un continuo apoyo y
protección de distintos miembros de la subclase política mexicana, destacando
principalmente en los últimos 6 años, los siguientes: Videgaray (de quien todo
parece indicar ya se desligó); Peña Nieto (que sigue siendo su principal
protector); y ahora ha establecido una
alianza (¿o es acaso su nuevo mentor?) con el ex presidente Carlos Salinas.
Vale la pena mencionar también que Nuño podría tener el apoyo
de un sector muy poderoso dentro de la economía y la política nacionales, si es
que se confirma este vínculo.
Si bien su padre, el arquitecto Aurelio Nuño Morales, aunque
nació en la ciudad de México, proviene de una familia poblana; su madre tendría
origen judío (tal como la de Salinas de Gortari), por lo que según la tradición
judía, dicha condición se hereda sólo a través de la madre (sin importar la
religión, pues en este caso Nuño se adscribe como católico).
Si esto es así, Nuño bien podría convertirse en el candidato
de una parte de esta influyente comunidad, que tiene vínculos con los lobby pro
Israel de las principales potencias del mundo (Estados Unidos, Canadá, Francia,
Gran Bretaña, Alemania, España), y por lo mismo se entendería el que recibiera
el apoyo de importantes grupos empresariales y figuras políticas del exterior.
¿Será que el candidato “natural” de esas élites
trasnacionales, que al parecer era Luis Videgaray –alumno y ex colaborador de
Pedro Aspe- ha perdido fuerza y ya está en camino la transición hacia quien pretenden
sea el heredero de Peña y protector de los intereses de esos grupos?
[1]
Ambos desgastados y criticados; uno, Osorio por el desastre en materia de
inseguridad, violaciones a los derechos humanos y el ridículo que implicó la
fuga de “el Chapo” Guzmán; y Videgaray por el crecimiento económico
decepcionante, los impuestos que se aprobaron en la reforma fiscal y que no
gustaron a los oligarcas, y su muy pobre desempeño como articulador de las
maravillosas “reformas estructurales” impuestas por el peñismo.
[2] es.wikipedia.org
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