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Zapata

miércoles, 7 de octubre de 2015

MÉXICO: A UN PASO DE LA DICTADURA

La preocupante, muy mal planteada y amenazante entrevista que dio el secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, en Televisa, sobre los sucesos de Ayotzinapa, denota el talante represor y totalmente alejado del Estado de Derecho del actual gobierno peñista.
Por lo general, los miembros de las Fuerzas Armadas mexicanas no tienen una gran sensibilidad política y poco o nulo tacto en materia de  comunicación social, por lo que normalmente se les tiene alejados de los reflectores de la prensa, la radio y la televisión; y cuando intervienen en eventos conmemorativos o celebraciones oficiales, llevan discursos preparados (y seguramente revisados) por distintas instancias del gobierno federal, con objeto de evitar malas interpretaciones o mensajes equivocados.
Pero ahora se le permitió, ordenó o sugirió al general Cienfuegos dar esta entrevista en donde simple y sencillamente se colocó él y a la secretaría que encabeza, por encima de la Ley (en general la subclase política corrupta y los oligarcas están por encima de la Ley, pero que abiertamente lo plantee así el titular de la secretaría que cuenta con el máximo poder de coerción del Estado, resultó inusual), al señalar que no podía "permitir" que los expertos internacionales de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) interrogaran a "sus soldados", como si fueran criminales.
Ahora resulta que el señor secretario Cienfuegos puede decidir si "sus soldados" (no son de su propiedad), pueden o no atender las solicitudes que una instancia internacional le formuló, a la que el gobierno federal permitió intervenir en un asunto de la mayor relevancia en materia de derechos humanos en el país. Además, no se les iba a interrogar como "criminales", sino en todo caso como posibles testigos presenciales de una parte de lo que sucedió la noche del 26 de septiembre del 2014 y la madrugada del 27.
Aquí caben varias interpretaciones sobre lo dicho por el secretario de la Defensa:
1- Que ya existe enorme molestia en las fuerzas armadas por su participación como "policías" para enfrentar la criminalidad creciente en el país, por lo que exigen que se les permita actuar en consecuencia ("abatir" a quien se necesite), con la cobertura legal necesaria; por lo que más que pedir, exigieron al mando civil salir a dar su versión o más bien su "ultimátum" en relación a que si el gobierno y la sociedad los quieren en las calles, entonces que acepten sus métodos y no los estén poniendo en el banquillo de los acusados todo el tiempo, porque además no ha sido su decisión estar en esos menesteres.
2- Que ante la evidente incapacidad de Peña para proteger al Ejército del vendaval de acusaciones que le están cayendo por violaciones a los derechos humanos, en su combate a la criminalidad, las fuerzas armadas fueron autorizadas a defenderse directamente ante la sociedad, y ahora veremos más frecuentemente a los secretarios de Defensa y Marina y al comandante de la Fuerza Aérea frente a los medios de comunicación, defendiendo, explicando y afirmando su posición respecto a la lucha contra el crimen organizado (ya no serán los civiles quienes salgan a dar la cara, por cierto bastante sucia en términos políticos).
3- Que la oligarquía ha ordenado a Peña hacerse a un lado, por su incompetencia, en el tema de combatir la criminalidad y también la protesta social, y han preferido que las Fuerzas Armadas den un paso al frente para intimidar a la sociedad civil, advirtiéndole que le "baje" a sus reclamos en materia de derechos humanos, porque ni los oligarcas, ni las fuerzas armadas lo van a permitir más. 
O es una combinación de estas hipótesis; lo que en cualquier caso refleja un endurecimiento del régimen ante los justos reclamos de una sociedad lastimada, agraviada, indignada, que no encuentra respuesta en sus autoridades ante la inseguridad, la corrupción, la impunidad, la pobreza, la marginación, el subempleo, el desempleo, etc. y por lo menos en un tema, en el de las reiteradas violaciones a los derechos humanos, está volteando hacia la comunidad internacional en busca de respaldo. 
Por supuesto a la subclase política corrupta y mafiosa, a sus protectores que son los miembros de las fuerzas armadas y a la oligarquía depredadora, no les gusta que los llamen a cuentas desde el exterior, por lo que han decidido dar un manotazo en la mesa a través de Cienfuegos para avisar que ya no tolerarán más investigaciones, ni cuestionamientos. Que en México ellos pueden hacer lo que les parezca, sin consecuencia legal alguna, y que no van a permitir que sus asociaciones con el crimen organizado, su demencial corrupción y su explotación y depredación de las riquezas del país (subordinados en este caso a los Estados Unidos), va a seguir igual, por lo que no van a permitir interferencias de la sociedad civil, ni de instancias internacionales.
Así, ante la manifiesta debilidad del gobierno peñista, México se enfila rápidamente a una dictadura militar, cada vez menos disfrazada, pues será la única forma de mantener controlada a la empobrecida población del país, que va a caer aún más abajo en su nivel de vida con la entrada en vigor del Acuerdo Trans-Pacífico que representa la última cesión de la soberanía del país a las grandes corporaciones multinacionales. 

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