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Zapata

viernes, 30 de octubre de 2015

MÉXICO PAGARÁ POR EL MURO FRONTERIZO

¿Por qué pagaría el gobierno de Enrique Peña Nieto -bueno no él, sino el pueblo de México- por el muro fronterizo, en caso de que Donald Trump llegue a la presidencia de los Estados Unidos? 
En caso de que Trump gane la elección presidencial, estaría tomando posesión el 20 de enero del 2017, por lo que coincidiría con los dos últimos años del gobierno de Peña (que finaliza el 30 de noviembre de 2018).
Así, Trump tendría tiempo suficiente para dar los primeros pasos de su política migratoria, que está detallada en su sitio web, y que incluye no sólo construir el muro en la mayor parte de la línea fronteriza con México (3200 kilómetros), aumentar el número de policías fronterizos y de equipo electrónico para detección; si no también iniciar el proceso legal (ya sea a través del Congreso o solicitando una definición por parte de la Suprema Corte), para ya no reconocer la ciudadanía de los niños nacidos en Estados Unidos hijos de indocumentados, con lo cual no tendrían derecho a recibir educación, ni salud, en escuelas y hospitales públicos, ni recibir beneficios de la seguridad social; tampoco se les permitiría a los indocumentados enviar dinero a su país de origen, pues se les exigirían documentos de residencia legal o de ciudadanía para poder hacerlo en bancos y empresas dedicadas a envío de dinero; no se les permitiría abrir una cuenta bancaria, de no contar con documentos que demuestren su estancia legal en el país; ya no se reconocería como documento de identificación válido a la matrícula consular, que países como México emiten para sus compatriotas; se elevaría el precio para conseguir visas de Estados Unidos y se aumentarían los requisitos, por ejemplo elevando la cantidad de sueldo o ingresos comprobables de aquellos que soliciten la visa, dejando así afuera a la gran mayoría de la población mexicana, centroamericana y de otros países, que no tienen salarios o ingresos elevados; e incluso, se aumentarían los requisitos para entregar visas a funcionarios públicos de aquellos países que no colaboren con la nueva política migratoria de Estados Unidos.
Aunado a lo anterior, Trump ha prometido deportar a los 11 millones de indocumentados (según cálculos muy conservadores; otros mencionan que podrían ser hasta 30 millones), empezando por aquellos que hayan cometido violaciones a la ley en Estados Unidos, o que formen parte de organizaciones criminales. Tampoco se permitiría la reunificación familiar, como parte de la política migratoria, pues así se limitaría el que personas que ya han conseguido su estancia legal en Estados Unidos puedan mandar por su familia; y en menor medida, se fortalecerá lo que se conoce como e-verify, esto es, checar que los negocios y empresas no contraten a indocumentados, o de lo contrario son sancionados con multas.
Según Trump, hará pagar a México por el muro aplicando "tarifas", esto es, aranceles a los productos que empresas mexicanas y de otros países que tienen presencia en México, exportan a Estados Unidos, lo que en los hechos significaría la cancelación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y así también, del Acuerdo Transpacífico, recientemente firmado por los 12 países de la Cuenca del Pacífico que lo han venido negociando los últimos años.
Para la subclase política mexicana, que responde a los intereses del pequeño grupo de multimillonarios y de las empresas trasnacionales (principalmente estadounidenses), que manejan a su antojo la economía del país y que explotan a placer la mano de obra barata, los recursos naturales y que saquean los recursos financieros, la posibilidad de que su proyecto (denominado por el Consejo de Relaciones Exteriores como "Norteamérica") de subordinación de México y Canadá a las necesidades e intereses de las grandes corporaciones de Estados Unidos, y a los objetivos del complejo militar-industrial-de seguridad (de convertir a México en un peón más dentro de su estrategia de dominio mundial), se vea descarrilado por Donald Trump y los millones de estadounidenses que ven a la inmigración ilegal como el principal peligro para su país, constituiría la mayor amenaza al mismo.
De ahí que Peña haría todo lo posible por "complacer" a Trump, a cambio de que no tire por la borda el proyecto "Norteamérica", además de que como ya lo sabemos, los gobiernos de Estados Unidos cuentan con información detallada de la corrupción de los gobernantes mexicanos, y es muy fácil para ellos exponerla públicamente y aún más, iniciar investigaciones contra distintos funcionarios y políticos mexicanos, acusándolos de estar inmiscuidos en el narcotráfico o en "lavado de dinero" (lo que muy posiblemente sea cierto), con lo que los pueden obligar a hacer lo que les ordenan.
De ahí que el "minion" Peña seguramente se vería en la "penosa necesidad" de informarle al pueblo de México que se aumentarían los impuestos (sólo al pueblo, no a los multimillonarios, ni a las corporaciones multinacionales), con objeto de pagarle a Estados Unidos la construcción del muro, a cambio de que Trump no repudie el NAFTA (por su siglas en inglés), ni el Acuerdo Transpacífico.
Por supuesto que las grandes corporaciones trasnacionales de Estados Unidos y el establecimiento político-militar de Washington preferirían que Trump no llegue a la presidencia, pues amenazaría la política en favor de la globalización económica que impulsan esas élites, así como la política neo-imperial de intervencionismo militar en todo el mundo, y de confrontación ante Rusia y China, algo que Trump tampoco ve con buenos ojos.
De ahí que ya está en marcha la campaña (de la cadena de t.v. Fox y el establecimiento republicano), para hacer crecer a dos "minions" del lobby pro Israel, Marco Rubio y Ted Cruz, con objeto de detener a Trump; y en caso de no lograrlo, al menos obligarlo a que nombre a uno de ellos dos como candidato a la vicepresidencia, desde donde estarían a "un latido de corazón" (esto es un infarto, un accidente o un atentado que cobre la vida de Trump), de lograr el objetivo de alcanzar la Casa Blanca.
Peña y la subclase política mexicana, en caso del triunfo de Trump, terminarán por "agacharse" ante el nuevo "césar imperial", no defenderán al pueblo de México, pues esa no es su función, sino defender los intereses de sus amos, los plutócratas mexicanos y las élites trasnacionales de Nueva York.

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