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Zapata

jueves, 22 de octubre de 2015

EL HOLOCAUSTO

Benjamín Netanyahu ha desatado una polémica intensa con sus últimas afirmaciones, al señalar que fue el Gran Muftí de Jerusalén, líder espiritual de los árabes que ocupaban Palestina antes de la Segunda Guerra Mundial, quien convenció a Hitler de llevar a cabo el genocidio de los judíos.
Según Netanyahu, la "solución final" de Hitler no era exterminar a los judíos de Europa, sino obligarlos a irse a Palestina, pero entonces el Gran Muftí (¿qué día, en qué mes, en qué año; en la mañana, en la tarde, en la noche; en una carta, en persona? Ver supra) le dijo a Hitler que si se los mandaba a Palestina le crearían a él un problema mayor, entonces Hitler le preguntó (como un buen alumno), qué debía hacer con ellos y el Gran Muftí le dijo "quémalos" (y por supuesto Hitler, somo si fuera el subordinado del Gran Muftí, acató la orden sin ningún reparo).
Angela Merkel, la canciller alemana, descalificó inmediatamente a Netanyahu y señaló que "Alemania" (¿todos los alemanes, aún los muchos cientos de miles que se opusieron a Hitler; todas las generaciones de alemanes, aún las actuales que nada tienen que ver con ese hecho?), es la única responsable del Holocausto y no los palestinos.
Por supuesto, Netanyahu, en su megalomanía y locura, quiere responsabilizar a los palestinos del holocausto, a raíz de la serie de ataques (con cuchillos y mediante atropellamientos), que jóvenes palestinos han estado realizando contra judíos en Jerusalén, y que ha provocado la respuesta de las fuerzas de seguridad israelíes, matando a decenas de palestinos, hiriendo a otro tanto, y llevando a cabo la consabida destrucción de las casas de los atacantes.
Esta ola de ataques se desató debido al cambio de las reglas para visitar la zona de las mezquitas en Al Aqsa, pues el gobierno israelí ahora permite también la entrada de judíos para realizar oraciones, lo que generó la oposición de la población palestina. Así también, los ataques reflejan la desesperación y frustración de una población que no tiene perspectivas de futuro, ante el avance incontenible de los asentamientos ilegales judíos en tierras palestinas, el aumento de los controles para la población (de movimiento, trabajo, ya no se diga de libre expresión y manifestación) y el continuo hostigamiento de las fuerzas de seguridad a la población de origen palestino.
El tema del holocausto es intocable para el movimiento sionista, pues se ha convertido en la piedra de toque para justificar la creación del Estado de Israel y las continuas violaciones al derecho internacional de los gobiernos israelíes.
Pero aquí vale la pena incluir las versiones de judíos que han criticado este uso del holocausto (que para muchos historiadores revisionistas, presenta aristas debatibles, por decir lo menos, pero que no pueden discutirse abiertamente, pues es ilegal cuestionar la versión "oficial" -incluso implicando prisión- en muchos países del mundo), para ilustrar este punto.
El catedrático de Historia de la Universidad de Montreal, Yakov Rabkin, en su libro Contra el Estado de Israel. Historia de la oposición judía al sionismo (Editorial Mr; Argentina; 1a. edición abril de 2008; p. 258-259), señala lo siguiente sobre la Shoá (Holocausto): "El verdugo -ya sea el faraón, Amalek o Hitler- no sería más que un agente del castigo divino, un medio indudablemente cruel de hacer que los judíos se arrepientan". En este sentido Rabkin señala que el rabino Wasserman, quien sería víctima del nazismo, afirmaba entonces que el castigo a los judíos era debido a que los sionistas estaban rindiendo pleitesía al socialismo y al nacionalismo, y ambos se unieron en el nacionalsocialismo (nazismo), para castigarlos por su idolatría.
Rabkin menciona lo siguiente."Wasserman está persuadido de que la Shoà, de la cual presiente sus alcances, no es más que un castigo por el abandono de la Torá alentado y practicado por los sionistas. Según esta lógica, mientras el proyecto sionista continúe, el pueblo judío seguirá pagando caro en vidas humanas por las transgresiones inherentes al sionismo".
Y Rabkin añade. "Así, serían los sionistas los que habrían provocado a las 'naciones' por su arrogancia...Los sionistas habrían provocado la guerra contra Hitler y su país mucho antes de la Segunda Guerra, habrían llamado a un boicot económico a Alemania y también habrían provocado la furia del dictador " (p.269).
Y de alguna manera Netanyahu no está tan alejado de la realidad, no porque haya sido el Gran Muftí el inspirador del holocausto, sino porque efectivamente sionistas y nazis tenían contemplado transferir a miles de judíos de Alemania a Palestina, como lo señala el propio Rabkin: "Poco después del advenimiento del nacionalsocialismo, los sionistas negocian un acuerdo con el gobierno de Berlín para la transferencia a Palestina de miles de judíos alemanes con todo y su capital...Tal como en sus contactos con los antisemitas en otros países, los emisarios sionistas establecieron en la Alemania nazi una colaboración fluida con las autoridades nazis, en particular con Adolfo Eichmann, quien entonces estaba a cargo de la emigración judía". (p.271)  "Todos los críticos acusan a los líderes sionistas de estar más preocupados por un futuro Estado que por la suerte corrida por los judíos en los campos de exterminio (Hecht)" (p.ididem.)...."...se acusa al movimiento sionista en su conjunto de desentenderse de la suerte corrida por los judíos de Europa, salvo cuando la Shoá podía servir a los objetivos del sionismo, y de torpedear los intentos de salvamento que no entraban en sus planes políticos. Así, los dirigentes habrían 'impedido la realización de los proyectos de inmigración de los judíos de Europa hacia otras regiones del mundo por forzarlos a emigrar hacia Palestina' (Porat 122)". (p. 273).
En este sentido, vale la pena traer a colación una obra fundamental sobre el holocausto, escrita por Norman G. Finkelstein, La Industria del Holocausto. Relfexiones sobre la explotación del sufrimiento judío (editorial Siglo XXI de España editores; 1a. edición; Mayo de 2002), en donde Finkelstein critica acremente el uso político y económico que los sionistas han hecho del holocausto: "El despliegue del Holocausto ha permitido que una de las potencias militares más temibles del mundo, con un espantoso historial en el campo de los derechos humanos, se haya convertido a sí misma en Estado 'víctima', y que el grupo étnico más poderoso de los Estados Unidos también haya adquirido el estatus de víctima. Esta engañosa victimización produce considerables dividendos; en concreto la inmunidad a la crítica, aún cuando esté más que justificada". (p.9)
Continúa Finkelstein: "Hace ya mucho tiempo, John Stuart Mill señaló que las verdades que no se someten a una revisión continua terminan por 'dejar de tener el efecto de la verdad al convertirse en falsedades a través de la exageración'....El motivo más evidente de mi ira es que esta manipulación se haya empleado para justificar la política criminal del Estado de Israel y el apoyo estadounidense a la misma...Ya va siendo hora de que abramos nuestros corazones al sufrimiento del resto de la humanidad...A la vista de los sufrimientos de los afroamericanos, los vietnamitas y los palestinos, el credo de mi madre siempre fue 'Todos somos víctimas del holocausto'". (p-12-13)
Así que la burda manipulación que Netanyahu y el sionismo internacional siguen haciendo de un hecho histórico ( y por lo mismo, sujeto a investigación y reinterpretación continuas), que afectó no sólo a los judíos de Europa, sino a millones más en los cinco continentes (la Segunda Guerra Mundial), debe ser rechazada en todo el mundo, pues sólo sirve a los intereses de un gobierno y una clase políticas en Israel, racistas, xenófobos, anti democráticos; así como a una élite de financieros, multimillonarios e ideólogos que ya no sólo defienden a Israel desde sus posiciones de poder político y económico en Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Canadá, Australia, Alemania, sino que utilizan al holocausto y al antisemitismo como pretexto y justificación para acallar cualquier crítica u oposición a su status de mando y privilegio en el mundo. La única forma de enfrentarles es a través de la verdad, la transparencia. la valentía y la perseverancia para tratar de que esta burda manipulación no siga propiciando los crímenes y la explotación despiadada que esta minoría ejecuta día a día contra la humanidad. 

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