Se debe frenar la barbarie sionista
Carlos Fazio
https://www.jornada.com.mx/2023/11/13/opinion/023a2pol
Alentado por una
ideología etnonacionalista expansionista, colonialista, mesiánica y
teocrática, el régimen sionista de Benjamin Netanyahu y su partido Likud llevan
a cabo un genocidio de manual en Gaza con la complicidad y el apoyo
militar in situ de la administración Biden y el Occidente
colectivo.
Un mes después del lanzamiento
de la Operación Inundación de Al Aqsa por grupos de la
resistencia palestina contra el ejército de ocupación israelí, los incesantes
ataques de retaliación, punitivos e indiscriminados contra la población civil y
la infraestructura edilicia −incluidos hospitales, mezquitas, escuelas, campos
de refugiados, sedes de agencias de noticias y ambulancias−, cuyo saldo
asciende ya a 11 mil personas muertas (de ellas 4 mil 500 niños y 40
periodistas), no hay explicación ética ni política a esa práctica de castigo
colectivo y exterminio que constituyen crímenes de guerra y de lesa humanidad
según el derecho internacional.
Para el filósofo italiano
Franco Bifo Berardi, la única explicación al comportamiento del
régimen de Netanyahu es la sicopatía, es decir, el sufrimiento síquico, el
deseo de sangre, el horror, la muerte, que deviene de la humillación sufrida por
el pueblo judío europeo a manos de la Alemania nazi, y que requirió una
compensación síquica que es la persecución y el exterminio del pueblo
palestino, que no tuvo nada que ver con el Holocausto.
Cabe recordar algunos datos
que se remontan al origen del Estado de Israel hace 75 años. El 4 de diciembre
de 1948, pocos meses después de que Israel declarara su independencia, The
New York Times publicó una carta en la que Albert Einstein, junto con
otras celebridades judías, incluida Hannah Arendt, al protestar por la visita a
Estados Unidos de Menahem Begin, joven líder del recién fundado partido
ultranacionalista Herut (Libertad, precursor del partido Likud conforme a la
ideología de Vladimir Jabotinsky), aseveraron que esa agrupación tenía
un enorme parecido en cuanto a su organización, métodos, filosofía
política y planteamientos sociales, a los partidos nazi y fascista. Denunciaron,
también, que Herut había sido formado por miembros y partidarios del grupo
paramilitar Irgun Zyai Leumi, banda terrorista de extrema derecha, chovinista,
famosa por sus numerosas masacres contra las comunidades árabes en Palestina
que condujeron a la Nakba, la limpieza étnica catastrófica del pueblo palestino
desde su patria histórica en 1947-1948.
Einstein, Arendt y los
intelectuales judíos pusieron como ejemplo el ataque de bandas terroristas
israelíes al poblado árabe Deir Yassin −reseñada incluso por The New
York Times el 9 de abril de 1948−, que no constituía ningún objetivo
militar y que dejó un saldo de 240 hombres, mujeres y niños muertos, donde
mantuvieron a algunos con vida para exhibirlos como prisioneros en las calles
de Jerusalén. También denunciaron que el Partido de la Libertad de Begin
predicaba entonces entre la comunidad judía una mezcla
de ultranacionalismo, misticismo religioso y superioridad racial y,
como otros partidos totalitarios, colaboró para romper huelgas y destruir
sindicatos libres, impulsando en su congreso el modelo fascista
italiano de las uniones corporativas. Y consignaron que antes de la
constitución del Estado de Israel, el Irgún y la banda Stern
implantaron el reino del terror entre la comunidad judía de Palestina, con métodos
propios de los gángster: palizas, ventanas rotas y robos generalizados,
concluyendo que a partir de su expediente histórico en Palestina, Begin y su
agrupación Herut tenían el sello inconfundible de un partido fascista para
el cual el terrorismo (contra judíos, árabes y británicos por igual) y la
mentira, son el método.
La política
de limpieza étnica de Netanyahu y el Likud (limpio de
judíos [ judenrein] decían los nazis) está inscrita en el acta
de nacimiento del Estado de Israel. Según Noam Chomsky, la doctrina militar de
atacar civiles indefensos figura en una frase del Diario de la Guerra
de Independencia de David Ben Gurión (fundador del Estado israelí),
del 1º de enero de 1948: No hay duda de si una reacción es necesaria o no.
La cuestión es sólo el momento y el lugar. Volar una casa no es suficiente. Lo
que se necesita son reacciones crueles y enérgicas. Necesitamos precisión en
tiempo, lugar y víctimas. Si conocemos a la familia (debemos) golpear sin
piedad, mujeres y niños incluidos. De lo contrario, la reacción es ineficaz. En
el lugar de la acción no es necesario distinguir entre culpables e inocentes.
A su vez, en otra carta a Eric
Gutkind (1/1/1954), reivindicándose como parte del pueblo judío, Einstein
expresó que la religión judía no adulterada es, como las demás religiones,
una encarnación de la superstición primitiva, y que para él no tenía “ningún
tipo de dignidad distinta de la de otros pueblos (…), de hecho, no es mejor que
otros grupos humanos, aunque esté protegido de los peores excesos gracias a una
falta de poder. Por lo demás, no hay nada que me haga deducir que son los
elegidos”. (En sentido inverso, es capaz de los peores excesos gracias a su
formidable poder).
Mientras instrumentalizan y
hacen un uso demagógico del antisemitismo para despreciar o estigmatizar el
antisionismo (de vivir hoy Einstein seguramente sería tildado de antisemita o
como un judío que se odia a sí mismo), los líderes del Likud hablan
abiertamente de genocidio y asesinato, mientras promueven a Israel como un
ícono de la civilización, la democracia y los derechos humanos.
Como dice Berardi, el
grupo de mafiosos corruptos que gobierna en Tel Aviv ha perdido la cabeza
y buena parte de la sociedad israelí vive una crisis sicótica con un poder de
contagio muy grande. A tal punto ha crecido la matanza, que hasta el presidente
francés Emmanuel Macron declaró a la BBC que, “ de facto, hoy los
civiles (en Gaza) son bombardeados. Bombardean y matan a bebés, mujeres y
ancianos. No hay razón ni legitimidad para ello. Así que instamos a Israel a
que se detenga” ( ergo, se lavó las manos o como dijo Nassim
Taleb, las ratas abandonan el barco).
El genocidio no debe ser
normalizado. Se debe frenar, sí, el actual tsunami de odio. La esperanza se
mantiene viva porque el pueblo palestino todavía resiste, pero necesita más
solidaridad mundial. Es la única manera para que el fantasma de Herut deje de
obsesionar a los palestinos, y para que las filosofías nazi y fascista sean
derrotadas para siempre.
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