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Zapata

sábado, 4 de noviembre de 2023

OCCIDENTE A LOS PIES DE ISRAEL Y EN MODO DE CONFRONTACIÓN TOTAL

Después del ataque de Hamas a Israel el 7 de octubre pasado[1], la previsible respuesta del gobierno de Benjamín Netanyahu ha sido devastadora, principalmente contra la población civil palestina (9500 muertos, más del 40% de ellos niños); aunque la “justificación” ha sido que el contra ataque va dirigido a destruir a Hamas.

Lo que ha resultado claro es que la “anglósfera”, es decir Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Australia, así como la mayor parte de Europa Occidental, han dado un “cheque en blanco” a Netanyahu para bombardear inmisericordemente la Franja de Gaza, en donde se concentran 2.3 millones de palestinos, lo que ya está constituyendo un genocidio.[2]

Occidente, lidereado por Estados Unidos, está dando todo su apoyo a Israel (diplomático, económico y militar), a pesar de hacer ineficaces y podríamos decir, hasta falaces llamados a que el Estado de Israel respete las leyes de la guerra y el Derecho Internacional, para evitar masacres de civiles, como las que está cometiendo.

Se ha dicho que Israel es un “aliado” de Occidente en Medio Oriente y que ahí cumple la función de apoyar las directivas de Washington en esa región.

La realidad es la contraria, Estados Unidos y Occidente, cumplen las órdenes de Tel Aviv, de apoyar sus políticas de “apartheid” en los territorios ocupados palestinos (nunca ha cumplido las resoluciones 233-38 y 242 de la ONU sobre dicho tema)[3]; jamás Occidente ha castigado a Israel por sus constantes violaciones a los derechos humanos, tanto de los palestinos en Cisjordania y Gaza, como de los palestinos-israelíes en el propio Estado de Israel; Estados Unidos ha vetado continuamente las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que condenan las violaciones al Derecho Internacional por parte de Israel; Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania tienen una colaboración militar permanente y amplia con Israel (Estados Unidos ha proveído al Estado de Israel con cerca de 200 mil millones de dólares de ayuda militar en los últimos 55 años).

Es Israel el que determina cómo, cuándo y en qué cantidades Estados Unidos y Occidente deben ayudar a los gobiernos israelíes (sin importar si son de izquierda o derecha).

Después del 9/11 toda la llamada “Guerra contra el Terror”[4] fue una cooperación multinacional dirigida a exterminar a los regímenes de Medio Oriente y Africa que Israel considera sus enemigos, y que tuvo un “éxito” parcial con la destrucción de Irak y Libia (y el asesinato de sus respectivos líderes Saddam Hussein y Muammar Qadaffi); la ocupación por 20 años, finalmente fallida, de Afganistán; el intento de destrucción de Siria y el fallido intento de derrocar a Bashar el Assad; y los continuos ataques (diplomáticos, económicos y a través de atentados) a Irán, para debilitarlo, pero buscando un pretexto para iniciar una confrontación directa de Occidente contra la teocracia iraní.

Así que es Israel el que ha determinado la relación con Occidente, y no al revés, como normalmente se caracteriza en los medios periodísticos y académicos.

Y esto es así porque los lobbys pro-Israel de Occidente[5], así como las influyentes y poderosas minorías judías de estos países, tienen un peso enorme en la política, las finanzas, los medios de comunicación y la diplomacia de dichos países; y en su gran mayoría,  apoyan incondicionalmente todo lo que haga el Estado de Israel, por lo que ese factor es el principal dato que explica el vasallaje de Occidente a los gobiernos israelíes.

Ahora Occidente ha entrado en “modo de confrontación total”, pues considera que los países que retan su hegemonía y que se han negado a aceptar sus directrices (a los que ha denominado el “eje del mal”; mientras ellos se denominan el “eje de la resistencia”) es decir Rusia, China e Irán, puedan aprovechar esta coyuntura para debilitar el poder de Occidente: Guerra estancada en Ucrania; distracción de Occidente en el frente medio oriental; disputas políticas en los Estados Unidos; creciente oposición en el mundo árabe-musulmán al genocidio contra los palestinos; protestas en los propios países occidentales contra el apoyo incondicional a Israel; rechazo en el Sur global a los crímenes de guerra que está cometiendo el gobierno de Netanyahu; y profundización en la asociación estratégica y económica entre Rusia, China e Irán.

Pero justo este tipo de coyunturas son las que aprovecha Israel para hacer avanzar su proyecto principal, que es la expulsión definitiva de todos los palestinos y el establecimiento del “Gran Israel”.

El ataque de Hamas ha abierto la posibilidad de que Israel, con ese pretexto, lance una ofensiva “final”, no sólo para destruir a Hamas, sino para expulsar a los 2.3 millones de palestinos de Gaza, mientras al mismo tiempo lleva a cabo una ofensiva contra los palestinos de Cisjordania (encabezada por los sionistas ocupantes de los territorios palestinos, que han sido armados por el propio gobierno ultraderechista de Israel); y de esa forma “terminar el trabajo” que se inició en 1948 con la “Nakba”, la catástrofe que significó la expulsión forzada de 750 mil palestinos por parte de las fuerzas armadas israelíes, para así poder apropiarse de sus territorios.[6]

Ahora el objetivo parece ser el mismo, llevar la respuesta contra Hamas hasta sus últimas consecuencias, expulsar a los palestinos hacia Egipto; lograr que Occidente convenza u obligue al gobierno egipcio a aceptar este “fait accompli” y así finalmente quedarse con la totalidad de los territorios ocupados, una vez que en Cisjordania una ofensiva final obligue también a los palestinos de esa zona a huir a Jordania.

Ni los palestinos aceptarán esta “solución final israelí”, por más que los masacren; ni Egipto o Jordania estarán en posición de subordinarse a lo que quieran Israel y Occidente; pero aún así, los sionistas y el gobierno israelí, lo van a intentar con todo lo que tienen en su arsenal, pues están convencidos de que una oportunidad como esta, para acabar de expulsar a los palestinos de sus territorios, no la van a tener en décadas.



[1] Con 1400 muertos entre civiles, soldados, policías y extranjeros en Israel y 230 o 240 rehenes llevados a Gaza por Hamas.

[2] Aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos.

[5] Así también, las generosísimas contribuciones que los multimillonarios judíos y organizaciones pro-sionistas hacen a las campañas electorales de los políticos occidentales, los condicionan en su actuar; además de operaciones de “chantaje” como las que realizó Jeffrey Epstein (trabajando para el Mossad israelí) a prominentes políticos y figuras públicas de Estados Unidos y Reino Unido.

https://www.declassifieduk.org/two-fifths-of-keir-starmers-cabinet-have-been-funded-by-pro-israel-lobbyists/

 

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