MÉXICO CONDENADO A LA MEDIOCRIDAD

Después de que el partido dominante, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), obtuvo el domingo pasado otras 4 gubernaturas en las elecciones locales celebradas ese día (perdió en dos), se ha consolidado un nuevo poder hegemónico en el país, con una coalición gobernante que ostenta 22 gubernaturas de un total de 32; mayorías simples en ambas cámaras del Congreso y la Presidencia de la República.

Para el presidente López Obrador (AMLO) es una gran noticia, pues así reafirma que su administración está siendo avalada en las urnas por los ciudadanos.

Después de 36 años de gobiernos neoliberales, que dejaron empobrecida a la mayor parte de la población y con índices altísimos de corrupción, violencia, inseguridad e impunidad, la población optó por una alternativa de centro izquierda que prometió comenzar a corregir el rumbo.

Desgraciadamente, lo que esa opción de centro izquierda ha consolidado es su poder, porque las condiciones de vida de la gran mayoría de la población mexicana siguen siendo deprimentes.

Si bien dos años de pandemia y de cierre obligado de la mayor parte de las actividades económicas pasaron factura al gobierno de AMLO, también es cierto que este gobierno, con el afán de desbaratar el andamiaje del neoliberalismo, ha acabado desmantelando buena parte de las instituciones del Estado Mexicano que con reformas prudentes y razonables, hubieran sido vehículos de transformación y cambio, como lo exige la ciudadanía.

Además, AMLO decidió que las fuerzas armadas se convirtieran en uno de los principales actores en la implementación de sus políticas públicas, lo que le ha dado a los militares y marinos un poder que no tenían desde el fin de la Revolución Mexicana, hace más de un siglo.

Para colmo, AMLO decidió que era muy costoso enfrentar directamente a los cárteles del narcotráfico y prefirió una estrategia de “dejar hacer, dejar pasar”, lo que ha envalentonado a los cárteles, que ahora dominan abiertamente numerosas regiones del país.

Así también, AMLO ha intentado romper la unidad de la oligarquía que se benefició ampliamente durante el periodo neoliberal, para lo cual atrajo a su gobierno a un grupo de grandes empresarios a los que ha concesionado obras públicas y de infraestructura, tratando así de aislar a los oligarcas opuestos a su gobierno.

AMLO ha protegido a sus cercanos de numerosos cuestionamientos acerca de su honorabilidad (como su hijo mayor o la hija de su secretario particular), e incluso en investigaciones iniciadas ya en su propia administración como la de Seguridad Alimentaria Mexicana, en donde se han confirmado desvíos por más de 10 mil millones de pesos, el presidente ha protegido a quien fuera el director de dicha instancia, Ignacio Ovalle, quien fuera su primer jefe en su larga carrera política.

Durante los procesos electorales locales y durante la campaña (iniciada por el propio AMLO) para la revocación de mandato, los funcionarios públicos del gobierno federal abiertamente participaron en favor de los candidatos de Morena y en favor de la permanencia del presidente; y en varias ocasiones utilizaron recursos públicos para ello, violando así flagrantemente la ley. Y, sin embargo, no fueron sancionados.

La constante que se advierte es que la ley sólo se aplica si sirve a los intereses de AMLO y su coalición gobernante, y se desestima si no les es útil. Así actuaba el viejo régimen del nacionalismo revolucionario (1929-1982) y los gobiernos neoliberales (1982-2018).

La concentración del poder en la rama Ejecutiva se está consolidando nuevamente, después de que por décadas, las oposiciones tanto de derecha como izquierda lucharon por acotar el poder desmedido de los presidentes.

Y nuevamente, como en la época del partido hegemónico, PRI, ahora Morena quiere también controlar a las instituciones electorales que durante 3 décadas se han ido construyendo para darles credibilidad a los procesos electorales, con el objetivo de consumar su dominio sobre las principales instituciones políticas del país, con lo que el retroceso a tiempos oscuros, que se pensaba ya superados, estará de vuelta nuevamente.

Que todo cambie para que todo siga igual.