Dos mitos electorales: programas sociales y ‘el nuevo PRI’
La
existencia de programas sociales influye, pero ni lejanamente es determinante
del sentido del voto de los ciudadanos.
Enrique
Quintana
junio 10,
2022
Se ha
convertido en un lugar común el señalamiento de que los programas
sociales son determinantes en un voto favorable a Morena.
Y también se
dice con cierta frecuencia que Morena se va a convertir en el ‘nuevo
PRI’.
Ninguna de
las dos afirmaciones es correcta.
De acuerdo
con la información que resultó de las encuestas de salida levantadas por El
Financiero el domingo pasado, la existencia de programas sociales influye, pero ni
lejanamente es determinante del sentido del voto de los ciudadanos.
De acuerdo
con la información recogida, en tres de los estados en los que hubo
elección, 45 por ciento de los electores o sus familias recibe
programas sociales del gobierno: Oaxaca, Durango y Tamaulipas.
En
Aguascalientes los recibe solo 36 por ciento; en Quintana Roo, 38 por ciento; y
en Hidalgo, 40 por ciento.
Pero al
preguntar la razón del voto, solo en Oaxaca el factor más
relevante fue el gobierno de López Obrador.
En cuatro
estados, Aguascalientes, Tamaulipas, Hidalgo y Quintana Roo, el
factor que más pesó fue el candidato. En Durango, lo que más contó
fue el partido.
El gasto
en desarrollo social ha crecido a una tasa anual real de
3.1 por ciento en este sexenio, lo que es positivo, pero está lejos de ser
espectacular.
En los seis
años del gobierno de Peña el ritmo medio de crecimiento fue de 1.4 por ciento
anual en promedio, cifra menor pero tampoco distante de la actual
administración.
La clave no
es el volumen sino el hecho de que estos apoyos se personalizan como si
fueran dádivas presidenciales.
Pero, ni aun
así son suficientes para determinar el voto.
Algo que
también se ha escuchado de manera cada vez más frecuente es que Morena
se está convirtiendo en el ‘nuevo PRI’, en el sentido de que podría
monopolizar el poder por décadas, marginando a la competencia de otros
partidos.
Permítame
explicarle por qué considero que no es correcta la analogía.
Una de las
claves de la permanencia del PRI era su capacidad para renovar las
élites en el poder cada seis años.
Hoy, la
principal fuerza de Morena radica en la presencia de su líder y fundador,
Andrés Manuel López Obrador.
Hasta ahora,
Morena no parece el partido que sea capaz de institucionalizarse como
lo hizo en su tiempo el Partido Nacional Revolucionario (PNR), que acabó
convirtiéndose en el PRI.
La otra gran
diferencia es la sociedad. La hegemonía priista correspondió a una
sociedad rural que gradualmente se movió a la urbanización y modernización.
Hoy, con la heterogeneidad
que tenemos en el país es inimaginable pensar en una
hegemonía como la del PRI.
Morena es
más bien otro ejemplo de los partidos que han surgido por la crisis de las
fuerzas políticas tradicionales, pero que probablemente se disolverá cuando las
coyunturas cambien.
El PRI basó
su fuerza en los sectores que componían su maquinaria política: sindicatos,
organizaciones campesinas y grupos populares. Al principio (cuando aún no se
llamaba PRI) incluso integró a un sector militar.
Morena no
tiene esas bases sólidas que además de darle institucionalidad son clave para la
permanencia.
Las
expectativas de triunfo en 2024 pueden apoyarse solo
parcialmente en los programas sociales. Es mucho más importante, a mi
parecer, la presencia de López Obrador.
Los triunfos
electorales estatales que le han llevado a gobernar en más de 20 estados pueden
distorsionar la realidad a escala nacional.
Los resultados
federales de 2021 mostraron que, si la oposición encuentra un candidato
o candidatos que resulten atractivos, darían lugar a una competencia política
mucho más intensa y a una composición diferente tanto del Congreso como en el
futuro de los gobiernos estatales.
Nos hemos
concentrado en la perspectiva de la Presidencia, pero si Morena y aliados no
tuvieran mayoría absoluta en las dos cámaras del Congreso, la realidad política
a partir de 2024 sería muy diferente, aun si ganara Morena.
Así que,
cuidado con las generalizaciones.
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